Belén de la Hoz, autora de 'Adicta. Crónica de una batalla interna' (2025).

Belén de la Hoz, autora de 'Adicta. Crónica de una batalla interna' (2025). Esteban Palazuelos

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Belén de la Hoz, terapeuta y exadicta, sobre el estigma de las drogas legales: "Al cerebro le da igual la sustancia que le metes"

A lo largo de 'Adicta. Crónica de una batalla interna', la madrileña relata el camino que le llevó a comprender su propia enfermedad.

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"Si no bebes, no confío en ti", "solo eres adicta a las benzodiacepinas", "mójate los labios, que no pasa nada" o "tú bebes lo mismo que todo el mundo" son algunos de los comentarios a los que Belén de la Hoz (Madrid, 1994) ha tenido que hacer frente en los ocho años que lleva limpia.

Sin embargo, ella tiene claro que su objetivo es mantenerse lejos del consumo, porque "el cerebro no entiende lo que le metes, solo sabe que hay un sistema de recompensa y que se la estás dando. Le da exactamente igual la sustancia".

Y es que, pese a que cada vez son más los tabús que se visibilizan, ciertas cuestiones se mantienen perennes en lo oculto, y eso es lo que sucede con la adicción. Especialmente si esta hace referencia a drogas legales, bien sea el alcohol o las benzodiacepinas, como le ocurrió a De la Hoz.

Por eso, decidió escribir Adicta. Crónica de una batalla interna (Kitaeru, 2025). Pues su objetivo no era otro que poner su granito de arena "para que socialmente haya personas que se atrevan a salir y se exteriorice que un adicto no es un vicioso, sino alguien que está enfermo".

"La gente no entendía lo que había vivido ni mis emociones. [...] Quería que supieran que hay adicción a los fármacos, pero que está muy oculto porque uno no es consciente. Sigues tomándolos [...] y al final son más complejos de dejar y hay más estigma", explica a ENCLAVE ODS la madrileña.

Un extraterrestre entre robots

Siempre se había sentido "como un extraterrestre en un mundo de robots", lo que, sumado a la hipersensibilidad que padece, creó el cóctel perfecto para hallar en las benzodiacepinas y el alcohol la solución a su malestar. Buscaba "anestesiar su cerebro" ante la sensación de diferencia que habitaba en ella.

"Te vas aislando y creas un personaje con corazas. El problema es que, llegado un punto, eso no funciona y tienes que utilizar medicamentos (aunque también puede ser cocaína o alcohol), pero ese sistema no se sostiene", apunta.

Belén de la Hoz es actualmente terapeuta en adicciones.

Belén de la Hoz es actualmente terapeuta en adicciones. Esteban Palazuelos

En su caso, tal y como describe en su obra, no es que estuviera bien visto su consumo, sino que la "alentaban" a que lo hiciera, pues era una medicación recetada por un especialista. Y así, a los 14 años, aprendió a "utilizar esa droga 'tan legal' para tapar el vacío que llevaba dentro".

Relata un sentimiento de "miedo" en su interior "incluso antes de nacer". De ahí que considere fundamental educar a los niños para gestionar las emociones y que, en el futuro, sepan lidiar con la frustración. "Ya no es ponerle nombre, es saber transitarlas, porque si no nos bloqueamos", indica.

El estigma de la adicción

España ocupa el quinto lugar —junto a Francia— como el país con la mayor tasa de ciudadanos con adicciones, según las tablas elaboradas con datos extraídos de organismos de referencia internacional por Universal Drugstore. Sin embargo, la invisibilización de esta enfermedad sigue latente.

La desvalorización se agranda cuando se trata de drogas legales y es incluso mayor cuando hablamos de mujeres. De hecho, De la Hoz asegura que "llegan menos a tratamiento".

De cualquier modo, el principal desafío en este escenario es que uno mismo asuma que es adicto. Porque, tal y como explica la madrileña, "si tomas cocaína todos saben que es mala, pero si las benzodiacepinas las toma hasta mi abuela no pueden serlo". Y es ahí cuando incrementa esa estigmatización.

Similar es el caso del alcohol, donde De la Hoz ha sido testigo de comentarios como que consume "lo normal de una persona joven". Pero la diferencia, explica, es que "con una adicción uno no bebe o toma pastillas porque le guste, sino porque lo necesita".

En su caso, no fue consciente de lo que le ocurría hasta que, tras un intento de su madre por quitarle la medicación, se mostró agresiva porque "no podía vivir sin ella". Se daba cuenta de que le pasaba algo, pero, aunque intentaba explicarlo, no sabía cómo hacerlo, tan solo pensaba que "estaba loca a niveles insospechados". Y, a esto, le siguió un intento de suicidio.

En 'Adicta. Crónica de una batalla interna', Belén de la Hoz relata el camino que la llevó a comprender su propia enfermedad.

En 'Adicta. Crónica de una batalla interna', Belén de la Hoz relata el camino que la llevó a comprender su propia enfermedad. Esteban Palazuelos

Asegura que el problema con las drogas legales es que "llegas muy tarde a darte cuenta de que eres adicto". Y mientras el consumidor de excesos puede parar cuando quiera, ella no tenía esa habilidad porque "volvía la emoción y una tremenda ira que no era capaz de gestionar".

"La gente piensa que es todo con fuerza de voluntad, pero si tienes un cerebro enfermo no vale. Es como intentar que una persona con depresión salga de ella. Un adicto, aunque le digas que pare, no puede porque es su medicina. Hay que enseñarle que tiene que recurrir a otra cosa que no sea la droga, y eso es complicado", explica.

Reconstruir una vida

Tras un ingreso voluntario en un centro de desintoxicación y un año de internamiento, De la Hoz volvió a la vida. Pero, una vez más, tuvo que hacer frente a otro desafío: la reconstrucción de los vínculos, para lo que cree primordial "entenderse a uno mismo".

"Hay muchas cosas que exageraste o minimizaste. Por eso, tienes que hacer un conocimiento de tu nuevo ser. Verás personas que quieres en tu vida y otras que no. [...] Al final esto es como una pareja. Hay veces que, aunque ames a alguien, debes dejarle atrás porque ese nuevo tú no puede crecer junto a él", reflexiona.

Belén de la Hoz quería dar a conocer que hay adicción a las benzodiacepinas.

Belén de la Hoz quería dar a conocer que hay adicción a las benzodiacepinas. Esteban Palazuelos

Ahora, después de ocho años limpia, afirma que las cicatrices y los aprendizajes de la enfermedad siguen presentes, porque ella es "adicta para toda la vida". Y eso, dice, es algo de lo que no puede olvidarse, porque, de hacerlo, volvería a consumir.

Además, desde 2024 es terapeuta en el centro madrileño Iddem Adicciones y, aunque le da "rabia" reconocerlo, confiesa entender a los especialistas que la trataron. "Lo que hago es ser la muleta, porque a veces se te rompe la escayola y frustra mucho", explica.

"No se es más valiente por drogarte y ser el más personaje del grupo, se es reconociendo que no puedes más, que en tu cabeza vives una pesadilla y que sólo te drogas para anestesiar todo ese ruido. [...] El camino es duro, vas a sentir ira, miedo, tristeza e impotencia, pero el proceso termina, llegas al final y acabas encontrando esa paz", concluye De la Hoz en su obra.