Pedro Sánchez tiene una nueva mayoría a mano en el Congreso. Por ahora, muy endeble, ya que se basa en pocas o nulas coincidencias ideológicas. Pero su acuerdo de última hora con Inés Arrimadas (Cs) y Andoni Ortuzar (PNV), este martes por la noche y este miércoles a primera hora se suman a los apoyos siempre fieles de Más País, Teruel Existe y PRC. Con ella, ha logrado la cuarta prórroga del estado de alarma para luchar contra la crisis del coronavirus.

Los 155 diputados de Unidas Podemos y PSOE que sostienen a su Gobierno siempre van de la mano de los tres de Errejón y los otros dos de esos grupos regionalistas cántabro y turolense. Intercambios por medio, los seis nacionalistas vascos habitualmente sacan su rédito y a cambio apoyan al Ejecutivo y, ahora, los 10 liberales han logrado ser la clave de la jornada.

Aunque Arrimadas haya negado que este paso suponga ningún compromiso, la verdad es que esa mayoría es incluso absoluta. Suma más de los 176 escaños que se precisan para, por ejemplo, las leyes orgánicas que quiere aprobar Sánchez, según el "proyecto político con el que vine a pedir la investidura y que logró el apoyo mayoritario de esta Cámara".

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Pero es que, además, la líder liberal sí ha presumido de "las tres condiciones arrancadas al Gobierno" en su pacto del martes por la noche. Y esos tres puntos no se circunscriben sólo a esta votación de la cuarta prórroga del estado de alarma -que ahora llegará como mínimo hasta el 24 de mayo-, sino que se adentran en la gestión de la crisis económica que ya ha causado que 5,2 millones de españoles en edad y con intención de trabajar estén siendo sostenidos con prestaciones del Estado.

Así, no es baladí la advertencia de la líder naranja: "Este Gobierno seguirá teniendo 155 diputados tras la votación, ni uno más ni uno menos". Pero queda claro que si el presidente quiere y se pone a ello, puede armar mayorías sin el independentismo catalán, tan refractario a un proyecto común de España.

De hecho, este miércoles es el primero en dos meses en el que la CUP, JxCat y ERC se unen en su frente separatista votando no todos a una. Como dijo Laura Borràs, "bienvenido, señor Rufián, unidos nos hacemos entender mejor, dentro y fuera".

La fotografía de quienes votan no pone en cuarentena, también, la unidad de acción de facto que mantienen los nacionalistas vascos habitualmente con los independentistas catalanes. El PNV, el primer partido que llevó una vez al Congreso una reforma del estatuto autonómico que sonaba a abrir la puerta a la independencia de una Comunidad Autónoma, sigue jugando al discurso soberanista, pero definitivamente ya no es el del plan Ibarretxe del año 2005. 

"La mala política"

"Tomamos la decisión de pedir 15 días basados en la ciencia", argumentaba Pedro Sánchez. "Y los que votan en contra están basando su decisión en la peor de las políticas partidistas". Por eso el presidente elogiaba a quienes le han apoyado este miércoles y ha arremetido contra los que "en una hora crítica se ponen de perfil y no anteponen el interés general de los españoles a los suyos propios".

Que la política es la profesión que hace extraños os más compañeros de cama es un hecho del que puede dar fe Santiago Abascal. El líder de Vox ha visto una vez más cómo sólo le acompaña el independentismo catalán en el rechazo activo al presidente y sus planes.

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Porque finalmente, el PP de Pablo Casado se acogió a la abstención. Alegó que le guiaba la responsabilidad y que, por fin, Sánchez ha decidido decretar el luto nacional a partir del lunes que viene, que es cuando España entra en la Fase 1 de la desescalada. O gran parte de su territorio, porque aún no se sabe si alguna autonomía verá a una o más de sus provincias quedarse atrás en la transición. O si al final unas se regirán por esas unidades administrativas o por las zonas sanitarias.

Así es el plan de desescalada del Gobierno: "asimétrico, gradual, adaptable y coordinado", en palabras de Sánchez. "Un galimatías surrealista", en las de los barones autonómicos del PP. O directamente un compendio de "inconcreciones, incoherencias y rectificaciones", según Casado.

"Victorias parciales"

En su tercera intervención, tras la dúplica a su contrarréplica de las réplicas de los opositores, el presidente presumió de que "hemos logrado una victoria parcial, ya tenemos más curados que contagiados cada día". Recuperando su discurso del día ne que confirmó en el Congreso que España entraba en estado de alarma, allá por mediados de marzo, advirtió de que "habrá otra victoria, el día que acabe la desescalada, pero seguirá siendo parcial".

Hasta que no haya una vacuna o un tratamiento terapéutico "no será total". Pero eso no significa, advirtió que vaya a prolongarse la excepcionalidad y "el estado de alarma vaya a ser perpetuo" hasta entonces. "No, lo afirmo de modo categórico", afirmó.

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Pero lo cierto es que sí sugirió que el instrumento jurídico que le otorga poderes casi absolutos por encima del control parlamentario sí que tiene previsto renovar más veces el estado de alarma durante toda la desescalada... y eso no será antes del 22 de junio, según los mejores augurios del "Plan para la Transición hacia una Nueva Normalidad" aprobado por el Gobierno la semana pasada. El de las cuatro fases, de la cero a la tres.

El futuro inmediato

"Nuestro proyecto político", dijo, "es ampliar libertades no restringirlas". Sánchez promete que quiere una España solidaria y europeísta, "creciendo de manera sostenible aplicando la transición ecológica". Y que ése sí es su proyecto, el que lo llevó a la Moncloa, con el apoyo de quienes este miércoles lo terminaron de abandonar.

No hubo reproches socialistas a Esquerra, para eso quedó Jaume Asens, portavoz adjunto de Unidas Podemos, que en esta ocasión sustituyó a Pablo Echenique. En fuentes moradas del Ejecutivo se admitía el fracaso del líder de los Comunes en su interlocución con los separatistas. Quizá por eso lo sacaron al atril: su discurso afeando la actitud de Esquerra hubiera sido menos creíble en boca de Echenique.

Y es que si "el estado de alarma es una necesidad por la invasión del Covid", como dijo Sánchez, ahora tiene otra más imperiosa. "Prepare usted un plan B, señor presidente", le repitieron los portavoces de todos los grupos. Y a la salida de la sesión flotaba en el ambiente que empieza a haber uno: si los 10 votos de Ciudadanos han valido esta vez y valdrán para gestionar la crisis económica, pueden valer para más cosas.

Así ha votado el Congreso

178 votos a favor (PSOE, Unidas Podemos, Ciudadanos, PNV, Más País, Teruel Existe, Coalición Canaria, Nueva Canaria, PRC).

75 votos en contra (Vox, ERC, Junts per Catalunya, CUP, Foro Asturias).

97 abstenciones (PP, Bildu, BNG y UPN).

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