Aguacates.

Aguacates. Europa Press

Economía

El aguacate y el mango afrontan su peor año: generarán 140M€ menos en esta campaña por la sequía

Se pierde el 80% del volumen de producción de mango y el 50% de aguacate. La zona más afectada, la Axarquía malagueña.

11 enero, 2024 02:29

Se temía que los tropicales sufrirían especialmente con la sequía, pero al final el impacto será más severo que lo proyectado por los más pesimistas. Aguacate y mango, dos cultivos enormemente dependientes del agua, generarán en esta campaña 140 millones de euros menos que lo conseguido en la anterior.

La estimación es de la interprofesional del aguacate y mango, reconocida el pasado noviembre como organización agroalimentaria y que se reunirá por primera vez el próximo día 25. Una inauguración cubierta de nubes negras.

"De mango se va a producir un 80% menos en volumen y en aguacate la producción nacional puede ser un 50% inferior a la de un año normal", señala Enrique Colilles, al frente de la interprofesional.

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Esos descensos se traducen en unos 20 millones de kilos menos de mango y hasta 50 millones de kilos menos de aguacate.

"Perdemos nuestra posición de privilegio en cuanto a producción de aguacate y damos un paso atrás en el mercado del mango. Perdemos cuota de mercado en favor de Marruecos, Israel, Colombia, y, en el caso del mango, Brasil", zanja Colilles.

Andalucía, la zona más afectada

¿Cómo se ha llegado hasta aquí? El sector ha acusado el golpe de una segunda campaña corta de agua que se ha cebado justo en la zona en la que se concentran los cultivos de aguacate y mango nacionales, Andalucía.

En esta comunidad se genera más del 75% de la producción de ambos frutos, que asciende en España a unas 106.000 toneladas de aguacate y casi 40.000 toneladas de mango.

Un empleado de Trops con unos aguacates.

Un empleado de Trops con unos aguacates.

Le sigue, a gran distancia, la Comunidad Valenciana, donde los cultivos se han extendido en los últimos años: ya se producen aquí casi 13.000 toneladas de aguacate. También tienen una producción ya consolidada en Canarias, aunque en ese caso se destina en su mayoría a consumo local.

En Andalucía, por tanto, se concentra la mayoría, y aquí se sentirán los peores efectos, no sólo en cuanto a producción de fruto o valor. Conviene recordar que, en concreto en la zona de la costa tropical de Granada y la Axarquía malagueña, el epicentro de los tropicales españoles, 12.000 familias viven de estos cultivos.

"En el Valle de Vélez entre el 30% y el 40% de las fincas se van a morir", asegura Colilles. Son terrenos en los que este segundo año de sequía ha dado la puntilla final, con la dificultad añadida de que, incluso si llegase agua este año, ya replantar estos árboles tiene un elevado coste: tardarían entre 3 y 4 años en volver a producir.

"Son años para recuperar la inversión. ¿Y mientras tanto qué? No hay agua, ¿qué otra cosa se puede cultivar?", se pregunta.

Trops se queda sin desaladora

Colilles habla del contexto nacional de los tropicales, pero cuenta también con datos demoledores de la empresa de la que es CEO, Trops, que supone "el 50% del sector".

"Estimamos que sólo nuestros agricultores van a ingresar unos 30 millones de euros menos en mango y hasta 40 millones menos en aguacate", apunta. La mayoría de las explotaciones que están en la cooperativa cuentan con 2,5 hectáreas; es decir, son modestas, con una rentabilidad que ronda los 25.000 euros al año.

Vista aérea de una desaladora.

Vista aérea de una desaladora.

La situación es demoledora para la empresa, que había puesto sus esperanzas en el proyecto bautizado como Agua+S, una desaladora autosuficiente de 144 millones de euros para la que necesitaban permisos de varias administraciones.

"Lo pagaríamos nosotros en su totalidad. No pedimos un euro a la Administración pública", remarcaba Colilles a este periódico la pasada primavera.

La iniciativa incluía una planta desaladora colocada cerca del mar; una red de estaciones de bombeo encargada de impulsar el agua desalada a través del curso de un río, y un parque fotovoltaico flotante que alimentaría la operación y que se instalaría sobre el agua de un embalse, en este caso el de Viñuela.

Desde allí, y aprovechando la infraestructura de riego actual, se daría suministro a los cultivos, pero no sólo. Los cálculos de la empresa apuntaban que incluso podría abastecer el consumo humano, el turístico y toda la agricultura de la zona.

Pero al final no ha podido ser. "Nos lo han desestimado, nos han dejado fuera de juego", lamenta Colilles. Y ahora, ¿qué? En el sector esperan que den algo de aire a la zona las obras de interés aprobadas por el Gobierno el año pasado, que incluyen una desaladora prioritaria en Axarquía.

La solución no es inmediata, admite. Implicará "sobrevivir cuatro o cinco años" mientras la infraestructura se convierte en realidad. Pero ya no pueden hacer otra cosa.