Con el coronavirus golpeando con fuerza a la sanidad y a la economía estadounidense, el doctor Harvey V. Fineberg, presidente del consejo de la Science Philanthropy Alliance, ha publicado esta semana una hoja de ruta para que EEUU controle la pandemia en el plazo de 10 semanas y pueda retomar la actividad económica.

El artículo, publicado en el semanario The New England Journal of Medicine, recoge el guante del discurso bélico que también ha adoptado Donald Trump para referirse al coronavirus y afirma que estamos "ante una guerra en la que tenemos que luchar para ganar".

Una "batalla" para la que hacen falta mascarillas y respiradores para atender a los enfermos, pero también test de diagnóstico para contener su expansión y poder retomar la actividad económica.

Esta semana ha llegado a España procedente de China un segundo lote de test rápidos que están siendo validados por el Ministerio de Sanidad tras el fiasco de los test defectuosos que compró el Gobierno y luego tuvo que devolver. Contar con el número suficiente de pruebas diagnósticas -probablemente, combinadas con los polémicos controles de geolocalización- es un paso indispensable para acabar con el confinamiento que dura ya casi cuatro semanas para las familias que comenzaron a quedarse en casa con el cierre de los colegios de la Comunidad de Madrid.

En un artículo titulado Diez semanas para aplastar la curva, el doctor establece una estrategia bélica en seis puntos. El primero, que el presidente fije un mando único para dirigir la batalla. El segundo, lograr "millones de pruebas de diagnóstico", no con el fin de hacer test a toda la población, pero sí a todos aquellos que presenten síntomas.

El tercer paso es dotar a todos los hospitales de todo lo que sea necesario para tratar a los enfermos. Y el cuarto, aplicado a España, esconde la clave para sacar a la economía de la "hibernación" en la que entró el pasado lunes. La revista médica de Massachusetts propone diferenciar a la población en cinco grupos distintos: los infectados, los posiblemente infectados, los expuestos al virus, los que desconocen si han pasado o no la enfermedad y los recuperados, que son ya inmunes al Covid-19.

Así podría organizarse un plan sanitario para cuidar de los más graves, aislar a aquellos que tengan que pasar la cuarentena y permitir que vuelvan a la normalidad los ciudadanos que son inmunes. De este modo, se podría retomar de forma segura y gradual la actividad económica que sostiene el empleo de los millones de personas que permanecen confinadas, concluye el doctor.

El problema es que, para ello, hacen falta millones de lotes de test rápidos y pruebas diagnósticas, una carencia en la que España debería centrar sus esfuerzos en los próximos días. Sólo así podrá abrir la puerta de las casas que lleva a lo que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, describió como un "pasillo" hacia la normalidad. Un corredor por el que parte de la sociedad española comenzará a andar -si nada cambia- después de Semana Santa.

Para comenzar a andar por el 'pasillo' hacia la normalidad hacen falta millones de lotes de test rápidos

El doctor estadounidense señala dos puntos más: movilizar a la sociedad -algo que España ya ha hecho con éxito- y llevar a cabo una investigación "en tiempo real" sobre el contagio del virus para poder determinar qué espacios se pueden abrir y qué personas pueden socializar.

Este punto sería vital para establecer si pueden reabrir los colegios, algo esencial para que muchos padres puedan volver a trabajar en caso de que la sanidad les permita retomar sus actividades.

Con esta estrategia bélica, el doctor Harvey V. Fineberg ve posible que EEUU gane la "batalla" al virus en 10 semanas. España ya lleva tres de confinamiento en estado de alarma. Nos quedarían siete semanas más por delante, un calendario que encaja en los escenarios que han venido dibujando Miguel Sebastián y Juan Ignacio Crespo en los análisis con los que anticiparon que la cuarentena de Asia tendría que imitarse en España. 

Entre las semanas de hibernación y las semanas a medio gas de la economía será un trimestre demoledor en términos de PIB. Harán falta, más que nunca, unos Pactos de la Moncloa, para que la sociedad española pueda digerir el dramático escenario económico que dejará esta "guerra" en la que no se ha podido velar a las víctimas. Otra cosa es que este Gobierno esté en condiciones de liderar ese gran acuerdo.