En el mes de enero que está a punto de comenzar el banco central de EEUU iniciará la reducción de los estímulos monetarios que, por un valor cercano a los cinco billones (trillion) de dólares, ha estado aplicando desde marzo de 2020 a la economía de su país con el fin de mantenerla en buena forma mientras durara la pandemia de la Covid-19.

Después de que se cumplan los dos años justos del inicio de esos estímulos (es decir, a partir del próximo mes de abril) ya no habrá más compras de deuda pública ni de cédulas hipotecarias por parte del banco central de EEUU. Además, a lo largo del año 2022, se supone, por las pistas que ha dado la Reserva Federal, que habrá tres subidas de tipos de interés, a las que añadir otras tres más en 2023 y dos adicionales en 2024. Si toda esa expectativa, anunciada de forma expresa o tácita por la Reserva Federal se cumple finalmente, ¿cuál será la evolución de las Bolsas norteamericanas?

El pronóstico, en esta ocasión, tiene un buen precedente en que inspirarse: los años 2013 a 2015, años para los que se anunció, como ahora, que la Reserva Federal reduciría los estímulos monetarios hasta dejarlos a cero (lo que se conoce en el mundo financiero con el anglicismo tapering) y en que se produjo la primera subida del tipo de interés oficial de referencia, tras haberlo mantenido entre 0% y 0,25% durante seis años (entre 2009 y 2015). Tres años después (diciembre de 2018) ese tipo de interés había subido hasta el 2,25%.

La Bolsa de EEUU subió, en dientes de sierra, a lo largo del primer año del tapering (2014) y se mantuvo sin dirección, y con fuertes caídas de vez en cuando, durante el siguiente año (2015) en cuyo mes de diciembre se produjo la primera subida de tipos de interés desde el 0,25% al 0,50%.

De modo que, desde que la Reserva Federal iniciara la reducción gradual de los estímulos monetarios, se habían sucedido dos años en los que, en el primero, la Bolsa de EEUU (S&P 500) había subido un 11% y en el segundo había retrocedido un 0,72%. El saldo de los dos primeros años tras la reducción de los estímulos fue, pues, de una subida de las Bolsas del 10,5%.

Con esta comparación tan sencilla entre dos procesos de retirada de los estímulos diferentes, uno del pasado y otro señalado ya con sus características más importantes para el futuro, se llega a una conclusión bastante clara: a un +11% en dos años es a lo máximo que se puede aspirar como revalorización de las Bolsas de EEUU (representadas por el índice S&P 500) para los años 2022 y 2023, pues el ritmo al que va a proceder la Reserva Federal esta vez es, en apariencia, considerablemente más rápido de lo que lo fue en el período 2014-2015.

En efecto, en esta ocasión la reducción de los estímulos va a ser más acelerada pues se completará en tres meses en lugar de hacerlo en 10 meses como en 2014, y se aplicarán, según la opinión que hoy tiene el comité que toma estas decisiones (el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal) tres subidas de tipos de interés ya en 2022, mientras que en el primer tapering la primera subida de tipos se produjo 14 meses después de terminarse la reducción de los estímulos (o, lo que es lo mismo, dos años después de haberla iniciado).

No obstante, puede que esa apariencia de mayor rapidez en la subida de tipos de interés, no sea tal, haciendo un par de hipótesis razonables. Si la Reserva Federal mantuviera lo que hoy es la opinión de los componentes de su comité decisorio (lo que probablemente no ocurrirá: la naturaleza humana es mudable y los miembros del comité irán cambiando de opinión) y si cada subida de tipos de interés fuera de 0,25% (como lo fue entre diciembre de 2015 y diciembre de 2018) dentro de tres años el tipo de referencia de la Reserva Federal para el mercado interbancario a un día se situaría en 2,25%, que es donde estaba a finales de 2018.

Es decir, que, con la información de la que disponemos hoy, aunque la subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal vaya a iniciarse comparativamente antes que en 2014-2015, se desarrollará después de manera algo más lenta y estará en niveles parecidos a como estuvo entonces al cabo de los tres años de iniciarse la subida de tipos.

Con todo y con eso, si tomamos como referencia el inicio del tapering, la subida de tipos de interés se tomó entonces cinco años completos (entre enero de 2014 y diciembre de 2018) para subir de 0,25% a 2,25%, mientras que esa misma subida parece que se producirá ahora en solo tres años.

Por lo que la situación se presenta en este momento financieramente algo más restrictiva para las Bolsas de lo que lo fue al inicio del período 2014-2018. De ahí la conclusión ya mencionada de que a lo más que pueden aspirar las Bolsas norteamericanas, representadas por el índice S&P 500, es a un 11% de subida a dos años vista. Una revalorización que, además, estará plagada de sobresaltos.

¿Hay que tomarse al pie de la letra todo lo anterior? No. Lo comentado es una guía de la que la evolución de las Bolsas no debería apartarse demasiado (dada la importancia que para ellas tienen la liquidez y los tipos de interés) pero, obviamente, vendrán otros acontecimientos a perturbar algo que parece tan claramente diseñado. En 2014-2015 esos acontecimientos imprevistos fueron, sobre todo, las dos devaluaciones del yuan renminbi por las autoridades chinas junto a los problemas del Deutsche Bank. En esta ocasión no sería nada extraño que las sorpresas vinieran de China también.