Pablo Iglesias, vicepresidente segundo del Gobierno, entrevistado en RNE.

Pablo Iglesias, vicepresidente segundo del Gobierno, entrevistado en RNE.

Política AUDIENCIA NACIONAL

Las 16 preguntas a las que aún no ha respondido Iglesias en el 'caso Dina'

El vicepresidente rompe su silencio en una entrevista en RNE, casi monográfica, para defender su versión de las "cloacas contra Podemos".

3 julio, 2020 13:13

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Después de de la filtración de unas conversaciones de la abogada que compartían el vicepresidente segundo del Gobierno y su exasesora Dina Bousselham en la pieza separada del caso Tandem, que investiga el juez Manuel García Castellón, el dossier de las "cloacas" de Interior amenazó con volverse en contra de Pablo Iglesias, vicepresidente segundo del Gobierno.

El caso arrancó como pieza separada a partir de la aparición en uno de los ordenadores del excomisario Villarejo -en prisión preventiva- del contenido del teléfono móvil sustraído a la exasesora de Iglesias en diciembre de 2015, durante su etapa como eurodiputado. La publicación de alguna de esas imágenes y datos en diversos medios dio pie a que García Castellón desgajara esta parte de la investigación y concediera la condición de personas perjudicadas tanto a Bousselham como a Iglesias.

El secretario general de Podemos perdió esta consideración hace unas semanas en el momento en el que la militante de Podemos declaró que nunca había podido acceder al contenido de la tarjeta de memoria de su móvil. Y que ésta había permanecido en poder de Iglesias durante meses, precisamente hasta el momento en el que aparecieron publicadas algunos de sus contenidos, como pantallazos de los chats internos del partido, en los que el hoy vicepresidente hacía comentarios "muy desagradables" sobre una periodista o vídeos como el de Pablo Echenique cantando una jota en una cena de celebración.

Tras varias semanas sin aparecer en los medios y vaciando su agenda de actos públicos, este viernes, Pablo Iglesias ha dado una entrevista en Radio Nacional y ha dedicado más de 25 minutos a dar sus explicaciones. Pero muchas preguntas han quedado sin responder.

1. ¿Por qué tanto silencio de Iglesias?

La realidad es que Pablo Iglesias ha permanecido callado mas de una semana desde que estalló el último escándalo alrededor del llamado caso Dina. En el seno de Unidas Podemos se quiso mantener silencio a la espera de que escampara el ruido alrededor de la filtración de conversaciones de la abogada que compartían el líder de Unidas Podemos, Marta Flor Núñez, y la que hoy consta como directora del presunto periódico digital La Última Hora, impulsado por el partido morado.

La presión mediática ha sido insoportable, finalmente, y su equipo decidió buscar una plataforma mediática en la que comparecer a dar su versión de los hechos. Lo ha hecho precisamente cuando ya los partidos de la oposición, desde el PP a Ciudadanos, pasando por Vox, han reclamado su comparecencia urgente en el Congreso para dar explicaciones. Los tres partidos han sugerido que el vicepresidente puede acabar imputado en el Tribunal Supremo, e incluso la formación de Santiago Abascal ha vuelto a denunciarlo ante los tribunales.

2. ¿Qué escondía Iglesias?

Por lo pronto, la tarjeta de memoria. Durante unos seis meses, concretamente. El propio vicepresidente ha admitido en la entrevista lo que ya declaró en el juzgado: que la tarjeta SD le fue entregada en el despacho del presidente del Grupo Z medio año antes de que él se la entregara a la legítima propietaria de su contenido, Dina Bousselham.

Y, sobre todo, esconde las razones por las que esa tarjeta se quedó en su poder. A no ser que haya que creer su explicación, poco acorde con las ideas feministas de las que presume él personalmente, su partido como organización, y el Gobierno del que forma parte.

3. ¿Por qué lo escondía?

En su versión, por "no ponerle más presión" a su exasesora, "una mujer de 20 años cuyas fotos íntimas habían acabado en manos de tipejos, de la llamada 'policía patriótica' y de varios medios de comunicación" y que "lo había pasado muy mal".

Pero el juez duda de esta explicación. Y ha pedido a la policía judicial que investigue las circunstancias en las que se desarrollaron los hechos. Podemos ya ha reaccionado contra el magistrado y sus trols en las redes han hecho varias campañas acusándolo de ser "el magistrado favorito de los corruptos del PP" y, directamente, "un facha".

4. ¿Es posible que Iglesias filtrara el contenido?

No parece probable, ya que más allá de que el juez García Castellón le haya retirado su condición de perjudicado, de hecho, lo fue. No sólo por el comentario machista sobre la periodista Mariló Montero que fue publicado en Okdiario, sino porque el resto de hechos y pantallazos que se fueron desvelando alimentaron una imagen perjudicial para partido que dirige.

Y aunque es cierto que, pasados los años, Iglesias supo beneficiarse de estos ataques, todas estas publicaciones tuvieron lugar precisamente en los meses posteriores a las elecciones en las que Podemos negociaba un posible acuerdo de Gobierno con Pedro Sánchez, en 2016.

5. ¿Se trataba de evitar que Podemos llegara al poder?

Es posible. La coincidencia en el tiempo con otras revelaciones periodísticas sobre la presunta financiación de Podemos a través de donaciones del Gobierno de la dictadura iraní o del régimen venezolano, alimentan esta hipótesis. Tiene razón Iglesias en que estos hechos "nunca han tenido recorrido judicial". Pero puede estar errando al basar en eso su argumentación, ya que eso daría carta de naturaleza al último movimiento del juez García Castellón, que hoy trata de averiguar si el vicepresidente es sospechoso de los delitos de revelación de secretos y daños informáticos.

6. ¿Efectivamente, perjudicó a Podemos?

Si Iglesias no llegó al poder en 2016, si no logró un acuerdo de Gobierno con Pedro Sánchez, no fue precisamente por estas publicaciones, sino por su "manifeista incompatibilidad" con el "pacto del abrazo" alcanzado entre Sánchez y Albert Rivera, al que se le pidió que sumara a su partido. Fue él quien decidió que el voto fuera "no" en el Congreso, y fue él quien, en contra de algunos de los entonces dirigentes de su partido, prefirió optar por permanecer en la oposición, junto a los colectivos que lo habían aupado hasta la cifra de 70 diputados.

Pero sin duda, tiene razón Iglesias cuando asegura que "las cloacas consiguieron que mucha gente siga pensando que nos financiamos con dinero venezolano o iraní". Entre otras cosas, porque hay sentencias que declararon "veraces" esos datos y porque una de las presuntas vías de financiación, la Fundación CEPS, fue borrada sin dejar rastro electrónico en internet precisamente en esos meses. A través de esa plataforma, dirigentes del partido de Iglesias habían cobrado ingentes cantidades de dinero por asesorías en la Venezuela de Hugo Chávez y en otros países satélite antes de fundar el partido que hoy es socio del PSOE en el Gobierno.

7. ¿Destruyó Iglesias la tarjeta?

Eso es lo que trata de averiguar el juez en estos momentos. Si halla indicios racionales de ese delito, tendrá que pasar la 'pieza Dina' al Tribunal Supremo, al ser Pablo Iglesias persona aforada, como diputado y vicepresidente del Gobierno. Lo cierto es que él mismo admite haber conocido el contenido íntegro de la tarjeta SD de memoria del teléfono sustraído a Bousselham. Y que tardó meses en entregársela a su legítima propietaria. Y que en esa tarjeta no sólo había fotos, vídeos y pantallazos, sino -según lo publicado- los datos de las tarjetas de crédito del propio Iglesias. Parece, pues, tener sentido, que el juez quiera averiguar qué pasó entre que le fue entregada la tarjeta a Iglesias en el despacho de Antonio Asensio y él se la hizo llegar a su exasesora.

8. ¿Dónde vio Iglesias el contenido?

Según sus declaraciones al juez, vio las fotos íntimas en el mismo despacho del presidente del Grupo Z. En la misma entrevista concedida este viernes en RNE así lo revela el vicepresidente. Lo mismo dijo ante el juez. Si es así, todo encajaría, nunca habría accedido al contenido de esa tarjeta después y a saber si se dañó por una mala conservación y el paso de los meses... Pero lo cierto es que eso resultaría difícil de demostrar. 

9. ¿Qué uso dio a la tarjeta?

Es decir, ¿la consultó o usó su información durante los meses en que la guardó? Eso no se sabe, razón por la que se desconoce si ya llegó a sus manos deteriorada o la destruyó él mismo. La versión de Iglesias es que Asensio le aseguró que ésa era la única copia que obraba en su poder y que era posible que fuera "la única" que existiera. Evidentemente, no era así. 

10. ¿La devolvió inutilizada?

Ahí radica todo el embrollo. La exasesora de Iglesias declaró dos veces ante el juez que ella "nunca" llegó a poder consultar el contenido. Que fue el propio Pablo Iglesias el que le reveló, al entregársela, que ésa era la tarjeta SD de su móvil y que de ahí habían salido los contenidos recién publicados en los medios de comunicación.

Sin embargo, tal como publicó EL ESPAÑOL, Bousselham redactó un escrito rectificando sus declaraciones y revelando que de inicio, sí que había podido consultar parte del contenido. Pero que más tarde la tarjeta dejó de funcionar y la llevó a una empresa británica para que trataran de recuperar los datos grabados. Asesorada por la abogada común de ambos, Marta Flor Núñez, la exasesora registró este escrito en el juzgado añadiendo que la empresa le reveló que la tarjeta estaba "quemada".

11. ¿Hay cloacas?

Parece evidente que sí, pues Villarejo lleva un par de años en prisión, y todos los indicios indican que aprovechó su condición de veterano policía para hacer negocios con información a la que accedía por su profesión. Y las piezas principales que investiga García Castellón versan, precisamente, sobre una presunta trama parapolicial constituida en el seno de las Fuerzas de Seguridad y que, en época del Gobierno de Mariano Rajoy, operó para, entre otras cosas, destruir pruebas sobre la presunta financiación ilegal del PP o, presuntamente, para construir pruebas falsas sobre la financiación ilegal de Podemos.

12. ¿Sigue habiéndolas?

Eso es lo que opina Iglesias, incluso "ahora que estamos en el Gobierno". Lo que ocurre es que ahora las sitúa "eminentemente en el ámbito mediático", acusando a "ciertos digitales, a la derecha y a la extrema derecha" de haber creado una trama "de mentiras, porque difama que algo queda".

13. ¿Hay cloacas en Podemos?

El caso dio un giro cuando el juez no sólo retiró la condición de perjudicado a Iglesias, sino que le impuso a Dina Bousselham que cambiara de abogada o le asignaría uno de oficio. Iglesias, entonces, renunció a que le siguiera representando Marta Flor Núñez, letrada de Podemos, para que la exasesora pudiera mantener su representación.

Pero ese movimiento del juez tenía que ver, además, con las presuntas relaciones íntimas de la abogada con uno de los fiscales anticorrupción en el caso, Ignacio Stampa. Núñez presumía de tener acceso a datos privilegiados de la investigación gracias a su cercanía con el fiscal, y de hecho la Fiscalía General ha abierto ya una investigación para esclarecer estos hechos, no sustanciados en unas primeras pesquisas. "Muchas veces ocurre que los fiscales están de acuerdo con una de las partes de una investigación", ofrece como toda explicación el vicepresidente Iglesias.

Despedido y fuera de todo esto, espera José Manuel Calvente, quien fue el jefe de los servicios legales de Podemos hasta finales de 2019 y que salió del partido acusado por Marta Flor Núñez de acoso laboral y sexual. Calvente ya ha advertido de que sólo se conoce "una punta del iceberg" de todas las cloacas internas de los morados. Desde Podemos se contesta que ésa es la línea de defensa de un despechado, "poner el ventilador", pero que hay pruebas de sus fechorías.

14. ¿Es víctima Iglesias?

Sí y no. Es decir, que las informaciones le perjudicaron es evidente. Que supo aprovecharse en sus campañas electorales, también. Eso no indica que se beneficiara, sino su especial conocimiento de su público, al que sirvió en bandeja una "persecución" de los aparatos del Estado y sus "esbirros mediáticos" para enardecer a las masas moradas con un enemigo común y poderoso.

Ahora, Iglesias ha recurrido la retirada de condición de víctima por parte del juez: "No lo entiendo y no lo comparto". Lo que pasa es que él constaba como perjudicado personalmente, y cada vez que se le pregunta del tema, habla en primera persona del plural. O bien personifica en sí mismo toda la estructura de su partido o bien está utilizando a Podemos como parapeto para su defensa personal. Eso tampoco lo ha explicado el vicepresidente.

15. ¿Dará explicaciones?

Sólo si le aceptan su propuesta-ventilador: el vicepresidente sólo quiere ir al Congreso a "responder a todas las preguntas que quieran hacer" si le permiten crear una comisión de investigación sobre el "caso cloacas" y que él también pueda citar a quien quiera.

Entre los deseados por el secretario general de Podemos estarían el mismo Villarejo, los también policías José Ángel Fuentes Gago y Eugenio Pino, la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, "que debería explicar si ella daba las órdenes para fabricar informaciones falsas contra nosotros", el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz... "y el propio Mariano Rajoy, bajo cuyo Gobierno se creó esta estructura parapolicial y mediática que una comisión de investigación ya determinó que buscaba perjudicar a adversarios políticos, uno de ellas Podemos, y para tapar sus casos de corrupción".

16. Entonces, ¿otra comisión en el Congreso?

Parece poco probable. Ya la hubo, como el propio Iglesias reconoce, y cuyas conclusiones exhibe siempre que viene al caso. Además, la trama presuntamente ilegal de Villarejo no data de la época del Gobierno del PP, sino de mucho antes. Y sus manejos de información sensible podrían comprometer a Gobiernos 'populares' y también socialistas.

O a personalidades como la actual fiscal general del Estado, Dolores Delgado, que ya apareció en una grabación con el excomisario en una comida fraternal en la que, precisamente, se hablaba de las técnicas poco ortodoxas -"información vaginal, éxito asegurado"- con las que se construían dossieres comprometedores sobre políticos, empresarios, periodistas... e incluso jueces y fiscales.