
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en la cumbre informal de la UE celebrada el 3 de febrero en Bruselas. Unión Europea
El rompecabezas para elevar el gasto en defensa de la UE: más déficit, Next Gen y el reto de unificar 27 políticas distintas
Los países europeos se enfrenta a varios desafíos para poder aumentar de forma eficiente el gasto exigido por Trump y la guerra en Ucrania.
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Europa deberá incrementar en los próximos años sus niveles de inversión y gasto en defensa, tanto para hacer frente al aumento de los conflictos bélicos a nivel global, y en concreto a la invasión rusa de Ucrania, como para contentar al recién nombrado presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha exigido a sus aliados que eleven el gasto militar hasta el 5% del PIB.
El Viejo Continente dio este lunes un primer paso en este sentido con el anuncio de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea (CE), de relajar las reglas de disciplina fiscal recogidas en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento para permitir un aumento del gasto en defensa a costa de mayores niveles de deuda y déficit.
Sin embargo, los expertos consultados por EL ESPAÑOL-Invertia no creen que esta medida sea suficiente (e incluso viable) para alcanzar los ambiciosos objetivos que se han marcado tanto la UE en su conjunto como los países miembros. Para empezar, las economías europeas parten, en su mayoría, de un nivel muy bajo de gasto en defensa.
Además de esta disparidad económica, existen distintas políticas en materia de defensa de seguridad, intereses nacionales que podrían chocar con los europeos y gobiernos con distintas ideologías. Y la experiencia en otros ámbitos no invita a ser optimistas sobre la capacidad de Europa de alcanzar el nivel de acuerdo e integración que este reto necesitaría.
Para Julio Guinea, profesor de Derecho de la Unión Europea y Relaciones Internacionales en la Universidad Europea, el aumento del gasto en defensa debe ser un proyecto común europeo y dejarlo en mano de los países sería "un error", tanto por motivos puramente económicos como de eficiencia.
Déficit y deuda
Por un lado, defiende que un gasto dirigido desde Europa evitaría duplicidades y permitiría economía de escala. Además, impediría el "despilfarro", ya que todo estaría mucho más fiscalizado. "No es lo mismo que cada Estado decida en qué gastar porque no tiene visión de conjunto", incide.
Por otro, Guinea avisa de que "tirar de déficit" es de todo "menos serio y riguroso", ya que en la situación actual ser más flexibles e incrementar más la deuda pública podría provocar que algunos estados a los que se les ha tachado de "manirrotos" utilicen este mayor margen para meter otros gastos.
Además, añade que hay que tener en cuenta que no todos los países se financian en los mercados al mismo tipo de interés, por lo que para unas economías será más costoso que para otras incrementar su gasto en defensa.
A este respecto, Francisco J. Girao, director de Defensa, Seguridad y Aeroespacial de la consultora Atrevia, avisa de que es posible que a Alemania, uno de los países denominados 'frugales', no le haga "demasiada gracia" esta mayor flexibilidad fiscal en la UE. En un momento, además, en el que país está inmerso en unas elecciones generales
Precisamente, Girao apunta a la "diversidad" que existe en Europa como uno de los problemas de cara a una política común en defensa. Por ejemplo, señala que Francia siempre va a priorizar la inversión en su propia industria en un momento en el que Trump aspira a que Europa adquiera productos y servicios desarrollados por la industria estadounidense.
"Al final, si se siguen viendo los intereses nacionales, es muy difícil que los intereses colectivos acaben dando frutos", coincide Javier Santamaría, docente de Relaciones Internacionales de UNIE Universidad. "Tenemos que invertir a 27 y no a uno, con prioridades europeas y no prioridades nacionales", relcaca Guinea.
Next Gen
Para el profesor de Universidad Europa, la mejor solución pasaría por establecer un programa al estilo de los fondos Next Generation creados como respuesta a la crisis provocada por la Covid-19, pero que esté focalizado en gasto en defensa y financiado con deuda común. "Hemos aprendido la lección de que más vale ir juntos a pedir prestado a los mercados que ir cada uno por su lado", argumenta.
Respecto a la sugerencia de que el Banco Europea de Inversiones (BEI) comience a prestar dinero para proyectos de defensa, Guinea considera que sería como poner "una tirita", ya que no es una estructura financiera "ambiciosa y con capacidad". "Es muy limitado el alcance de inversión que puede tener para mantener una política europea de defensa", incide.
Por su parte, Girao recuerda que en Europa ya se han desarrollado varios proyectos comunes en materia de defensa, pero que se han visto lastrados por los intereses nacionales. Una prueba de ello es el enfrentamiento que mantuvieron Francia y Alemania acerca del desarrollo del nuevo avión europeo de combate FCAS.
En esta línea, Santamaría, apunta además que la política de defensa europea y el concepto de lo que fue el euroejército se han quedado "muy diluidas" y ha advertido de que a Europa le falta el nivel de "coordinación y liderazgo" que requiere un proyecto común en este campo.
España
En este contexto, los expertos apuntan además que España parte de una posición más complicada que mucho de sus homólogos europeos. Con un nivel de gasto en defensa equivalente al 1,28% del PIB, está en última posición en gasto en defensa entre los 32 países de la OTAN.
Girao se muestra pesimista de que España pueda aumentar ese gasto a corto plazo. Por un lado, es complicado llevarlo a cabo sin Presupuestos Generales del Estado (actualmente se encuentran prorrogados por segunda vez los de 2023) y, además, si el PIB español sigue aumentando también deberá hacerlo aún más el gasto en defensa para alcanzar esta ratio del 2% prometida para 2029.
Además, tanto él como Santamaria inciden en que otro reto al que se enfrentará España, pero también otros países e incluso el conjunto de la UE, será el de plantearse en qué gastar ese dinero. "No hay un sistema, no hay estructura para canalizar" un aumento muy fuerte del gasto en defensa, recalca el directivo de Atrevia.
Asimismo, agrega que España está "retrasando lo que no es retrasable, que es quedarse con esa meta del 2% en 2029". Así, incide que sería un problema que el Gobierno, del partido político que sea, piense que tiene tiempo para alcanzar ese 2% cuando todo el mundo ve este porcentaje no como un techo al que llegar, sino como un suelo.
A todo esto, Santamaría añade que esta posición de España se debe a que al país le ha faltado siempre "cultura de defensa" y se ha pensado que aumentar el gasto en esta partida suponía quitarlo de otras, cuando en muchas ocasiones estos desarrollados tienen aplicaciones en el ámbito civil.
"Estamos muy por debajo en capacidades y sobre todo muy por debajo en la mentalidad necesaria para que esto realmente vaya a llegar ya no al 5%, sino al 2% y dentro de varios años", resalta el profesor de UNIE, que aboga por ver esto más como una inversión que como un gasto.