La productividad española se ha quedado bajo mínimos en las últimas dos décadas.
El ‘cohete’ trucado del PIB: 600.000 inmigrantes copan el 75% de los empleos nuevos con baja productividad
En una economía basada en el trabajo intensivo del turismo, con un 4% al alza en los costes laborales y un 10,4% de paro, elevar la productividad es una tarea hercúlea.
Más información: La productividad acumula seis meses de caídas con los salarios subiendo un 3% y anticipa otra guerra entre CEOE y sindicatos.
La economía española es la que más crece en la UE. Es también de las que presenta un mayor nivel de subida entre los países más avanzados. Sin embargo, presenta un agujero negro difícil de saldar por el momento: la productividad, que tiende a la baja y acumula casi dos décadas de estancamiento.
España crea empleo y crece, pero eso no quiere decir que se trabaje con la eficacia y el nivel tecnológico que se necesita. Todavía es necesario apuntalar un crecimiento dependiente del turismo y, sobre todo, de la llegada de inmigrantes.
Los datos de Contabilidad Nacional sobre el PIB del tercer trimestre delataban una caída de cuatro décimas en la productividad, tanto en el cálculo por hora trabajada como en la que contempla el total de los factores (PTF), que son las dos formas básicas de medirla.
Un ritmo de crecimiento del 2,8% en el PIB hasta septiembre y casi 22,4 millones de ocupados no parecen haber servido para mejorar el valor añadido del trabajo que se genera en España.
Un descenso anunciado: entidades como la Airef o Funcas, entre otras instituciones, ya avisan de que este año los trabajadores españoles no serán más productivos, más bien al revés. Eso es una mala señal si tenemos en cuenta que el PIB tiende a la baja desde 2026 y hasta 2030.
- La Airef alerta del "sorprendente" incremento de inmigrantes que han llegado a España para ocupar mano de obra intensiva en 2025. Serán 600.000 más.
- El 75% de los nuevos empleos son ocupados por foráneos, tanto en el sector turístico como en los servicios y la construcción. Son puestos con pocas opciones de mejorar su formación o añadir factores que aprovechen mejor el valor añadido de su actividad.
- El efecto de los Fondos Next Generation en la inversión, el empleo industrial y la digitalización no se deja sentir. Funcas lo considera "decepcionante", a falta de un año para que se acaben las ayudas a fondo perdido.
- Desde 2022, el turismo es el culpable del 45% del crecimiento de la economía. Supone ya el 13,2% del PIB y sigue al alza frente a una industria que lleva demasiado tiempo sin pasar del 14%.
Lo que dicen los expertos: El Observatorio de la Productividad de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), que lleva años estudiando este parámetro, han alertado de un giro a la baja que se prolongará hasta final de año.
- Ambas instituciones admiten que ha habido una mejora de la inversión industrial, pero sostienen que no ha sido suficiente para elevar la productividad. Lo que en 2024 fueron crecimientos anuales superiores al 1%, en este 2025 se han desplomado.
- La situación sólo puede mejorar si viene acompañada de más formación, tecnología, inversión en intangibles o calidad institucional. Son factores que van más allá de la producción y el empleo pero que mejoran la calidad y la productividad de un país.
- Del lado positivo: entidades como CESCE o Equipo Económico destacan que España ha logrado por primera vez que el valor de la exportación de servicios no turísticos (ingeniería, telecos, tecnología, finanzas, transporte o propiedad intelectual) supere al de los servicios turísticos.
- Del lado negativo: mientras en España haya más de un 10% de paro y las empresas medianas no logren cubrir los 155.000 empleos cualificados que necesitan, la productividad no mejorará.
- Según un estudio previo del Consejo, otros países con más tasa de empleo, sí lo logran: la productividad española por hora trabajada en 2024 era el 64% de la de Alemania, el 63% de la de Francia y el 81% de la de Italia.
Reducción de jornada: El empeño de la ministra de Trabajo de obligar por ley a una reducción de jornada a 37,5 horas a la semana puede ser una bomba de relojería contra la productividad.
Desde su bancada política se asegura que con menos horas de trabajo y el PIB al alza, la productividaddebe aumentar un 1% anual. Pero los expertos consultados advierten de que "no se puede limitar ese cálculo a una simple cuenta".
- Los analistas han advertido del riesgo de la reducción de jornada por leyy, puesto que limita a 7,5 horas al día el tiempo de trabajo. Algo que en el resto de Europa está casi en desuso.
- Frente a ello, desde la parte empresarial se reclama la flexibilidad necesaria para encauzar la reducción paulatina de la jornada laboral, que ya está en una media de 38,2 horas. Piden hacerlo a través de la negociación colectiva y sin la rigidez legal de una norma.
- Fuentes cercanas al Consejo de la Productividad y los informes del Observatorio aseguran que el riesgo está en recortar jornada sin haber generado primero el suficiente aumento de productividad como para compensar el recorte de producción que supone.
- Las mejoras en este campo son complicadas para las empresas con subidas salariales del 3% y unos costes laborales unitarios que crecen a un ritmo del 4%. Si se recorta la jornada sin flexibilidad, muchas pymes no podrán sobrevivir sin pérdidas.
Sin comparativa homogénea: El gran problema detectado por el Consejo de la Productividad está en la falta de datos fiables y compartidos para hacer estimaciones.
No es lo mismo hablar sólo de productividad por hora trabajada (que es mejor cuando se crea mucho empleo), que de la que se genera sólo con el capital. Ambas son distintas a la productividad del total de los factores (PTF). Sus metodologías y resultados varían.
- Lo ideal es que el informe que publicará en diciembre el Consejo de la Productividad de España unifique criterios y sirva para poder comparar de forma homologada con la UE la productividad.
- El Ministerio de Trabajo la analiza bajo el criterio de 'hora trabajada' y se basa en datos de la EPA. Esos datos fueron revisados en 2021 y tienen escasa fiabilidad, según explican las fuentes consultadas.
- También se usan encuestas realizadas entre las empresas y las afiliaciones a la Seguridad Social. Pero incluso en ese caso, se ha alertado de la dificultad de tener una selección homogénea y comparable.
- El nuevo control digital de los horarios puede dar un vuelco también a los datos, según cómo se utilice para calcular la productividad.
El reto demográfico: en el análisis global de la productividad hay que incluir la evolución demográfica a la que se enfrenta España y la caída de la población en edad de trabajar.
- Los datos de la Airef estiman un máximo de 33,6 millones de población activa en 2030, que caerá a poco más de 30 millones en 2050. Se generará con ello una elevación de la edad media de los trabajadores a medida que se jubile el baby boom.
- Además de la caída de renta per cápita que eso supone (estimada en 1,5 puntos de media), las fuentes consultadas advierten que puede afectar a la productividad: está demostrado que siempre tendrá más recorrido con la gente joven (16% de los trabajadores) que con la más mayor.
- Las cifras del sector público tampoco son halagüeñas: la mitad de sus funcionarios tiene ya más de 50 años. Y en el sector privado sólo el 25% de los empleados tienen menos de 35 años.
- La compensación entre edades será clave para que la productividad pueda compensar la pérdida de PIB que supone el envejecimiento de la población. Y España tiene ahora uno de los niveles de desempleo juvenil más altos de los países desarrollados.
El aumento de la productividad en España presenta un desafío a corto plazo: cambiar el modelo de crecimiento hacia empleos con mayor valor añadido. Y otro a largo plazo: no perder el nivel de actividad aunque se desacelere el turismo.
Una clave en la que todos los expertos coinciden para mejorar la productividad es la calidad institucional, derivada de una estabilidad política que en los últimos siete años ha brillado por su ausencia.