Se habla mucho estos días de la oportunidad histórica que tiene España con los fondos europeos. Pero la Unión Europea está alucinada con nuestro país. Y no es para menos. Tenemos un tren de futuro cargadito de dinero que quiere pasar por aquí y unos cuantos políticos han bloqueado la vía para que se marche a Polonia y República Checa. En un vagón trae fondos públicos de Europa, pero en la locomotora viaja dinero privado. Y ahí está. Estancado desde hace cuatro años.

España tiene el segundo yacimiento de litio más importante de la UE enterrado en un impresionante paraje en Cáceres, junto al Santuario de la Virgen de la Montaña. El Green Deal europeo pasa por esta materia prima que ha sido bautizada como el oro blanco del siglo XXI y se utiliza para las baterías de los coches eléctricos, de los teléfonos móviles y para las energías renovables.

La oportunidad es evidente y, ahora que en La Moncloa andan desmenuzando proyectos empresariales para presentar a la Comisión Europea, el equipo de Iván Redondo ha visto clara la apuesta.

El alcalde de Cáceres, Luis Salaya.

El alcalde de Cáceres, Luis Salaya.

El yacimiento de San José Valdeflórez (Cáceres), además de ser rico en litio, es el más accesible de Europa. Un grupo australiano, Infinity Lithium, asociado con Sacyr lleva años esperando para comenzar a extraer el mineral y construir a dos kilómetros de la mina una planta industrial para transformarlo en hidróxido de litio.

Este es un componente esencial para las baterías recargables de ion-litio y en particular, para las que utilizan los vehículos eléctricos.

Teniendo en cuenta el coste logístico de la industria de la automoción, si España lograra tener aquí la mina se abriría una gran puerta para traer la producción de coches eléctricos por la que están peleando Emmanuel Macron y Angela Merkel dentro de la estrategia de localizar esa industria en territorio de la Unión Europea.

Cuenta ya para ello (sin esperar a 2021) con el respaldo de fondos europeos. Valdeflórez es estratégico para la Comisión Europea, que ha invertido en este proyecto a través de Inno Energy, un ente de colaboración público privada que pertenece al European Institute of Innovation and Technology (EIT) de la UE.

Pero el proyecto está bloqueado por la política local. Y con ello, sus fondos.

Se oponen al plan los socialistas Luis Salaya (alcalde de Cáceres) y Guillermo Fernández Vara. Ambos cuentan con el respaldo del Partido Popular a su 'no es no'. Y con una plataforma, Salvemos la Montaña, que no anda falta de recursos.

Luis Salaya, Manuel Manrique, Guillermo Fernández Vara, David Valls, Elena Nevado y Teresa Ribera.

Luis Salaya, Manuel Manrique, Guillermo Fernández Vara, David Valls, Elena Nevado y Teresa Ribera.

Esta es la historia. En 2015, la Junta de Extremadura recién reconquistada por el PSOE abrió un concurso público en busca de un inversor para explorar el yacimiento. Meses después, otorgó dos permisos a Tecnología Extremeña del Litio para comenzar la investigación.

Se iniciaron los trabajos, pero la Junta tuvo que retrotraer esos permisos porque no habían sido concedidos conforme a la regulación vigente. Seguridad jurídica made in Spain.

Con una promesa de crear 1.000 puestos de trabajo directos e indirectos en Cáceres y una inversión inicial de 280 millones de euros, la exalcaldesa de la ciudad, Elena Nevado (PP), respaldó en privado y en público la iniciativa. Hasta diciembre de 2018.

La regidora fue llamada al orden en Mérida y, con las elecciones de 2019 a la vista, el entonces presidente del partido en Extremadura, José Antonio Monago, expresó su rotundo rechazo al proyecto en una rueda de prensa.

El sucesor de Nevado en el Ayuntamiento, Salaya -que también veía claro hasta entonces que el litio era una oportunidad-, cambió su parecer y se alió con el PP y Unidas Podemos en la batalla contra la mina. Los tres partidos llegaron a portar la misma pancarta en una gran manifestación en Cáceres en la que Ciudadanos no quiso estar presente.

Desde entonces, el proyecto está bloqueado. Ante el lío político, Manuel Manrique (presidente de Sacyr), que tenía el control del proyecto a través de la participación de una filial en Tecnología Española del Litio, decidió reducir el peso de Sacyr en el consorcio. Quiso evitar así el desgaste en Extremadura por un negocio que no era estratégico para el grupo de infraestructuras.

Los australianos tomaron el control, pero David Valls (su country manager en España) no ha logrado volver a sentarse con la Junta para hablar del proyecto y hacer una oferta de regeneración medioambiental y servicios para que el valle siga siendo un lugar de recreo para los cacereños.

Sí hay quien ha hecho negocio con este bloqueo al litio: los propietarios de medio centenar de espectaculares chalets construidos en el suelo rústico sobre el que estaría la mina. Los que se manifestaron con las pancartas de Salvemos la Montaña no eran precisamente los extremeños de menos recursos.

Para que que los australianos puedan empezar a trabajar, el Ayuntamiento tiene que modificar la clasificación del suelo rústico para que pase a ser de uso industrial. Pero el PSOE extremeño se niega.

Mientras, a media hora de Valdeflórez, en Cañaveral (también Cáceres), otro grupo de inversores privados extremeños y andaluces ha conseguido el apoyo del consistorio para comenzar a investigar otro yacimiento de litio. 

En el terreno que antes ocupaba la mina de las Navas ha aparecido oro blanco y Lithium Iberia lo está ya analizando con la idea de abrir otra mina con una planta industrial química para transformarlo en el material de alto valor añadido que utilizan los fabricantes de baterías de coches o de teléfonos móviles.

Se trata de un yacimiento con peor acceso, pero también valioso y que avanza a buen paso porque no cuenta con el rechazo social que ha generado el de los inversores foráneos.

Infinity Lithium es un grupo que cotiza en bolsa. No ha sido bien recibido en Cáceres. Sin embargo, cuenta con el respaldo de inversores internacionales que quieren comprar los bonos verdes que emita si logra sacar adelante el proyecto. También tiene el apoyo de Teresa Ribera.

De hecho, hace dos semanas, el Ministerio de Transición Ecológica lanzó un mensaje en la línea de apoyar el proyecto al afirmar que quiere apostar por la creación de cadenas de valor industrial en España. La vicepresidenta es, además, firme defensora del litio.

El Gobierno central y la Comisión Europea quieren mediar con la Junta y el Ayuntamiento para que reciban a los australianos y escuchen su oferta de regeneración ambiental e inversión social. Su proyecto no es un asunto local, sino que es un asunto estratégico para España y para la UE.

Mientras Infinity espera a ser recibido por la Junta y el Ayuntamiento, nuestros socios de Europa del Este están empezando a explotar sus yacimientos. De hecho, han comenzado a construir plantas industriales para explotar los fondos que la UE va a liberar en el marco de la European Battery Alliance.

En Madrid, Pedro Sánchez necesita proyectos verdes estratégicos y consistentes para Europa si quiere gastar hasta el último euro de los fondos, como ha prometido. Tiene aquí una oportunidad de oro. Pero tendrá que poner orden dentro de su partido.

ATENTOS A...

Italia está ganando terreno a España en la competencia que ambos países siempre han tenido a la hora de captar inversión internacional. La mejor imagen en la gestión de la pandemia que está trasladando el Gobierno de Giuseppe Conte frente al de Pedro Sánchez está siendo comentada en el mundo de los fondos de inversión, según fuentes financieras.

Giuseppe Conte y Pedro Sánchez.

Giuseppe Conte y Pedro Sánchez.

Curiosamente, el hecho de que la prima de riesgo de Italia sea superior a la de España también está aportando ventajas al país transalpino en el mundo financiero. Comprar su deuda pública es más rentable que comprar la española y con el BCE dispuesto a poner todo el arsenal necesario para sostener los bonos soberanos de los países del euro, adquirir papel italiano se ha convertido en una opción más apetecible para los inversores extranjeros.