La vivienda cada vez aprieta más a las familias.

La vivienda cada vez aprieta más a las familias. E.E.

Observatorio de la vivienda

La vivienda fuerza al ayuno: una de cada tres familias renuncia a la carne y el pescado para poder pagar el alquiler o la hipoteca

El 31% de hogares hipotecados y el 51% en alquiler tienen carencias materiales que van desde retrasos en pagos hasta problemas para comer pollo.

Más información: Se necesita acelerar un 60% la construcción y llevarla a un ritmo no visto desde 2008 para empezar a aliviar la vivienda 

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Las claves

El encarecimiento de la vivienda ha llevado a un tercio de las familias a renunciar a alimentos básicos como carne y pescado para poder pagar el alquiler o la hipoteca.

El gasto en vivienda representa ya un tercio del presupuesto familiar anual, superando al de alimentación, y causando dificultades para llegar a fin de mes.

La falta de construcción y el incremento de demanda han generado un déficit de entre 400.000 y 450.000 viviendas, según el Banco de España.

Para aliviar el mercado de la vivienda, se necesitaría aumentar la construcción en un 60% y solucionar la escasez de 700.000 trabajadores en el sector.

El desbocado encarecimiento de la vivienda empieza a ahogar a las familias. Los precios de compra se han disparado un 46% en los últimos cinco años; los de alquiler, al menos un 27%, y sus consecuencias sobre los hogares son ya notorias.

Un tercio de las familias que están hipotecadas y hasta la mitad de las que viven de alquiler ya no pueden permitirse, por ejemplo, comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días o calentar la casa.

Son sólo dos de las carencias que experimentan cada vez más hogares que pagan cuotas, bien al banco o bien al casero, por su vivienda, según datos del INE. Se confirma así la apertura de una nueva brecha de desigualdad relacionada directamente con la crisis inmobiliaria que atraviesa España.

Las carencias: pero, ¿qué se considera carencias? Las opciones quedan definidas en la citada encuesta por el propio INE, que baraja nueve situaciones muy heterogéneas.

  • De no tener lavadora a retrasarse en el pago del recibo. Estas son solo dos de las posibles carencias que pueden afrontar estas familias o, por ejemplo, ver imposible afrontar gastos imprevistos de hasta 650 euros.
  • También son 'carencias' contempladas en el estudio no poder comer  carne, pollo o pescado al menos cada dos días, mantener la vivienda con una temperatura adecuada o tener un coche.
  • Se incluye no tener teléfono, un televisor o irse de vacaciones al menos una semana al año. Finalmente, el INE considera que hay carencias cuando la familia tiene retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda, desde hipoteca hasta recibos del gas.

A tener en cuenta: el número de hogares hipotecados o que pagan alquiler que tienen dos, tres y hasta cuatro problemas de esa lista de forma simultánea se ha disparado en los últimos años.

  • En 2024, el año más reciente que analiza el INE, el 31% de los hogares con hipoteca tienen al menos dos carencias; en 2018 era el 25%.
  • El 16% de hogares hipotecados tiene carencias en al menos tres conceptos, cuatro puntos más que en 2018.
  • El porcentaje de familias con hasta cuatro carencias sube casi tres puntos y está ya en el 6,7%.
  • La presión en alquiler es aún mayor. En este caso la evolución de hogares con dos carencias ha sido del 44% en 2018 al 51% en 2024.
  • El 33% de hogares en este régimen tienen al menos tres carencias –once puntos más que en 2018– y el 18,6% registra problemas en cuatro apartados, ocho puntos más.

Gasto familiar: con independencia del número de carencias, lo cierto es que de forma general nada presiona más los bolsillos de las familias españolas que la vivienda, lo que hace que un aumento en esta rúbrica dispare las dificultades para llegar a fin de mes.

En análisis de los presupuestos familiares lo refleja. Un tercio del gasto anual medio de cada hogar se destina ya a pagar la casa y sus gastos (electricidad o agua). Es el doble de lo que se emplea en el siguiente apartado, alimentación.

Cómo se ha llegado hasta aquí: una combinación de factores explica esta espiral, aunque el déficit de vivienda es señalado por especialistas del sector como el gran desencadenante.

  • España frenó bruscamente la construcción de vivienda tras el estallido de la burbuja en 2008 y no empezó a recuperarla –tímidamente– hasta 2015.
  • Pero en todo ese tiempo no han dejado de crecer los hogares. En parte al cambio en los modelos de familias, con menos miembros, pero también por el aumento de población. Sobre todo inmigrante.
  • Entre el último trimestre de 2019 y el segundo de este año, la población española se ha incrementado en unos 2 millones de personas, de las que 1,8 millones eran extranjeras.
  • La falta de construcción y aumento de demanda ha generado un déficit que, según el Banco de España, se cifra actualmente entre las 400.000 y las 450.000 viviendas.
  • Por si fuera poco, las políticas de vivienda no han acompañado. Existe reticencia a liberalizar suelo para nueva construcción. Las de alquiler se han centrado en imponer costes y limitaciones al propietario, blindando al inquilino. 

Llegan los precios imposibles: La fuerte demanda ha llevado a los precios de la vivienda al alza y generado un efecto dominó en todo el mercado inmobiliario, convertido en una olla a presión.

  • Ante la falta de la obra nueva, quien busca casa se ha lanzado al mercado de vivienda usada, que encadena récords. En el segundo trimestre subió un 12,8% interanual.
  • Si esta opción se vuelve también inasumible, queda el mercado de alquiler, sumido en su propia espiral alcista por la demanda y también por la presión de otras opciones, como pisos turísticos, que han mermado la oferta.
  • Además, la política del Gobierno en materia de alquiler ha eliminado buena parte del mercado de viviendas ofertadas. 
  • Asumir las elevadas cuotas de alquiler complica el ahorro de los inquilinos, imprescindible si algún día quieren ser propietarios: se necesita ahorrar el 30% del valor de la vivienda.
  • La edad media para comprar primera vivienda en España se ha ido retrasando y se sitúa ya en 41 años.

Los bolsillos no resisten: no sólo la vivienda ha apretado las economías. También el rally de la inflación en 2022 ha hecho mella en los bolsillos, sin que los salarios hayan subido al mismo ritmo.

  • Acelerados por los efectos de la guerra en Ucrania, los precios han crecido desde 2019 más de un 21%. La cesta de la compra se ha encarecido casi un 40% en ese tiempo.
  • Los sueldos no han podido seguir este ritmo. Según la información pública más reciente (que llega hasta 2023), la media salarial ha crecido solo un 14,9% (hasta los 28.049 euros brutos al año).
  • Al no poder compensarse la subida de precios se ha producido una pérdida del poder adquisitivo, más peligrosa para quien afronta hipoteca o alquiler.

La trampa: ante el atolladero, muchas familias han optado por buscar casa lejos de los centros urbanos, pero la periferia guarda sus propios desafíos.

  • Más gasto en transporte. El ahorro obtenido al marcharse a un municipio más lejano implica gastar más tiempo y recursos en desplazamiento.
  • También suelen ser viviendas en peores condiciones, según remarca Enrique Martín, director asociado de Fundación AFI Emilio Ontiveros y experto en Vivienda.
  • Esto puede implicar un mayor gasto, por ejemplo, en calefacción ante un aislamiento ineficiente.

¿Hay solución? Es la pregunta del millón y nadie se atreve a dar respuesta. El consenso es que se necesitarán años para empezar a equilibrar oferta y demanda, pero hay muchos retos para lograrlo.

  • Se calcula que para empezar a darle algún alivio al mercado de la vivienda habría que acelerar el actual ritmo de construcción un 60%, hasta niveles no vistos desde 2008.
  • Además, faltan 700.000 nuevos trabajadores de la construcción, según estimaciones de la patronal del sector. La escasez de mano de obra empieza a ser un dolor de cabeza.
  • Las promotoras demandan que se libere más suelo y, sobre todo, que se agilicen los trámites administrativos.
  • También claman por un pacto de Estado porque el problema de la vivienda, aseguran, tardará varias legislaturas en ser resuelto.
  • A corto plazo sería necesario impulsar cambios en las políticas de alquiler vivienda que permitan sacar a mercado la oferta embalsada que existe en este momento. De este modo, los propietarios se animarían a alquilar haciendo que los precios se reduzcan.