Un día antes de la sesión de su investidura como presidente de Cataluña en el Parlament, Pere Aragonés ya tenía el sí del que iba a ser su conseller de Economía. Jaume Giró recibió la oferta el lunes 17 por boca de Jordi Sánchez, tras informarle al futuro president y con el visto bueno de Carles Puigdemont desde Waterloo, quien recibió en su autoxilio belga a alguno de los protagonistas. Un secreto mantenido durante 60 horas.

Siempre habilidoso, paciente y con una clara vocación por los asuntos públicos tras su larga permanencia en cargos de responsabilidad de La Caixa, Gas Natural, Repsol y Petronor, Giró llega con 57 años a uno de los cargos más importantes del nuevo Gobierno catalán. Importante, complicado y con toda probabilidad sujeto a discusiones constantes con los representantes de la CUP, uno de los tres partidos que sostendrán la legislatura autonómica.

Tras 48 horas de "meditación" y el silencio obligado hasta que el viernes se realizara la votación y Aragonés saliera elegido por 74 votos a favor y 61 en contra, Giró aceptó lo que para él es la tarea más difícil de toda su vida profesional, muy ligada inicialmente al periodismo y la comunicación, la misma que le ha permitido establecer relaciones priviegiadas tanto a nivel financiero como social en Cataluña y en los círculos de poder de Madrid, con especial incidencia en los últimos dos años en el palacio de La Moncloa.

Hombre de confianza de Fainé

La elección del antiguo director general de la Fundación La Caixa y uno de los hombres de confianza de Isidre Fainé hasta que se decidió su salida del grupo bancario ha sido una sorpresa escondida detrás del nombre que más sonó para el cargo, el de Elsa Artadi. La explicación para que la que aparecía como la persona de mayor confianza del expresident renunciara a tan proyectada vicepresidencia y a dirigir la economía de la Generalitat hay que buscarla en el propio Puigdemont. La razón que éste aduce es la mala negociación que ha hecho con los dirigentes de Esquerra para la formación del futuro gobierno.

Si la persona clave para este movimento ha sido Jordi Sánchez, desde las direcciones de Junts y ERC insisten en que David Madí, al que algunos querían poner como parte de la negociación entre las dos fuerzas principales del independentismo, no ha tenido el más mínimo contacto con ninguno de los implicados.

Jaume Giró, tras su salida del grupo de Caixabank, montó su propio despacho de consultoría para luego integrarse en la candidatura de Joan Laporta a la presidencia del Barcelona. Saldada esa batalla con victoria, el cambio de estrategia y de la propia estructura interna del club - sobre todo en el área financiera - es lo que llevó al futuro conseller de la Generalitat a renunciar y a regresar a su despacho profesional.

Desde entonces y mientras se gestaba el pacto entre los tres partidos que han apoyado la investidura de Aragonés, el nombre de Giró sonó para hacerse cargo de la estructura audiovisual de la Generalitat, hasta que Puigdemont y Jordi Sánchez acordaron ofrecerle la difícil cartera de Economía, contando con que Giró estará en el Govern como independiente y confiando en que sus relaciones con el poder político y económico de la capital permitan desbloquear algunos de los temas que hasta hoy enfrentan al Gobierno central y al de Cataluña.

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