El presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, reunidos en un foro el pasado junio.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, reunidos en un foro el pasado junio. Europa Press Sevilla

Macroeconomía

Latinoamérica y la UE, abocadas a ser socias estratégicas en un mundo asediado por los aranceles de Trump

Diversos expertos coinciden en la necesidad de ambas regiones de entenderse para tener voz y voto en el nuevo orden mundial.

Más información: Trump se anota una victoria ante la UE: Von der Leyen asume el arancel del 15 % para "reafirmar" la alianza con EEUU

Publicada

El orden mundial está cambiando. La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, junto al agravamiento de algunos conflictos bélicos en los que Estados Unidos quiere tener voz, principalmente las guerras en Ucrania y Palestina, están dando una vuelta al tablero geopolítico y la Unión Europea está en plena reflexión sobre cuál debe ser su lugar.

En este contexto, Latinoamérica se posiciona como un posible socio estratégico que el Gobierno comunitario debería tener en cuenta, según coinciden numerosos expertos. Eso sí, no es una asociación sencilla por las diferencias que existen entre ambas regiones.

El acuerdo con Mercosur puede ser un comienzo. La Unión Europea tiene ante sí la posibilidad de firmar uno de los pactos estratégicos más importantes de su historia, que requiere del visto bueno de todos sus miembros, algunos de los cuales están mostrando una cierta resistencia.

Este acuerdo, diseñado para eliminar barreras comerciales, podría servir a la Unión Europea para ganar peso y voz en el nuevo contexto geopolítico y económico internacional.

Más después de haberse resignado -con el objetivo de evitar una guerra comercial- a aceptar un arancel por parte de Estados Unidos del 15% a la mayoría de los productos europeos, incluidos los coches, sin adoptar medidas de represalia.

Este pacto se acompañará del compromiso por parte de la Unión Europea de aumentar en 750.000 millones de dólares en tres años las compras de energía a Estados Unidos y de incrementar también la adquisición de armamento de fabricación norteamericana.

Un sacrificio con el que los mandatarios de la Unión Europea pretenden evitar que salten por los aires las relaciones comerciales entre ambas partes y lograr que se mantenga la armonía en el seno de la OTAN.

Condenados a entenderse

En este nuevo contexto, la Unión Europea defiende su papel como garante de la democracia y el Estado de derecho, como indicaba hace unos días Nadia Calviño, presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), en un curso de verano en San Sebastián.

En su opinión, el papel de Europa "es más importante que nunca, como un socio de confianza, un faro de estabilidad, democracia, Estado de derecho y valores humanistas". Para Calviño, estos principios "deben estar en el centro de ese nuevo orden mundial" si se quiere seguir "en una senda de paz y prosperidad".

Pero, para mantener ese papel y su voz a nivel internacional en el nuevo contexto geopolítico, la Unión Europea tiene que coger fuerza y la posibilidad de encontrar un socio empieza a convertirse en una necesidad.

Lo reconocía hace unos días el propio Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresa. "Ahora es más necesario que nunca", comentó hace un par de semanas en una comparecencia en el Congreso.

Y hace unos días era el Fondo Monetario Internacional (FMI) el que recomendaba reducir las barreras comerciales y de inversión con acuerdos bilaterales y hacia "terceros países" para paliar el coste de las tensiones económicas.

¿Podría estar ese socio al otro lado del Atlántico? "América Latina sola no es capaz de enfrentar esto, Europa tampoco. O nos ponemos juntos o esto que se viene lo vamos a mirar desde lejos, pero no nos van a pasar ningún pincel para pintar el cuadro".

Así de rotundo se mostraba Andrés Allamand, secretario general iberoamericano, hace unos días durante el X Encuentro de Empresas Multilatinas, celebrado en Santander y organizado por la Fundación Iberoamericana Empresarial (FIE), la Secretaría General Iberoamericana, la UIMP, el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, la Fundación ICO y el BID.

Según explicó Allamand, Europa se ha quedado sola en la pareja que formaba con Estados Unidos como arquitectos del orden mundial vigente hasta el momento. "Lo que está detrás de Trump es una visión de que el orden mundial político y económico perjudica a Estados Unidos", añadió.

En este sentido, el acuerdo de la Unión Europea con Mercosur, que aún debe ser ratificado, puede ser un primer paso.

"Si hubiese un acuerdo Unión Europea-Mercosur, representaría el 21% del PIB mundial y el 14% de la población", explicó Ignacio Corlazzoli, gerente de Movilización de Recursos y Alianzas Globales en CAF - Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, en el encuentro.

Retrasar este acuerdo, para José Eugenio Salarich, director de Relaciones Internacionales de Acciona, implicaría "correr el riesgo de perder un aliado geopolítico y un socioeconómico". "En definitiva, esa autonomía estratégica", añadió.

"Europa va comprendiendo que su socio internacional más potente por convergencia de valores y por intereses mutuos es América Latina", apuntó Ramón Jáuregui, presidente de la Fundación Euroamérica y patrono de la FIE, durante el encuentro.

Y es que, para este experto, "Europa acaba de descubrir que el rey está desnudo", ya que se ha visto sola frente a conflictos bélicos tras comprobar que Estados Unidos es capaz de abandonar la OTAN, al tiempo que a su antiguo aliado no le tiembla el pulso para abrir con los 27 una guerra comercial.

"Sólo seremos importantes en el ámbito internacional si sumamos fuerzas. Si vamos por separado, ni Europa ni América Latina tienen peso gravitatorio y no tienen fuerza internacional para influir en las mesas internacionales", añadió este experto.

Para Ángel Melguizo, socio de Argia-GT&E, sin embargo, la relación entre ambas partes "tiene mucho potencial", pero "América Latina tiene muchas opciones, no sólo Europa". Así, según dijo, "Europa se tiene que despertar para ganarse a América Latina".

La cumbre de Santa Marta

Es posible que empiecen a darse pasos en la conocida como la cumbre de Santa Marta. Se trata del cuarto encuentro entre los dirigentes de los 27 Estados miembros de la Unión Europea y de los 33 países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se celebrará los próximos 9 y 10 de noviembre en esta ciudad colombiana.

Estará copresidida por el presidente de Colombia, Gustavo Petro, en su calidad de presidente pro tempore de la CELAC, y por el presidente del Consejo Europeo, António Costa, aunque también asistirá la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

El objetivo de esta unión de fuerzas pasaría por ampliar su relación comercial. Cabe destacar que, como se recoge en el informe Trade Atlas 2025 de DHL, ningún país de la Unión Europea está entre los cinco mayores receptores de exportaciones de Argentina y Brasil. Solamente Alemania aparece como cuarto en el caso de México.

Y este país sí está entre los destinos de los que más importan estas tres grandes regiones, las mayores economías de Latinoamérica.

Cómo unir fuerzas

Pero, ¿cómo unir fuerzas entre ambas regiones? "La clave es la inversión", afirmaba hace unos días Manuel Aguilera, director general de Mapfre Economics, el servicio de estudios de la aseguradora, en una entrevista con EL ESPAÑOL-Invertia.

En su opinión, "se trata no solamente de incrementar las bases para el comercio entre países, sino también para la inversión".

"Europa es una economía que en algunos sentidos está más saturada desde el punto de vista de la inversión. Y América Latina ofrece mercados muy amplios como para que esa inversión vaya y se coloque", explicaba Aguilera.

Para este experto, "ese posicionamiento estratégico pasa por establecer mecanismos a través de los cuales más inversión europea pueda fluir hacia América Latina".

Además, se trata de una región en crecimiento. En sus últimas proyecciones macroeconómicas, dadas a conocer el pasado martes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el crecimiento económico esperado para Latinoamérica y el Caribe es del 2,2% para 2025 y del 2,4% en 2026.

Se trata de un avance similar al que tendría la economía española, que será la que más crezca este año de entre las economías de la Unión Europea.

Puntos de unión y dificultades

Lo cierto es que a ambas regiones les unen muchos puntos en común, como la cultura y, en el caso de España, el idioma. Algo que puede reforzar a este país como el nexo entre ambos lados del Atlántico.

No obstante, hay una brecha muy grande cuando se habla de seguridad. Como comentaba Allamand, "América Latina tiene más o menos el 8% de la población mundial, pero genera el 30% de los homicidios violentos que hay en el mundo".

Además, hay que tener en cuenta que el alineamiento de los países de Latinoamérica es más complicado que el de los miembros comunitarios. No en vano, los 27 tienen más en común entre ellos que los del otro lado del Atlántico.

En todo caso, en lo que todos los expertos coinciden es en que Europa tiene que ponerse las pilas. Y tiene buenos mimbres para ello, como subrayó Salarich, de Acciona.

Entre ellos, una población de más de 1.000 millones de habitantes y un tercio de los votos en Naciones Unidas, así como un trasiego de ciudadanos por el que más de 6 millones de europeos viven en América Latina y más de 10 millones de latinoamericanos lo hacen en Europa.

La región representa, además, el 25% del PIB mundial y su inversión en Latinoamérica supera los 600.000 millones en sectores clave, como infraestructuras, transportes o tecnología. "Somos dos bloques económicos con una herencia cultural común, con valores y con idiomas compartidos. Sólo es cuestión de trabajar en ello", añadió este experto.