Íñigo Errejón está en un buen momento. El proyecto escindido de Podemos que creó por sorpresa en 2019 de la mano de Manuela Carmena -en una célebre 'cumbre' donde la entonces alcaldesa de Madrid cocinó unas magdalenas que ya forman parte de la leyenda- es muy posible que se consolide definitivamente en las elecciones del 4-M en la Comunidad de Madrid.

Las encuestas coinciden en reflejar una tendencia al alza de Más Madrid, con la médico Mónica García al frente, ante la que el Podemos de Pablo Iglesias, esta vez encabezado por él mismo, no podrá sino jugar un papel secundario. A partir de ahí, Errejón no se pone tope y aspira incluso a medio plazo al sorpasso en toda España a su ex jefe de filas y antiguo amigo.

En una rueda de prensa en el Congreso este jueves (apenas veinticuatro horas antes de que la campaña madrileña saltase por los aires en le debate de la Cadena SER) Errejón desvelaba una de las claves que cimentan su optimismo de cara al futuro, al ser preguntado por las posibilidades de movilizar en Madrid a los votantes indecisos.

"El otro día salió una encuesta que decía que en Alemania ya es posible la victoria de Los Verdes [en las elecciones de otoño, a las que ya no concurrirá Angela Merkel] Bueno, esa ola que se da en toda Europa en Madrid también se está dando" explicaba, al tiempo que decía que "nosotros estamos orgullosos de ser la fuerza verde que a toda esa gente que se ha cansado y que se ha hartado de una política estéril, de los gritos, del ruido, de las frases precocinadas... les habla de las cuestiones que verdaderamente importan".

Y eso es lo que habría ocurrido, a su juicio, en el debate de candidatos en televisión, que a la postre será el único que se haya celebrado. Desde luego, el análisis detallado de las intervenciones esa noche de Iglesias y de García, que en todo momento están evitando el roce esta campaña, denota un orden de prioridades distinto, aun dentro del mismo espectro ideológico.

Errejón y Mónica García, en un acto de campaña. EFE

Si Iglesias arrancó el debate con una defensa del derecho al permiso laboral para ir a votar que llegó a sonar extemporánea, y si luego fue el único que habló del sector de la Cultura, una reivindicación muy manida desde hace años en la izquierda, García se centró más en los "cuidados", en los "empleos verdes" o en la salud mental.

Esta última cuestión ha sido una de las grandes apuestas temáticas de su formación, sobre la que el propio Errejón ha protagonizado sonadas intervenciones en el Congreso de los Diputados. 

Una médico en campaña

En el debate, y en el planteamiento de campaña, destaca además una apuesta bastante singular por subrayar el perfil profesional de esta médico anestesista del 12 de Octubre, uno de los principales hospitales de Madrid capital.

Un planteamiento, el del profesional cualificado que desciende a la arena política, que en otros tiempos hubiera sido más propio de las formaciones del centroderecha, tradicionalmente llenos sus cuadros de altos funcionarios o profesionales de prestigio, algo que últimamente está cambiando con las hornadas de dirigentes procedentes de las organizaciones juveniles. 

Fuentes del entorno de Errejón transmiten su convencimiento de que la "política del espectáculo" del último lustro, con oradores brillantes como Iglesias, Albert Rivera (o incluso él mismo, cabría añadir) que se sacaban permanentemente "conejos de la chistera" y que hacían "magia" en los debates está gastada.

Creen que la gente prefiere ahora perfiles más bajos de liderazgo pero con propuestas más apegadas a la realidad cotidiana y sin una retórica izquierdista concreta. En definitiva, la célebre "hipótesis populista" que el sector errejonista trató de imponer en sus batallas internas en Podemos, y que tanto le enfrentó a sectores del partido más tradicionalmente 'rojos', como el que pueda representar un perfil como el de Juan Carlos Monedero.  

Iglesias y García se despiden tras el debate de candidatos. EFE

Curiosamente, uno de los problemas que afronta la campaña es lo común del nombre de pila y el apellido de la candidata. "Si te llamas Edmundo Bal, o incluso Errejón, es más fácil que la gente se quede con tu nombre. Nosotros estamos haciendo una labor de presentar a Mónica, por eso incluso en el debate habló de sus hijos, la gente tiene que ir conociéndola" explican. 

El revés de las generales

Lo cierto es que la pujanza de Más Madrid ya se vio, es cierto, hace dos años, pero entonces el papel de Carmena (y del propio Errejón como candidato autonómico) podían hacer pensar que el valor de la marca estaba inflado. Además, quedó el baldón, reprochado siempre por Podemos, de que se perdió la alcaldía, a pesar de que Más Madrid ganó las elecciones y es hoy el primer partido político de la capital de España. 

De hecho la formación recibió, rebautizada como Más País, un primer revés cuando ante la repetición de las elecciones generales en noviembre de ese 2019 decidió concurrir a escala nacional, soñando incluso con un grupo propio en el Congreso. Al final Errejón apenas obtuvo su escaño por Madrid y otro más por esa misma circunscripción. Y un tercero, aunque este el de Compromís por Valencia, fruto de su acuerdo con la formación de la vicepresidenta de la Comunidad Valenciana, Mónica Oltra.

Una precaria representación que le llevó a integrarse en el Grupo Múltiple, una especie de grupo mixto bis creado por primera vez esta legislatura, en el que están también los nacionalistas catalanes de la antigua Convergencia, ahora divididos entre Junts Per Catalunya y el PdeCat.

Fue aquel un pequeño paso en falso para un proyecto cuya autonomía de Podemos, la casa madre de la que él mismo y muchos otros dirigentes proceden -como la portavoz en el Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre- Errejón ha defendido con uñas y dientes, sin ir más lejos para estas elecciones.

La oferta de unidad de Iglesias fue fulminantemente rechazada por Mónica García, tirando para ello de un ardid feminista y de una puya al líder de Podemos a cuenta de sus aficiones. "Madrid no es una serie de Netflix" afirmó en un vídeo, en el que lamentó que "las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que en los momentos históricos nos pidan que nos apartemos. Las mujeres hemos demostrado con creces que sabemos frenar a la ultraderecha sin necesidad de que nadie nos tutele".

Iglesias encajó el rechazo de buenas maneras, lejos de las guerras intestinas de antaño, que terminaron liquidando su relación con Errejón. El que fuera número dos de la formación morada acabó siendo despojado de sus cargos orgánicos e institucionales, en los que fue relevado por Irene Montero. Ahora acaricia la revancha a aquella guerra, cuyo primer paso puede darse el 4-M. 

        

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