Proteckthor quedó finalista en Global eAwards 2025.

Proteckthor quedó finalista en Global eAwards 2025. Cedida

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Carlos Pelayo creó Proteckthor, la banda para futbolistas que reduce las lesiones cerebrales en los remates en un 93%

La iniciativa comenzó tras hallar pruebas que vinculan los remates con trastornos neurológicos y ahora ha entrado al terreno del fútbol profesional.

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Corría el año 2015 cuando Carlos Pelayo, mientras disfrutaba de un juego de fútbol en el ordenador, le planteó al amigo que le acompañaba "si a él le dolía al rematar de cabeza cuando era pequeño en el colegio". Y este le respondió que aquel dolor era por no saber hacerlo bien y que tenía que "atacar el balón".

La respuesta le supo a poco a Pelayo, así que se puso a investigar. Y entre búsqueda y búsqueda terminó descubriendo una demanda que instó la Asociación de Padres de California en la que la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) llegó a un pacto monetario con ellos sin juicio, además de prohibir el remate de cabeza a los menores de 11 años en países como Inglaterra, Estados Unidos y Argentina.

"Había un problema real", asegura Pelayo a ENCLAVE ODS al otro lado del teléfono. Al mismo tiempo, cuenta, la FIFA "se gastó muchos millones" en un estudio de la Universidad de Glasgow, en el que se demostró que "los futbolistas profesionales tenían cinco veces más de posibilidades de desarrollar alzhéimer, dos veces más de párkinson y 3,5 de problemas de neuronas motoras".

"A raíz de ahí, me encontré muchos estudios, más de 50, y todos decían lo mismo. Unos más amplios, otros menos, unos con más peligrosidad...", explica. Y, una vez más, Pelayo se puso a investigar para conocer "lo que había en el mercado".

Encontró una empresa en Estados Unidos que hacía protecciones craneales, pero "eran muy grandes". Así que decidió ponerse manos a la obra arrancando lo que hoy es Proteckthor B1, una banda para futbolistas que reduce las lesiones cerebrales en un 93%.

Una cinta para futbolistas

"Absorbe el impacto y, por otro lado, amplía la velocidad de forma que no se pierde la oportunidad de gol", indica Pelayo. Sin embargo, como en cualquier proyecto, la solución no vino por arte de magia en el primer intento, sino que fue fruto de meses de investigación, pruebas y prototipos.

Junto a su socio, Jose María Pérez Cuesta, se unieron a la Universidad de Zaragoza y empezaron a estudiar "la dinámica del balón, de los cabezazos, la zona de la cabeza...". Probaron con diferentes materiales, trabajaron sus propiedades y vieron las diferentes combinaciones que podrían hacer.

Nemanja Gudelj, futbolista del Sevilla FC, con la cinta de Proteckthor.

Nemanja Gudelj, futbolista del Sevilla FC, con la cinta de Proteckthor. Cedida

Lo siguiente fue introducir todos los datos en un software capaz de replicar muchos impactos en poco tiempo. Después, elaboraron sus primeros esbozos en 3D y empezaron a realizar las pruebas, porque si la cinta es muy gruesa, absorbe más, pero "te destrozas el cuello porque hay más superficie y puedes dañarte la L2 o la L3".

No fue hasta el prototipo número 16 cuando lograron dar con lo que actualmente es el producto que tienen a la venta, que, además, "cumple la normativa para jugar al fútbol profesional".

Más allá del fútbol

Pese a que el producto está específicamente diseñado para el fútbol, Pelayo asegura que "se podría utilizar para casi todos los deportes". Incluso, confiesa que algunos padres lo emplean para que cuando los niños pequeños se caigan no choquen directamente con la cabeza.

"Al final, no deja de ser una cinta de protección. Es decir, tú te das un cabezazo contra alguien y lo primero que va a pasar en esa parte es dolor y posiblemente una brecha, pero esto lo absorbe todo", explica el director de Proteckthor.

"Es como llevar un casco, aunque no lo es, porque es mucho más finito y menos efectivo. Pero bueno, te puede ayudar en todo lo que concierne a los impactos, porque a día de hoy conocemos muy poco el cerebro y no sabemos lo que puede pasar en el futuro", asegura Pelayo.

Cambios en el sector

Si bien es cierto que el fútbol es una de esas disciplinas deportivas que han sufrido pocos cambios desde su origen, parece que en esta ocasión Proteckthor se ha abierto camino dentro del sector. Recibe el apoyo —"casi siempre"— del equipo médico y está teniendo una buena acogida entre los jugadores.

"A los menores de 12 años les encanta, porque ven un producto que les ayuda a que cuando rematen de cabeza sea menos grave el impacto. Y eso les divierte", explica el director de Proteckthor.

Sin embargo, entre los jóvenes de 13 a 16, se están enfrentando a "una pequeña barrera" que Pelayo achaca a la pubertad. "Todo lo que se pongan y sea diferente al resto del equipo no les acaba gustando porque para ellos es ser distinto o sinónimo de tener una patología o un pequeño problema".

Afortunadamente, dice, a partir de los 16 a 18, "esto les da más igual". De ahí que, con el objetivo de romper ese muro presente en las edades previas, estén intentando entrar en la liga de fútbol profesional.

"Casi todos los ídolos y héroes de estos chavales son jugadores. Entonces, si conseguimos traspasar esa barrera, es decir, que todos la lleven, vamos a conseguir que los chicos a esas edades lo quieran llevar", señala Pelayo. Y parece que poco a poco lo están consiguiendo, porque Nemanja Gudelj, jugador del Sevilla FC, ya lo está utilizando en el campo.

A futuro

De cara a la próxima versión de este producto, están desarrollando la misma cinta, pero esta vez con sensores para poder medir la gravedad del impacto, y determinar si es o no necesario que se pare el juego.

"Lo que harían sería medir en tiempo real, con una aplicación móvil, cómo ha sido el golpe y cuánto daño llega al cerebro. Y en el terreno de juego te lo marca con unas luces de colores en el lateral, de forma que el árbitro, el entrenador o un familiar podría ver cómo de fuerte ha sido", explica.

Un chico futbolista utilizando el proteckthor B1.

Un chico futbolista utilizando el proteckthor B1. Cedida

La clave aquí, indica, es que "el cerebro no olvida" y los impactos "son acumulativos", llegando a un punto en el que el este necesita un plazo de 24 a 72 horas para recuperarse. Un parón que, teniendo en cuenta el calendario de los futbolistas, puede resultar especialmente difícil.

"Al final, acaban siendo entre 1.000 y 3.000 golpes al año, dependiendo de la posición. Entonces, con este nuevo sistema lo medimos en tiempo real y, además, queremos anticiparnos 15 minutos al infarto", indica Pelayo.

Y es que, como concluye el propio cofundador de Proteckthor, lo que más le gusta es meterse en sitios donde "todavía no hay nada e intentar mejorar o solucionar el problema para que la gente lo utilice". Lo que, sin duda, está consiguiendo.