Ambiente en la Playa de las Canteras el día del comienzo del invierno.

Ambiente en la Playa de las Canteras el día del comienzo del invierno. Europa Press

Macroeconomía

Las Palmas, Castellón y Almería son las provincias en las que menos ha aumentado la riqueza de su población en este siglo

En dos décadas el PIB per cápita de España casi se ha duplicado, pero las cifras revelan un país todavía partido.

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Las claves

Las Palmas, Castellón y Almería son las provincias donde menos ha crecido el PIB per cápita desde 2000, con aumentos entre el 57% y el 59%.

Mientras el PIB per cápita nacional casi se ha duplicado, en estas provincias el crecimiento ha sido unos 35 puntos inferior al promedio español.

La economía de estas zonas se apoya en turismo, construcción y servicios, sectores con menor productividad y salarios que la industria o servicios avanzados.

Madrid lidera el PIB per cápita, con 42.639 euros en 2023 y un crecimiento del 101% desde 2000, mientras provincias del interior han experimentado fuertes incrementos por la convergencia económica.

Las Palmas, Castellón y Almería son las provincias en las que menos ha aumentado la riqueza de su población en este siglo: su PIB per cápita ha crecido entre un 57% y un 59% desde el año 2000, frente a casi un 94% en el conjunto de España.

Dicho de otra forma, mientras que, de media, en España el PIB por habitante casi se ha duplicado, estos tres territorios han avanzado a medio gas.

El cálculo procede de los datos oficiales de la Contabilidad Regional de España, cuya última información disponible a nivel provincial llega precisamente hasta 2023.​

En números absolutos, desde que comenzó el siglo, el PIB per cápita nacional ha pasado de 15.968 a 30.976 euros. El salto es del 93,98%.​

En ese mismo periodo, el aumento del PIB per cápita de Las Palmas se ha quedado en un 57,17%. El de Castellón se ha incrementado un 57,43% y el de Almería, un 58,65%. Es decir, unos 35 puntos por debajo del ritmo del país.​

En euros la situación es similar. Castellón ha pasado de 18.402 a 28.971; Las Palmas, de 15.521 a 24.395, y Almería, de 15.192 a 24.103. Son subidas importantes, pero mucho más cortas que las de provincias del interior, que partían de niveles muy modestos y que hoy se mueven en cifras similares o incluso superiores.​

Mientras tanto, la Comunidad de Madrid roza los 42.639 euros por habitante en 2023, a la cabeza del país. Se sitúa por delante de provincias como Álava, Guipúzcoa o Vizcaya, que también se sitúan claramente por encima de la media.

El dato de Madrid –región uniprovincial– prácticamente dobla el de Las Palmas o Almería.

El ranking contrario, es decir, el de las provincias cuya población más se ha enriquecido desde el 2000, aparecen Ourense, con un incremento del PIB per cápita del 162,3%; Cáceres, con una subida del 151,2%, y Lugo, con un aumento del 144,8%.

Todas ellas partían muy por debajo de la media nacional y hoy se acercan al promedio español, tras más que duplicar su nivel de riqueza por habitante.​

Este patrón encaja con la idea de convergencia: los territorios que arrancan desde niveles más bajos pueden crecer más deprisa porque tienen más margen.

Además, una parte importante del ajuste se produce vía población: en muchas provincias del interior la población se ha estancado o incluso ha disminuido, de modo que, aunque el PIB total apenas avance, el PIB por habitante mejora al repartirse entre menos residentes.

El resultado es una remontada silenciosa. El Noroeste y varias provincias del interior han aprovechado las dos últimas décadas para recortar distancias, según muestran los datos recopilados por el INE.

Sol y playa

En el lado opuesto, Las Palmas, Castellón y Almería son el símbolo de un modelo que genera mucha actividad, pero menos riqueza por cabeza de lo que podría sugerir la imagen de playas o polígonos llenos.​

Son territorios donde el PIB crece y la población también, de modo que la riqueza adicional se diluye entre más habitantes y el dato per cápita avanza con mucha menos energía que la media del país.​

En las islas y en buena parte del Mediterráneo pesa un patrón económico muy apoyado en el turismo de masas, la construcción y servicios ligados al consumo, actividades con productividad y salarios más bajos que la industria o los servicios avanzados.​

La llegada de inmigración laboral, jubilados y nuevos residentes extranjeros aumenta la base poblacional y sostiene la actividad, pero dificulta que el PIB por habitante crezca al mismo ritmo que en territorios con menos presión demográfica.​

Madrid y el norte industrial

Mientras el interior refleja el proceso de recuperación, Madrid y el eje del Ebro muestran cómo se afianza el liderazgo de las áreas más dinámicas.

La comunidad madrileña combina el PIB per cápita más alto de España en 2023 (42.639 euros) con un crecimiento del 101,34% desde 2000.

La mejora, superior a la media nacional, se apoya en el efecto capitalidad, la concentración de sedes corporativas, el sector financiero y los servicios avanzados.​

El norte industrial también muestra una notable resistencia. Álava supera los 41.756 euros por habitante; Navarra alcanza los 36.987; y Zaragoza, los 34.859.

Su ventaja se sostiene en una mezcla de industria, logística y cadenas de valor complejas que permiten mantener salarios medios más altos y un crecimiento de la productividad más sólido que en las economías más dependientes del turismo estacional.​