La adopción tecnológica por parte de las empresas europeas es tremendamente desigual entre los países 'pobres' y 'ricos'.

La adopción tecnológica por parte de las empresas europeas es tremendamente desigual entre los países 'pobres' y 'ricos'. UE

Europa

La digitalización europea: una carrera a dos velocidades que constata las debilidades del este y sur del continente

Los datos de la Unión Europea demuestran que la adopción de la nube, la inteligencia artificial o la hiperconectividad es muy desigual entre los países.

2 febrero, 2022 04:21

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La construcción de la Unión Europea se ha ido gestando sobre la base de enormes desigualdades económicas, sociales y, también, de capacidades tecnológicas. Por un lado, los países del norte y oeste de la región, con altos índices de desarrollo, una formación de primer nivel y una gran madurez institucional. En las antípodas, el sur y este de Europa, con naciones varios escalones por debajo en esos mismos campos.

Una doble cara, a lo Dr. Jekyll y Mr. Hyde, que siempre ha resultado problemática y que, sobre todo, ha supuesto un freno a la consolidación de la UE como un actor económico innovador y relevante en la escena internacional. Es difícil avanzar si siempre hay algún eslabón de la cadena que hace de ancla. 

Este fenómeno no es ajeno al ya manido discurso de la digitalización. El mantra por excelencia -junto a la transición verde- de los fondos europeos de recuperación (con partidas del 30% del total destinadas a estas lides) se encuentra con un continente dividido por sus puntos cardinales.

Así lo admite la propia Unión Europea que, más allá de las desigualdades presentes en el siempre controvertido informe DESI, hace públicos los datos de adopción tecnológica en las empresas del Viejo Continente. Una macroencuesta en la que quedan bien patentes los retos adicionales que determinados países han de afrontar para no quedarse definitivamente descolgados de la revolución digital que vivimos.

De Finlandia a Rumanía

Esta realidad queda patente desde la base de cualquier transformación digital: el uso de software para la gestión empresarial (ERP, para la planificación de recursos, y CRM, para la gestión de clientes). Según los últimos datos de Eurostat, apenas el 38% de las empresas europeas usan esta clase de herramientas en su seno. Obviamente, este porcentaje está muy marcado por el tamaño de las compañías (81% de adopción en gran empresa, 62% en medianas y 33% en pequeñas), pero es que el tejido productivo mayoritario en Europa -y España- no deja de ser el de las pymes.

El tamaño importa, y mucho, pero el país originario de cada empresa también marca en gran medida sus designios. Así, más de la mitad de los negocios en Bélgica, Dinamarca y -sorprendentemente- Portugal cuentan con un software ERP. En el polo opuesto, apenas un 17% de las compañías rumanas hacen lo propio. Lo mismo sucede con su 'hermano', el CRM: del 50% amplio de Bélgica, Países Bajos, Finlandia o Austria pasamos al 15-18% de Hungría, Rumanía, Bulgaria, Chequia o Letonia.

España no sale mal parada en este parámetro, situándose en el 'top 10' en ambas categorías, por encima de nuestros vecinos italianos o griegos, que en este caso ejemplifican el 'retraso' del sur de Europa en la adopción tecnológica con tasas inferiores a la media comunitaria.

La nube está en Escandinavia

No cabe ninguna duda de que los modelos de despliegue en la nube ('cloud computing' en inglés) se han convertido en la opción preferida por las empresas de todo el mundo para acceder a servicios digitales: no tienen barreras de entrada con la compra de costosos equipos o la construcción de centros de datos y ofrecen una flexibilidad y una escalabilidad difícil de igualar con recursos propios.

En este ámbito, el 41% de las empresas europeas ya usa algún tipo de servicio en la nube, porcentaje que asciende al 72% de las grandes compañías de la región. Si bien en la mayoría de los casos sigue siendo una opción elegida para cargas de trabajo considerada livianas (como el correo electrónico o el guardado de archivos, con adopciones en torno al 30%) y todavía residual para cargas críticas -como bases de datos, que apenas ha migrado a la nube un 19% de las empresas europeas, ERP (19%) o para sus propias aplicaciones empresariales (10%)-.

Brújula estratégica UE.

Brújula estratégica UE.

Pero regresando a este particular mapa de la desigualdad digital que estamos trazando, vemos cómo las diferencias cardinales se mantienen inalterables. Son los países nórdicos -con Suecia, Finlandia y Dinamarca- quienes comandan la adopción de esta tecnología -70% de implantación-. Y, de nuevo, Bulgaria y Rumanía apenas superan el 10% de adopción en ambos casos. El sur de Europa tampoco sale muy bien parado: España, Francia y Grecia forman parte de ese furgón de cola en el que nadie querría estar...

Internet de las Cosas: las sorpresas de Eslovenia y Estonia

Con la irrupción de la hiperconectividad y el internet de las cosas es donde encontramos algunas sorpresas inusitadas. Esta omnipresencia de dispositivos conectados es ya parte del día a día del 29% de las empresas europeas y casi el 50% de las grandes compañías. Por ahora, las funciones de seguridad o de gestión energética son las que por ahora tiran del carro de esta tendencia.

Cuando hablamos de hallazgos inesperados nos referimos a la irrupción de Eslovenia, país habitualmente en la media digital o por debajo de ella, al frente de la adopción del internet de las cosas. Junto a Eslovenia, Austria, Finlandia y Suecia como viene siendo habitual. En la cola, además de los clásicos puestos que ocupan Bulgaria o Rumanía, también encontramos a Estonia, reconocida internacionalmente por su madurez digital y el éxito de su sistema de administración electrónica.

Mucho por hacer en inteligencia artificial

Terminamos de ponernos las zapatillas para recorrer el camino digital con la inteligencia artificial, una tecnología extraordinariamente mentada en cualquier conversación pero con una implantación completamente nimia en Europa.

Ya en España lo constataba un análisis reciente del ONTSI, del que dimos buena cuenta en D+I, y los datos de Eurostat no le quitan razón alguna. La disrupción más prometedora del momento, ampliamente difundida en EEUU y China, apenas es usada por una de cada diez empresas europeas, un 28% si nos atenemos a las grandes compañías.

La propia institución comunitaria reconoce que aún estamos en un estado de desarrollo "bajo", incluso entre los países líderes de este segmento: Dinamarca, Finlandia y, ojo, Portugal. Ninguno de ellos supera el 15-16% de adopción de la inteligencia artificial, pero es que hay países con datos irrisorios: Rumanía (1%), Bulgaria, Estonia, Chipre, Hungría o Polonia (un 3%).

España se encuentra en la media de adopción europea, incluso un poco por encima de ella, pero con muchísimo recorrido por delante. Nuestro país, con su ambiciosa Estrategia Nacional de IA, tiene aún que ponerse al nivel de Austria, Croacia, Malta, Suecia, Malta, Bélgica, Alemania, Países Bajos, Eslovenia o Luxemburgo. Una gran senda por caminar, sin duda, para aprovechar la verdadera y más grande oportunidad digital de estos momentos.