El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Europa Press.

Economía

Gambas y pepinos o cómo se está introduciendo nueva letra pequeña en los pactos arancelarios de Trump

Mientras los diferentes sectores europeos buscan cómo paliar el golpe, diferentes actividades estadounidenses piden que haya excepciones alimentarias.

Más información: El arancel del 15% pactado entre EEUU y la UE se aplicará también a fármacos, coches y semiconductores europeos

Publicada

El laberinto de acuerdos comerciales alcanzado en los últimos meses por Donald Trump, y que en el caso de la Unión Europea contemplan un genérico recargo del 15%, no es tan tajante como ha querido hacer ver el exmagnate desde que comenzó su particular cruzada.

Hay una nueva letra pequeña que la Administración Trump ha incluido a su favor en el enmarañado de las tariffs, diferentes para cada país y que empiezan a verse ahora que algunos lobbies estadounidenses alzan la voz para pedir excepciones para productos delicados para su economía.

No se refieren a materiales esenciales para la industria, como acero o medicamentos, sino a gambas y pepinos. ¿Por qué? En ambos casos, el inevitable encarecimiento que traen los aranceles no podrá ser soportado de igual forma que otras partidas y producirlos en cantidad suficiente en casa no es rentable.

Quienes lanzan esta advertencia dan algunos datos para ver la dimensión del problema. Estados Unidos importa una quinta parte de los alimentos que consume, y pescados y mariscos son una partida extremadamente sensible: el 85% de lo que se consume viene de fuera.

En el caso de las gambas, ese porcentaje asciende al 90%, han alertado desde la organización de comercio pesquero estadounidense National Fisheries Institute al Financial Times.

Otro lobby que advierte es de los frescos. EEUU se gastó en frutas y verduras más de 50.000 millones de dólares el año pasado –el 23% de la factura total de importaciones agroalimentarias, de acuerdo con los datos del Departamento de Comercio consultados por este periódico– que fueron esencialmente para México, Canadá y también Perú y Guatemala.

En el caso de las relaciones comerciales con México y Canadá, el tratado de libre comercio con el que cuenta EEUU deja libre de aranceles al 63% de las importaciones agroalimentarias, señala la Tax Foundation, entre ellas bebidas alcohólicas, ternera y algunas verduras, pero el resto de alimentos no cubiertos por ese pacto soporta ya un recargo de entre el 30 y el 35%.

¿Traducción? Menú más caro para los estadounidenses justo después de la grave crisis de precios del huevo. Es demasiada tensión en el mercado y de ahí el aumento de la presión del lobby 'agro' para los nuevos pactos, con notable éxito: son los únicos que están logrando introducir letra pequeña.

Es el caso, por ejemplo, del pacto con Brasil. Estados Unidos le ha impuesto aranceles del 50% que impactan en el café o la carne, pero dejan fuera al zumo de naranja. ¿Por qué unos sí y otros no? Una respuesta parece ser la dependencia: la mitad del zumo de naranja que consume el país que dirige Trump, incluido el que venden Tropicana o Starbucks, procede de Brasil.

A esto se suma el pacto con Indonesia. El acuerdo con Washington contempla tariffs del 19%. ¿Exentos? Aceite de palma –Indonesia es el segundo país al que EEUU compra aceites vegetales– y cacao, ámbito en el que el país asiático ha sido tradicionalmente uno de los principales socios comerciales.

La cuestión, más allá de que puedan acordarse excepciones después de aplicar los acuerdos comerciales, es que estas salvedades ya se tienen en cuenta de forma previa. O sea, es la nueva gran letra pequeña de los acuerdos. 

Lo admitía este verano el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, exponiendo por primera vez la expresión clave: los "recursos naturales que no se producen" en el país, como café y cacao, podrían estar exentos de los diferentes acuerdos arancelarios que alcanzasen. 

El término aparece ya en el acuerdo con la UE. Lo recoge negro sobre blanco Bruselas al explicar los términos del pacto: "Habrá tratamiento especial para recursos naturales no disponibles en Estados Unidos". Aunque en ese caso se puso como ejemplo el corcho. 

Porque, observando el intercambio comercial agro, Bruselas tiene pocos ejemplos de envergadura que aportar en este ámbito. Estados Unidos puede producir vinos, quesos, cerveza y comprar chocolate a otros mercados. La única partida que no puede encontrar en otro lugar es aceite de oliva.

Este miércoles, el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, y el de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se reunirán con el grupo de trabajo de productos alimentarios creado para hacer seguimiento Plan de Respuesta y Relanzamiento Comercial que el Gobierno español aprobó después de que la Casa Blanca anunciara aranceles para la UE.

El objeto de la reunión, que se engloba en otras citas esta semana con diferentes sectores productivos, es informar sobre el pacto del 15% cerrado entre Bruselas y Washigton. Una oportunidad para ver si, además del aceite, España cuenta con algún otro "recurso natural no disponible" en EEUU.