Ilustración sobre el trabajo migrante.

Ilustración sobre el trabajo migrante. Arte EE

Macroeconomía

España recibirá 875.000 trabajadores inmigrantes más hasta 2027 en pleno frenazo del PIB, que caerá hasta el 1,7%

La AIReF y Funcas señalan que el flujo migratorio podría desacelerarse en los próximos años debido al encarecimiento de la vivienda.

Más información: Más de la mitad de los empleos creados en la última década son ocupados por inmigrantes de primera y segunda generación

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Las claves

España prevé recibir 875.000 trabajadores inmigrantes entre 2025 y 2027, un 20% menos que en el trienio anterior, debido principalmente a la dificultad de acceso a la vivienda.

El crecimiento económico se desacelerará, con un PIB estimado del 1,7% en 2027, influido por la ralentización de la llegada de inmigrantes.

Los trabajadores extranjeros representan un pilar esencial en sectores como hostelería, agricultura y servicios domésticos, aunque su empleo se concentra mayoritariamente en puestos de baja cualificación y salarios bajos.

La inmigración ha sido clave en el aumento del consumo y la creación de hogares, compensando el envejecimiento poblacional y la baja natalidad en España.

La inmigración es y seguirá siendo uno de los motores de la economía española, pero el ritmo de crecimiento de llegadas de trabajadores extranjeros se moderará en los próximos años, lastrando la evolución del producto interior bruto (PIB).

Según las previsiones de Funcas, entre 2025 y 2027 la población activa extranjera crecerá en 875.000 personas, frente a los 1.080.000 del trienio anterior. Es decir, el ritmo de llegadas de trabajadores migrantes se reducirá un 20%.

El servicio de estudios de las antiguas cajas de ahorro explica esta futura ralentización “por la dificultad de encontrar una vivienda”.

Ese “shock demográfico que va perdiendo vigor” es uno de los factores que llevan a los expertos de Funcas a situar el crecimiento económico de 2027 en el 1,7%.

El crecimiento esperado para 2027 es dos décimas inferior al que el think tank prevé para 2026 y que es del 1,9%.

7,05 millones de extranjeros

En total, España cuenta con 49,3 millones de habitantes, de los cuales 7,05 millones son extranjeros, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de julio.

Desde que comenzó el año, esta población se ha incrementado en 294.094 personas, un 4,5% más que a cierre de 2024.

Entre los colectivos más numerosos se encuentran los marroquíes (920.693), rumanos (620.463) y colombianos (587.477), aunque la diversidad de la población migrante abarca más de 190 nacionalidades.

Este perfil heterogéneo refleja la importancia de la inmigración en distintos ámbitos del mercado laboral español y su impacto sobre la estructura demográfica del país.

3,1 millones de afiliados

Sin embargo, se observa una concentración en empleos de bajo valor añadido y menor cualificación.

De los 3,1 millones de afiliados extranjeros que hay en España, un récord histórico según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, casi el 19% trabaja en la hostelería.

Asimismo, el 12,6% trabaja en comercio y reparación de vehículos; el 10,4%, en actividades administrativas y servicios auxiliares, y el 9%, en construcción.

Otros sectores con presencia significativa de trabajadores extranjeros son el sistema especial agrario (8,6%) y el sistema especial del hogar (5,5%).

En algunos casos, los migrantes representan hasta tres o cuatro de cada diez empleados, como ocurre en hostelería, agricultura o empleos domésticos.

Salarios bajos

La distribución laboral de los extranjeros se refleja también en los salarios.

Según datos del INE de 2023, los sueldos brutos más bajos se concentran precisamente en algunas de las actividades que en mayor medida desarrolla la población extranjera, como son los empleos domésticos (1.014,5 euros), hostelería (1.455,9) y agricultura y ganadería (1.561,6).

La menor remuneración media de los trabajadores extranjeros limita su poder adquisitivo.

Sin embargo, su presencia sigue siendo esencial, ya que impulsa la creación de nuevos hogares y dinamiza el consumo interno, especialmente en bienes y servicios básicos vinculados al día a día de la población.

La formación de la población activa extranjera también condiciona el tipo de empleo que ocupan. Un 43,8% tiene estudios bajos, un 29,2% medios y solo un 27% altos.

La menor cualificación aumenta la dependencia de estos colectivos de empleos específicos, lo que a su vez refuerza su papel en sectores donde la demanda de mano de obra es constante, aunque poco especializada.

Importancia para España

A pesar de ello, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) recalca que la población extranjera y de doble nacionalidad ha explicado más de un tercio del crecimiento del PIB registrado entre 2022 y 2024.

La institución calcula que España ganará unos 600.000 migrantes durante el ejercicio actual, cifra un 50% superior a la prevista en marzo.

Los flujos migratorios son una de las razones que ha llevado a la Autoridad a mejorar sus previsiones de crecimiento para 2026. Ahora espera una expansión del 2,1% en el próximo ejercicio, frente al 1,7% anterior.

La llegada de inmigrantes conlleva “un impulso notable a la demanda interna”, visible tanto en el consumo privado como en el comportamiento del mercado laboral.

Por ejemplo, la creación de 190.000 nuevos hogares entre finales de 2024 y mediados de 2025 asociados a la migración ha elevado el gasto de las familias, contribuyendo a la expansión de sectores como la alimentación, el transporte, las telecomunicaciones y la energía.

El crecimiento del empleo también depende de la inmigración. Desde 2022, los trabajadores extranjeros aportan 1 punto porcentual al crecimiento de la población activa y los de doble nacionalidad, 0,5 puntos.

La contribución de los trabajadores españoles es más moderada, de 0,1 puntos de media.

Esta diferencia refleja la relevancia del colectivo inmigrante para mantener la fuerza laboral necesaria en un país que sufre el envejecimiento de la población y la baja natalidad.

Con todo, la AIReF espera que la llegada neta de población extranjera sea de 290.000 personas más allá de 2025. Es decir, estima que el flujo caiga a la mitad.

No descarta que “el buen momento cíclico de la economía española y el comportamiento del mercado de trabajo podrían atraer un mayor número de inmigrantes de lo esperado”.

No obstante, en línea con Funcas, advierte de que “el incremento de los precios de la vivienda en propiedad y del alquiler en las ciudades donde se concentra la inmigración (Madrid, Barcelona, Valencia), puede suponer un freno”.