Cultivo afectado por la sequía en la provincia de León

Cultivo afectado por la sequía en la provincia de León César Sánchez ICAL

Distribución

El agro, una actividad de riesgo: el capital asegurado acumula ocho años de récord y supera ya los 16.000 M€

Los cultivos buscan protegerse, pero los precios o las diferencias en las subvenciones de pólizas hacen que la cobertura sea desigual.

21 mayo, 2023 02:40

La sequía que asfixia al 80% del campo español se traducirá en 300 millones en indemnizaciones. Es lo que espera pagar Agroseguro, pero la factura total por daños será mayor: la escasez de agua es solo un riesgo más en el campo, donde heladas o pedriscos también se han vuelto más devastadores con el cambio climático, y ante los que se busca una protección a través de pólizas que ya es de récord.

El capital asegurado lleva ocho años en máximos, llegando a superar por primera vez en 2022 los 16.000 millones. Es una cantidad que ha crecido un 41% desde 2013, un periodo en el que los siniestros registrados han crecido por su parte un 67%.

En 2022 se contaron 1,67 millones de siniestros agrarios, que se tradujeron a su vez en 806 millones de euros pagados por los seguros. De esa cantidad, la mayor partida se fue a frutales (245,5 millones), pecuarios (158,5 millones) y herbáceos (138,7 millones) que resultaron afectados sobre todo por las heladas (220 millones en indemnizaciones), pedrisco (128 millones) y sequía (118 millones).

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Ese era el último récord. Hasta este año. "A cierre de 2023 estimamos unos 900 millones en indemnizaciones en total. De esos, 300 serán solo para sequía y herbáceos", expone a este periódico Sergio de Andrés, director general de Agroseguro.

Nunca antes se había contado el siniestro de tal magnitud en los herbáceos, como cereal, trigo o cebada, que ascenderá 1,5 millones de hectáreas. Es el 70% de la superficie asegurada de este cultivo. 

Golpes climáticos

Le sorprende también los récords de capital asegurado. "Estamos ahora en el pico más alto de los 43 años de historia de seguro. La percepción del agricultor cada vez es mayor con respecto del riesgo climático, y los eventos climáticos son cada vez más potentes".

En 2022 fueron las heladas y la sequía; en 2021, Filomena (entre 60 y 80 millones en indemnizaciones); en 2019, una dana que dejó 38.000 hectáreas siniestradas; en 2018, una indemnización récord de 284 millones por pedrisco; en 2017, una sequía que supuso 227 millones de indemnizaciones y una helada con 43.200 hectáreas siniestradas.

Y sin embargo, la superficie cubierta está lejos de ser mayoritaria. COAG cifra lo asegurado en un 25% del total de la producción de nuestro país, cruzando los datos de superficie total cultivada y lo que está protegido mediante pólizas.

No obstante, fuentes del sector subrayan que no todas las tierras se consideran susceptibles de ser aseguradas: el cultivo debe ser la actividad económica principal de su titular, por ejemplo. Una cuestión que, consideran, hace que ese 25% no sea exacto.

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Además, la situación varía mucho según lo que se trabaje. Así, el 100% del plátano de Canarias está asegurado; mientras que en herbáceos hay grandes saltos por comunidades autónomas: el 60% de Castilla y León está asegurado, mientras que en Andalucía ronda el 30%. Finalmente, el menos protegido es el olivar: apenas un 7% del total nacional está cubierto.

¿Por qué este desfase si los golpes climáticos son cada vez más duros? Las posibles explicaciones van desde la percepción del riesgo al precio de las diferentes primas, así como su franquicia.

Seguros caros

También son determinantes las subvenciones tanto de las comunidades autónomas como del Gobierno, que arrojan resultados muy diferentes por territorios. Una cuestión que acaba de volver a la actualidad con el anuncio del Ejecutivo de aumentar su subvención hasta el máximo que permite la UE, el 70%. Esto después de elevar su partida en los PGE de este año para los seguros agrarios.

"Los seguros agrarios, por su propia naturaleza, ya que son mucho más catastróficos que un seguro de hogar o un seguro de coche, tienen un coste mayor", admite De Andrés.

¿Cuánto significa mayor? Depende del tipo de cobertura y del cultivo que se proteja, esto es, de su valor. Los más caros con los que cuenta Agroseguro tiene enorme desfase: los frutales suponen 1.000 euros por hectárea, mientras que el de herbáceos rondan de media nacional entre 20 y 25 euros por hectárea. 

La diferencia se explica por el valor de la producción que contiene esa hectárea. Los frutales son considerados de alto valor, incluyendo fruta de hueso y de pepitas, que acaba por ser muy superior al rendimiento que se obtiene de una hectárea de herbáceos.

Campos de cultivo afectados por la sequía

Campos de cultivo afectados por la sequía Concha Ortega Ical

Mientras, asegurar una hectárea de olivar cuesta en promedio entre 16 y 18 euros. Son en todos los casos cifras que se obtienen una vez se descuenta la subvención a las pólizas. Es decir, lo que acaba pagando el agricultor. 

Esas subvenciones son las que aplican el Gobierno central y los ejecutivos autonómicos. No todos los territorios las aplican de igual forma, lo que implica que no todos los agricultores del mismo cultivo se lancen de la misma forma a buscar primas.

La franquicia

Así se explican, por ejemplo, las diferencias en el aseguramiento de herbáceos de Castilla y León y Andalucía, donde no se aplican las subvenciones en el momento de firmar la póliza, si no meses más tarde.

También influyen las franquicias, señalada Pedro García, responsable de seguros agrarios de COAG. En el caso de los herbáceos, los más afectados por la sequía en lo que va de campaña, está fijada en el 30%. 

Es decir, si un agricultor tiene un daño del 80% de su producción, el seguro cubre un 50%. Si contrata una póliza que contemple varios escenarios de riesgo, la prima puede elevarse hasta considerar que no compensa lo que al final le repondría en caso de siniestro.

"El agricultor no concibe que con la cobertura que quiere poner no llegue en muchos casos ni a la mitad de la producción que esperaba tener. Al final esto provoca que el agricultor lo vea como una herramienta que no le vale".