Quema de un campo de mandarinas como protesta contra los precios injustos. EE

Quema de un campo de mandarinas como protesta contra los "precios injustos". EE

Distribución

La guerra provoca una crisis sin precedentes en la naranja: se venden a solo un tercio de sus costes de producción

AVA Asaja denuncia que pagan al agricultor "entre 10 y 12 céntimos por kilo de fruta, lo mismo que cuesta una bolsa de plástico en el supermercado".

16 abril, 2022 04:28
Valencia

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La crisis en la que ya se encontraba el sector citrícola, en particular el de determinadas variedades de naranja y mandarina producidas en la Comunidad Valenciana, se ha visto seriamente agravada con la guerra de Rusia en Ucrania. Las sanciones contra el invasor, así como la desaparición del mercado ucraniano y la caída del consumo en toda Europa derivada del conflicto, han derivado en un exceso de producto para un mercado más pequeño, que empuja sobremanera los precios a la baja.

"Si ya estábamos mal, ahora es un auténtico desastre", resume a El Español-Invertia Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores AVA-Asaja. "Están llegando a pagar solo una tercera parte de los gastos, una ruina que hacía muchísimos años que no se veía", lamenta.

Según precisa, a pesar de las leyes que impiden compraventas a pérdidas para el agricultor, les están ofreciendo "solo un tercio de los costes de producción". "Nos dan hasta 10 y 12 céntimos por kilo" frente a los "a partir de 24 y 25 céntimos que cuestan de producir", precisa.

El representante de los agricultores expone que tal circunstancia se está produciendo con variedades de naranja como Navel Lane, Navel Powell o Navel Barnfield, así como con las mandarinas Nadorcott, Tango y Orri -esta última en menor medida-.

"Es terrible, se trata de un precio casi como el que paga la industria", destaca. Se refiere a los alrededor de 8 céntimos por kilo que se abona por naranjas en mal estado o recogidas del suelo para, por ejemplo, la elaboración de zumos. "Ofrecen casi lo mismo por naranjas de primera calidad que por el producto residual", denuncia.

El golpe de Sudáfrica

Aguado expone que la naranja española compite en este apretado mercado europeo con la procedente de otros países productores como Turquía, Egipto y Marruecos. Y que todo ello coincide con otros dos factores adversos: la consumación del Brexit y la cada vez mayor coincidencia en el mercado con el abultado producto sudafricano.

Reino Unido, junto a Francia y Alemania, es uno de los grandes mercados europeos, pero su salida de la política comunitaria le permite ahora priorizar más el factor precio y renunciar a comprar con las garantías fitosanitarias que encarecen la naranja valenciana. "Se lo pueden permitir, porque son una isla en la que no se cultiva y no les preocupa la llegada de plagas. Esto nos ha hecho mucho daño", expone Aguado.

Reino Unido es, precisamente, uno de los grandes compradores de naranja sudafricana. "Este país es una gran potencia productora. Tradicionalmente hemos vendido en temporadas distintas, ya que ellos producen durante nuestro verano. Pero sus variedades tardías coinciden cada vez más en el tiempo con nuestras tempranas, y nos está también haciendo mucho daño", relata.

Naranjas valencianas. EE

Naranjas valencianas. EE

Según Aguado, "el acuerdo firmado entre Europa y Sudáfrica fue una puñalada trapera". "Ha cambiado muchísimo el escenario desde que se firmó aquello, sus variedades de entonces no tienen nada que ver con las de hoy. Se ha tomado alguna medida. Parece que se les va a exigir exportar en frío a Europa, algo que ni siquiera estaban haciendo. Pero no va a ser suficiente para compensar el daño que nos hace", explica.

El escenario descrito, unido a "la nueva Política Agrícola Común (PAC), mucho más restrictiva y exigente en la producción, que supone un mayor gasto en productos químicos", está "desincentivando más todavía la producción agrícola".

"A los agricultores que mantenían la actividad con un margen muy estrecho por amor a la profesión se les está empujando a abandonarla, por no hablar de las nuevas generaciones, que ya no estaban entrando en el campo", lamenta.

Ante la "desastrosa campaña" de este año, los agricultores han protagonizado importantes movilizaciones. Una de sus críticas más visuales ha sido comparar el coste de producto con el de los envases. "Cuesta más una bolsa de plástico que un kilo de naranjas", exclama el sector.