Infraestructura de distribución de gas.

Infraestructura de distribución de gas.

Observatorio de la Energía

El gas encara su gran reforma retributiva tras un recorte de 2.000 millones en seis años y un sector en estado crítico

La CNMC dará los primeros pasos para la actualización del marco económico que regirá las actividades reguladas del sistema gasista entre 2027 y 2032.

Más información: Tambores de guerra en el sector eléctrico: la CNMC se enroca en su plan para redes y dispara la tensión con las distribuidoras

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Las claves

El sector del gas en España enfrenta una nueva reforma retributiva tras un recorte de más de 2.000 millones de euros durante el periodo 2021-2026.

La CNMC prepara un nuevo ciclo económico para las actividades reguladas del sistema gasista, vigente desde 2027 hasta 2032, con cambios que podrían afectar al transporte y la distribución de gas.

El recorte retributivo anterior, sumado a la inflación y la caída de la demanda, ha impactado negativamente en empresas como Enagás, Nedgia y Nortegas, llevando incluso a la presentación de un ERE.

La reforma es crucial para integrar gases renovables como el biometano e hidrógeno verde en las redes gasistas, un área donde España está rezagada en comparación con otros países europeos.

El sector del gas encara su gran reforma en uno de los momentos más delicados de su historia reciente. Mientras la pugna por la retribución eléctrica enfrenta a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) con gigantes como Iberdrola y Endesa, en el horizonte ya se perfila la otra profunda renovación energética: la de las redes gasistas.

La CNMC debe dar ya los primeros pasos para la actualización del marco económico que regirá las actividades reguladas del sistema gasista durante el periodo 2027-2032. Una propuesta para el nuevo ciclo que verá la luz a finales de 2025 o en los primeros meses de 2026.

Esta revisión retributiva llega cuando las empresas arrastran las heridas de la última reforma, 2021-2026, que supuso un recorte de más de 2.000 millones de euros en seis años, según cifran fuentes del sector energético a EL ESPAÑOL-Invertia.

Aquel tijeretazo no fue menor. Golpeó al transporte y la regasificación, con Enagás como afectada. Y también impactó en la distribución, donde compañías como Nedgia (Naturgy), Redexis, Nortegas, Madrileña Red de Gas, Red de gas de Extremadura, Gasificadora Regional Canaria y Domus Mil Natural han visto erosionada su rentabilidad y, en muchos casos, tensionada su capacidad de inversión.

El ciclo regulatorio vigente 2021-2026 ha terminado generando un impacto mucho más profundo del inicialmente previsto por el regulador. Según fuentes del sector, el recorte real ha superado en más de 300 millones la cifra teórica estimada en 2020.

¿El motivo? Cuando la CNMC elaboró el actual plan, las previsiones macroeconómicas apuntaban a un crecimiento sostenido de la demanda de gas, en un contexto de previsiones de PIB creciente.

Pero la realidad fue distinta: la inflación acumulada desde entonces, en torno al 20%, ha disparado los costes operativos. Además, la demanda de gas en España ha caído un 17% desde 2021. Todo ello motivado por factores exógenos como la pandemia, la guerra en Ucrania y cambios en los patrones de consumo energético.

En el sector gasista, la retribución de las empresas depende del tipo de actividad. En el caso del transporte de gas, que incluye las grandes tuberías y las plantas de regasificación, los ingresos se calculan en función de la tasa de retribución financiera (actualmente fijada en el 5,44%).

Esto garantiza una rentabilidad estable ligada al valor de los activos, independientemente de la cantidad de gas transportado.

Por el contrario, la distribución de gas, que lleva el suministro a hogares y empresas, se rige por un modelo paramétrico. La retribución se calcula a partir de parámetros como número de clientes, extensión de la red, costes operativos y volumen distribuido, lo que permite equilibrar ingresos y costes según la evolución del sector.

Este sistema paramétrico transfiere el riesgo a las empresas, por lo que resulta fundamental garantizar unos ingresos mínimos para que las distribuidoras puedan mantener sus operaciones y asegurar el suministro.

Lo cierto es que el recorte aplicado ha generado estragos conocidos en las cuentas del sector. En los últimos cinco años, Enagás, Nedgia, Redexis, Nortegas o Madrileña Red de Gas han ido registrando año a año caídas en sus ingresos y sus beneficios.

Redexis incluso presentó en 2024 un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectó a buena parte de su plantilla, en respuesta al deterioro financiero causado por la menor retribución y el descenso de la demanda.

Además, varias distribuidoras han recurrido las penalizaciones de la CNMC por incumplir los ratios de endeudamiento, alegando que la situación actual del sector les impide ajustarse a los estrictos requisitos de deuda establecidos por la normativa financiera. Esta circunstancia les ha generado también nuevas tensiones en sus cuentas.

No obstante, a diferencia del sector eléctrico, donde la guerra por la retribución ha estallado, el sector gasista mantiene una actitud dialogante con la CNMC, a la espera de que comience a preparar el nuevo esquema retributivo y se sienten a valorar la situación.

Pasos de la próxima revisión

La CNMC empezará la próxima revisión del sistema gasista con la aprobación de la metodología para transporte y regasificación. Después se fijarán los parámetros para la distribución, basados en indicadores como puntos de suministro, kilómetros de red y volumen de gas, determinando así los ingresos de cada distribuidora.

El marco retributivo 2027–2032 se espera entre finales de 2025 y principios de 2026, para entrar en vigor el 1 de enero de 2027 y reemplazar el ciclo actual 2021–2026. Antes, la CNMC publicará una evaluación del modelo vigente (algo que no se ha hecho hasta el momento).

En el ciclo anterior, la tramitación de gas y electricidad generó dificultades en las audiencias. Para el nuevo periodo, se prevé escalar los procesos y evitar problemas administrativos y de consulta pública.

La retribución de las infraestructuras gasistas en España se sitúa entre las más bajas de Europa, tanto en términos de demanda atendida como de puntos de suministro.

Mientras que países como Alemania, Francia o Italia garantizan ingresos regulados más elevados por infraestructura y cliente, en España la retribución ha ido recortándose de forma progresiva en los últimos años.

El papel de los gases renovables

Esta situación dificulta la incorporación de tecnologías inteligentes, soluciones digitales y sistemas de flexibilidad, elementos esenciales para integrar gases renovables y gestionar la creciente complejidad de la transición energética.

La red de gas, tradicionalmente diseñada para transportar gas fósil, se enfrenta ahora al reto de adaptarse para integrar biometano e hidrógeno verde.

Países como Alemania y Francia han impulsado políticas para favorecer la producción e inyección de gas verde, adaptando sus redes y marcos regulatorios para facilitar la inversión en nuevas infraestructuras y aumentar la capacidad tecnológica.

España, pese a contar con el tercer mayor potencial de biometano de Europa y una red gasista moderna, queda rezagada en el desarrollo del gas verde frente a Alemania, Dinamarca o Francia.

Por ello, la próxima reforma no solo será decisiva para el futuro financiero del sector gasista, sino también para determinar el papel que jugará la infraestructura actual en la transición hacia energías más limpias.