Contenedores de mercancías en el muelle de descarga del Puerto de Barcelona.

Contenedores de mercancías en el muelle de descarga del Puerto de Barcelona. Europa Press

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Las empresas españolas tantean fabricar en EEUU o en países fuera de la UE para esquivar los aranceles de Trump

Algunas firmas están en condiciones de producir sus productos en otros países con gravámenes inferiores a los que la Casa Blanca quiere imponer a la UE.

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El 1 de agosto está marcado en rojo en el calendario para las empresas españolas. Es el día en el que pueden entrar en vigor los aranceles con los que Estados Unidos (EEUU) ha amenazado a la Unión Europea (UE).

Si finalmente la Casa Blanca impone las tasas, las compañías nacionales podrían esquivarlas acabando con el made in Spain, es decir, elaborando los productos tanto en EEUU como quiere su presidente, Donald Trumpcomo en otros países con aranceles menos lesivos.

"Desde una perspectiva arancelaria, sí podría ser un efecto directo que los fabricantes españoles decidan elaborar sus productos en otros países que sufran aranceles inferiores a los que Estados Unidos puede imponer a la Unión Europea", explican desde KPMG.

De esta forma, las empresas españolas que tengan capacidad para hacerlo podrían producir en Reino Unido, país que sufre aranceles del 10% para las exportaciones a Estados Unidos, aquellos bienes destinados al mercado estadounidense.

Desde KPMG recomiendan "siempre prestar especial atención a las normas que determinan el origen aduanero de los productos". Porque no vale simplemente con trasladar los bienes de un país a otro para que el origen cambie.

Sin caer en el fraude

"La falta de conocimientos arancelarios y asesoramiento puede dar lugar a que los exportadores opten por transportar el bien a un determinado país al que Estados Unidos haya impuesto un arancel más bajo y hacerlo llegar desde allí al mercado norteamericano", subrayan.

Pero "esta estrategia para mitigar los aranceles, además de no cumplir con las reglas establecidas para la determinación del origen, podría ser un ejemplo burdo de fraude".

Para las autoridades aduaneras, tanto de la UE como de Estados Unidos, este tipo de desviaciones y fraudes suelen ser fáciles de detectar con las bases de datos y los sistemas de obtención de información de los que disponen.

Con las estadísticas de comercio internacional, "fácilmente detectarían, por ejemplo, que un país antes no exportaba un determinado producto o en unos determinados volúmenes y ahora es un gran exportador de esos bienes".

Y viceversa. Se puede dar el caso de que "un país exportador claro de ese mismo producto que sufre aranceles altos impuestos por EEUU ha dejado de serlo".

En su Guía práctica para responder a los aranceles de Estados Unidos, KPMG resalta que "se considera que el país de origen de un bien es aquel en el que experimente una transformación sustancial". Muchos acuerdos establecen que el valor añadido local debe alcanzar un mínimo, por ejemplo, al menos el 40% o 60% del valor final.

En cualquier caso, en su guía práctica, la consultora desgrana consejos para mitigar el impacto de los aranceles por parte de Estados Unidos, como revisar los contratos entre exportador e importador.

En la misma línea, la firma indica que "se debe identificar de forma correcta el valor, la clasificación o el país de origen de los productos en aras de optimizar los aranceles que se tienen que pagar y evitar riesgos, siempre respetando el cumplimiento de la regulación aduanera del país".

Un arancel para España

Aunque no ha vuelto a referirse a ello, en junio, Trump amenazó directamente a España con "hacerle pagar el doble" en aranceles como reacción a la negativa del Gobierno español a comprometerse a elevar el gasto en defensa al 5% del PIB.

En una rueda de prensa tras la cumbre de la OTAN, el republicano advirtió de que cuando EEUU negocie un acuerdo comercial con España, "le haremos pagar el doble" y agregó que la economía española "podría verse arrasada si algo ocurre".

En KPMG opinan que la Casa Blanca, si quisiera, podría materializar su amenaza, a pesar de que los organismos internacionales y las reglas acordadas a tal efecto lo impidan.

"Dada la situación de parálisis en la resolución de conflictos en la que se encuentran algunos organismos como la OMC, hace que, en la práctica, sí pueda suceder que tengan efectividad posibles medidas de EEUU consistentes en aplicar aranceles diferentes", explican.

Esto ya ocurrió durante el primer mandato de Trump, cuando el magnate impuso aranceles distintos para diferentes productos y países, no sólo para España.

Entonces, la Administración estadounidense gravó de forma especial a algunas galletas de origen británico, a la aceituna negra española o a determinada maquinaria alemana.