Tren Avril.

Tren Avril. EUROPA PRESS

Observatorio de la movilidad

Sin noticias de los últimos tres trenes Avril: Renfe no sabe cuándo los recibirá y Talgo guarda silencio

El retraso acumulado supera los tres años. El fabricante también lleva demora en la entrega de 13 unidades de la serie 107.

Más información: Renfe reduce a 5 euros el precio de los billetes a menores de 14 años en sus trenes Avlo para competir con Ouigo

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Las claves

Renfe aún espera la entrega de tres trenes Avril del pedido de 30 unidades a Talgo, sin fecha prevista de entrega ni información clara por parte del fabricante.

El retraso en la entrega de los trenes Avril ha llevado a Renfe a imponer una multa de 116 millones de euros a Talgo, además de afectar la operativa prevista en rutas nacionales e internacionales.

Talgo también tiene pendiente la entrega de 13 trenes de la serie 107, cuyo retraso podría conllevar nuevas sanciones, mientras Renfe busca homologación para operar en Francia.

Talgo afronta una junta extraordinaria clave para aprobar la nueva estructura accionarial y la cofinanciación de su deuda, en un contexto de cambios accionariales y necesidad de reestructuración.

La relación entre Talgo y Renfe empeora por momentos. El fabricante acumula un retraso de más de tres años en la entrega del pedido de los 30 trenes del modelo 106, conocidos como Avril. Todavía quedan por entregar tres unidades.

El problema es que no hay fecha. Fuentes de Renfe confirman que faltan estos tres trenes, pero que no tienen información ni fecha prevista para su entrega.

Por su parte, Talgo tampoco aclara la situación de estos tres convoyes. Se escuda en que no dan información sobre sus proyectos.

El fabricante deja la pelota en el tejado de Renfe para que sea su cliente el que dé una información que aseguran no tener.

Los últimos tres trenes Avril entregados entraron en funcionamiento en junio de este año en el corredor ferroviario de alta velocidad Galicia-Madrid.

En total, Renfe dispone de 27 trenes Avril en su flota del pedido de 30 realizado a Talgo.

Pero una cosa es tenerlos y otra es que todos estén en circulación.

En septiembre el operador público se vio obligado a retirar el servicio de Avlo en la ruta entre Madrid y Barcelona por problemas de fisuras en sus trenes Avril.

Un incidente más que se suma a los muchos que desde abril de 2024 —fecha en la que empezó la entrega de este modelo— se han producido. Y es que este modelo se ha convertido en toda una pesadilla para Renfe.

La mayoría de estos trenes se están destinando a cubrir la alta velocidad en Galicia. Los últimos recibidos sustituyeron a algunos modelos de Alvia.

Se trata de uno distinto al que planificó Renfe en un inicio. De los trenes que faltaban por recibir, el operador público tenía previsto dedicar algunos a su operativa en Francia.

De hecho, estaba pendiente de homologar el modelo 106 en el país vecino.

Sin embargo, su desarrollo se ha visto paralizado “ante las dificultades y retrasos sucesivos que está sufriendo el despliegue de su oferta de servicios de alta velocidad en Francia”, según alertó la compañía hace unos meses.

Sanción

La entrega de los 30 trenes Avril acumula, por tanto, un retraso de varios años. Retraso que llevó a Renfe a interponer una multa de 116 millones de euros a Talgo.

La sanción, además, llegó a convertirse en un escollo para la entrada definitiva en el fabricante del consorcio vasco liderado por Sidenor. Algo que finalmente se ha producido.

¿Y los Avril 107?

Pero la relación entre Talgo y Renfe va camino de empeorar más aún. ¿Por qué?

Talgo también tiene que entregar 13 trenes de la serie 107, un proyecto que va con retraso. Tendrían que haber llegado en 2024.

Recientemente, el Ministerio de Transportes aseguró que todavía estaban esperándolos y advirtió de posibles nuevas sanciones a Talgo por este retraso.

Cabe recordar que Renfe compró 26 cabezas motrices para trenes de alta velocidad, por un importe de 204 millones de euros. Estas cabezas motrices permitirán a Renfe formar trenes AVE con las composiciones de coches Talgo.

Talgo se encarga también de la transformación de los tren hotel en la nueva serie 107, el modelo hermano del Avril.

El contrato, por 103 millones de euros, incluye el mantenimiento integral de 13 composiciones de coches transformados, con opción a seis composiciones de coches adicionales.

Junta de Talgo

En paralelo a los problemas de las entregas, Talgo afronta este viernes una junta extraordinaria clave, en la que se somete a votación la nueva estructura accionarial de la empresa y la cofinanciación de su deuda, dos condiciones clave para asegurar su supervivencia.

Todo viene precedido de la compra al fondo Trilantic de un 29,7% del capital por parte del consorcio que lidera el industrial vasco, José Antonio Jainaga, por 156,6 millones de euros, junto al fondo Finkatuz, del Gobierno Vasco, y las fundaciones Vital y BBVA.

Tras esa compra, la junta debe ratificar una ampliación de capital de 45 millones por parte de la SEPI (7,88% de la empresa) y la emisión de 105 millones en bonos convertibles, de los que 30 millones serán suscritos por la propia SEPI y los restantes 75 millones por otro grupo de inversores vascos.

Ese refuerzo de capital se complementa con un acuerdo con la banca acreedora para cofinanciar 770 millones de euros, 650 millones sindicados con el aval de Cesce y 120 millones de circulante. La aseguradora pública abre además otra línea de avales por 500 millones.

A nivel operativo, sólo se va a decidir la reducción del consejo a ocho miembros, para adaptarlo a un tamaño más operativo y acorde con las decisiones importantes que habrá que tomar en esta nueva etapa.

Ya no habrá nadie de Trilantic en ese órgano. No obstante, la junta no tiene previsto adoptar por el momento nuevas decisiones sobre la cúpula directiva hasta primeros del año que viene.

Carlos de Palacio seguirá siendo presidente. Pero se espera el diseño de una nueva estructura directiva en 2026, con caras nuevas, capaz de sacar a la compañía de los números rojos acumulados hasta septiembre.

Cuentan para ello con una cartera de pedidos de más de 4.800 millones, que puede llegar a 7.000 a medida que la empresa se consolide en esta nueva estructura accionarial.

La clave pasa por aumentar su capacidad industrial y evitar más dilaciones en las entregas con costes millonarios.