Sigfrido Molina en su empresa en Málaga.
“Nuestro próximo reto es incorporar drones con IA para hacer más productivos y rentables nuestros campos”
Entrevista a Sigfrido Molina, CEO de Sigfrido Fruit.
En un año marcado por la consolidación tecnológica del sector, la recuperación de producciones clave y el crecimiento de la agroindustria española, Sigfrido Molina vuelve a situarse como una de las voces más influyentes del campo andaluz. CEO y fundador de Sigfrido Fruit, su visión combina tradición, innovación y anticipación: siempre un paso por delante.
Con él repasamos el año, las transformaciones en curso, el futuro inmediato del sector y el salto tecnológico que prepara su compañía para 2026.
Sigfrido, 2025 ha sido un año intenso para el sector y también para Sigfrido Fruit. ¿Qué balance personal haces?
Ha sido un año de madurez. 2025 nos ha permitido ver con claridad hacia dónde evoluciona el mercado y hacia dónde queremos ir como empresa. Hemos vivido una campaña de mango muy positiva, tras años condicionados por la sequía y la climatología, y seguimos consolidándonos como uno de los principales importadores de aguacate en España y en Europa.
Lo que más destaco es que hemos crecido sin perder nuestra esencia: calidad, cercanía y compromiso con el agricultor. El mercado cambia rápido, y aún así hemos sido capaces de mantener coherencia en cada decisión.
El mango ha recuperado su potencial. ¿Cómo describirías la campaña de 2025?
Diría que ha sido una campaña de reencuentro.Hemos vuelto a niveles de producción robustos en Málaga y Granada, triplicando los volúmenes respecto a temporadas anteriores. Veníamos de años complicados por la falta de agua y las olas de calor, y este repunte ha sido un alivio enorme.
Aun así, la presión sigue ahí: más producción implica más competencia y precios ajustados. Por eso defendemos nuestra marca como un valor diferencial, no solo en calidad sino también en manejo y presentación. El mango malagueño dura poco en el mercado; eso lo convierte en algo único, y debemos protegerlo.
Sigfrido Molina.
La gestión del agua seguirá marcando el futuro. ¿Cómo vives este reto en 2025?
Con mucha prudencia. Aunque la situación hídrica ha mejorado puntualmente en algunas zonas, no podemos relajar el esfuerzo. Sabemos lo frágil que es todo cuando dependemos de la climatología. Y aunque ver embalses por encima del 50% es un alivio, no cambia la necesidad de seguir impulsando desaladoras, interconexiones y nuevas infraestructuras.
El futuro del campo andaluz pasa por un uso del agua mucho más eficiente y por decisiones políticas valientes. Si no garantizamos estabilidad hídrica, no podremos planificar a largo plazo.
¿Qué supone para la compañía haberse consolidado como uno de los principales importadores de aguacate en España durante 2025?
Supone evolución. En 2025 hemos reforzado nuestra relación con orígenes como Perú, que sigue posicionándose como uno de los grandes productores mundiales.
Para nosotros, tener suministro continuo, con un estándar de calidad tan alto, nos da estabilidad comercial y nos permite ser una marca fiable tanto dentro como fuera de España. Lo importante no es importar por importar, sino hacerlo con criterio, con control y con una visión clara de marca.
Este año has puesto especial énfasis en tecnología. IA, datos, automatización… ¿En qué punto está Sigfrido Fruit?
Estamos en un punto clave: el de entender que la transformación ya no es opcional. Nuestro próximo reto es incorporar drones con IA para hacer más productivos y rentables nuestros campos. El sector hortofrutícola vive un momento decisivo y quien no integre la tecnología en su modelo de negocio se quedará atrás. Por eso, en 2025 hemos destinado buena parte de nuestros esfuerzos a analizar, formarnos y preparar el camino para la siguiente gran fase.
¿Por qué este salto estratégico?
Porque el futuro ya está aquí. Y porque, personalmente, es un tema que me obsesiona en el mejor sentido.
La IA aplicada al campo me apasiona hasta tal punto que he decidido formarme de manera específica para entender su potencial real y su aplicación directa en nuestras explotaciones.
En 2026 incorporaremos drones con IA capaces de analizar de forma autónoma el estado de los cultivos, estimar la producción, detectar estrés hídrico, localizar incidencias y proyectar escenarios de rentabilidad futura.
Sigfrido Molina observa el interior de su planta en Málaga.
Esto nos permitirá anticipar decisiones que antes se tomaban “a ojo”, planificar con precisión, optimizar cada metro cuadrado del campo y garantizar una calidad aún más constante.
Es un avance sin precedentes. La agricultura está tirando la puerta abajo de la era tecnológica, y queremos estar en primera línea para aprovecharlo. La IA, sumada a nuestro conocimiento del terreno, nos llevará a un nivel superior de excelencia.
Eres de los pocos empresarios del sector que habla abiertamente de formación continua. ¿Por qué es tan importante en tu caso?
Porque liderar sin formarse es una contradicción. Si quiero que mi equipo innove, yo tengo que ser el primero en hacerlo.
La tecnología cambia rápido, el mercado cambia rápido y el consumidor cambia rápido. No puedo quedarme en lo que sabía hace diez años. Tengo que entender el presente para anticipar el futuro.
¿Qué papel juega hoy la marca? ¿Sigue siendo tan determinante como siempre?
Más que nunca. La calidad se presupone, pero la marca es lo que te diferencia. Es lo que garantiza confianza, continuidad y coherencia. Hemos invertido durante años en imagen, en comunicación, en narrativa y en conectar con el consumidor de forma real.
Sigfrido Fruit no es solo fruta: es una experiencia, un sello, un compromiso.
Si miras hacia el futuro inmediato, 2026, ¿qué escenario ves?
Veo un sector más preparado, más tecnificado y más exigente. Veo a los agricultores tomando decisiones basadas en datos y no en intuiciones. Veo a las empresas profesionalizándose y compitiendo a otro nivel.
Y veo a Sigfrido Fruit creciendo sin perder un gramo de esencia: ampliando mercados, reforzando nuestra posición en Europa y liderando la adopción tecnológica desde un enfoque práctico y realista.
Para terminar, ¿qué te sigue moviendo en un sector tan exigente?
La ilusión. Y la certeza de que el trabajo bien hecho trasciende. Me emociona ver cómo el esfuerzo de tanta gente: agricultores, técnicos, empleados, distribuidores… se convierte en un producto que llega a miles de hogares.
Mientras eso me siga emocionando, seguiré adelante.