La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde BCE

Macroeconomía

El BCE mantiene su arsenal de estímulos monetarios en plena escalada de precios

Lagarde aplaza a la reunión del 16 de diciembre el debate sobre la retirada del programa de compra de deuda. 

28 octubre, 2021 13:47
Bruselas

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Encuentro de transición en el Banco Central Europeo (BCE). Su Consejo de Gobierno ha decidido este jueves mantener sin cambios el arsenal de estímulos desplegado para hacer frente a la crisis de la Covid-19, en plena escalada de precios en la eurozona.

Impulsada por el alza de la luz y los problemas en la cadena de suministro mundial, la inflación en la eurozona se disparó al 3,4% en septiembre y los analistas esperan que marque un nuevo máximo del 3,7% en octubre. En España, el nivel de precios ha escalado ya al 5,5%, la tasa más alta de los últimos 19 años

Pese a la creciente presión inflacionista, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha aplazado a la decisiva reunión del 16 de diciembre la discusión sobre el fin del programa de compra de deuda de emergencia contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés). Para entonces, los técnicos de Fráncfort tienen previsto actualizar sus previsiones de inflación y crecimiento.

El encuentro de este jueves ha sido el primero desde el anuncio de dimisión del presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, el 'halcón' más duro del BCE que lleva meses reclamando poner fin a la compra de deuda. En su testamento de salida, Weidmann ha vuelto a avisar de los "peligros inflacionarios". El ex asesor de Angela Merkel todavía participará en la decisiva reunión de diciembre antes de dejar el cargo a final de año.

El BCE ya dio una primera señal del principio del fin de los estímulos en su anterior reunión de septiembre. Allí, el Consejo de Gobierno decidió reducir ligeramente la compra de deuda del PEPP desde los 80.000 millones de euros al mes hasta 60.000 millones mensuales durante el cuatro trimestre del año. Un ritmo más lento que se ha confirmado en la reunión de este jueves.

"El Consejo de Gobierno sigue considerando que pueden mantenerse unas condiciones de financiación favorables con un ritmo de compras netas de activos en el marco del programa de compras de emergencia frente a la pandemia ligeramente inferior al del segundo y tercer trimestre de este año", señala el comunicado hecho público al final de la reunión.

El PEPP se puso en marcha en marzo de 2020, en plena fase inicial del confinamiento, y se ha ampliado en dos ocasiones hasta alcanzar una potencia de fuego total de 1,85 billones de euros. Hasta ahora, el instituto emisor ha gastado 1,412 billones, con los que ha comprado 155.773 millones de deuda española y 230.000 millones de deuda italiana. Salvo sorpresas, el programa concluirá en marzo de 2022.

Tipos de interés sin cambios

En su reunión de este jueves, el BCE ha confirmado que su programa ordinario de compra de deuda (que se conoce como APP por sus siglas en inglés) continuará de momento al ritmo actual de 20.000 millones de euros al mes. Los expertos esperan que este programa se refuerce a partir de marzo de 2022 para cubrir en parte la supresión del PEPP. La batalla entre 'halcones' y 'palomas' se concentrará en la duración, importe total y condiciones.

Por lo demás, el BCE ha mantenido sin cambios los tipos de interés, que seguirán en mínimos históricos: el tipo general continúa en el 0% y la facilidad de depósito para los bancos continúa en territorio negativo (-0,5%).

Lagarde ha confirmado además que, aunque empiece la retirada de estímulos, los tipos no subirán hasta dentro de muchos meses. En concreto, hasta que la inflación se sitúe en torno al 2% "de forma duradera". Para lograr este objetivo, el Consejo de Gobierno está dispuesto a permitir "un período transitorio en el que la inflación sea moderadamente superior al objetivo", como ocurre ahora.

La presidenta sostiene que la actual escalada de precios es un fenómeno temporal que desaparecerá en primavera de 2022. Sin embargo, los últimos datos de inflación disparada aumentan la presión sobre el BCE para que acelere la retirada de estímulos. La propia Lagarde ha admitido el riesgo de que la subida de precios se convierta en permanente si se enquistan los problemas en la cadena de suministro mundial y si el alza de la energía se contagia al resto de precios y a los salarios.