Alicia L. Bruzos, en el laboratorio.

Alicia L. Bruzos, en el laboratorio. Cedida

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Alicia L. Bruzos, la gallega que investiga el cáncer en moluscos: "Muchos hallazgos en medicina vienen del estudio animal"

La investigadora del Instituto Max Planck participa en la última publicación de la Fundación Cibervoluntarios sobre mujeres en la ciencia.

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Alicia L. Bruzos (Lugo, 1993) lleva años fuera de su Galicia natal, pero el acento no la abandona. Al otro lado del teléfono, desde su despacho en el Instituto Max Planck de microbiología marina en Bremen, Alemania, bromea que es "su seña de identidad". Esa y, bueno, su revolucionaria investigación sobre el cáncer que se transmite entre moluscos.

Algo que, por cierto, siendo gallega podría parecer un tópico, pero no: llegó a esta línea de investigación casi por casualidad. Empezó trabajando en el Proyecto Pan-Cáncer, una iniciativa multidisciplinar internacional sobre 27 tipos de cáncer distintos.

Al acabar, dice que a "Jose Tubío, de la Universidad de Santiago de Compostela, le financiaron con un millón y medio un proyecto sobre cáncer contagioso en animales marinos" y lo vio claro.

Bruzos se unió a su equipo porque, dice, "la mayor parte de los grandes hallazgos en medicina no vienen de estudiar a los humanos, sino a animales u otros seres vivos".

Ahí, recuerda, "es donde realmente puedes encontrar las respuestas, porque puedes hacer muchísimos más experimentos y puedes entender cosas que a lo mejor no ocurren en las personas o lo hacen de otra manera más oculta".

Es precisamente esta investigación la que la ha llevado a convertirse en toda una referente en el mundo de la ciencia, especialmente para las más jóvenes. No por nada forma parte de la publicación InnovadorasTIC: Mujeres influyentes del siglo XXI, realizada por Fundación Cibervoluntarios y presentada el pasado martes 18 de noviembre.

Una iniciativa, aclara Bruzos, "muy necesaria" para poner en valor el papel de las investigadoras. Porque, recuerda, "da la sensación últimamente de que la invisibilización de las mujeres en las carreras STEM ya no es un problema, pero los números no mienten: estamos en torno al 30% y en los puestos de poder hay aún menos". E insiste: "Todavía no hemos llegado a una situación de igualdad".

El cáncer de los moluscos

La investigación de Bruzos la ha dinamitado a esa lista de referentes en investigación marca España. Y todo, como dice, por dejarse llevar por la más "pura curiosidad científica"; esa que hace que "ninguna pregunta sea tonta".

Alicia L. Bruzos.

Alicia L. Bruzos. Cedida

Porque, como insiste, así es como se han venido desarrollando los avances científicos. Con eso y, repite, con el estudio del mundo animal. "Las bases de la neurociencia, por ejemplo, derivan del estudio del calamar, que tiene unas neuronas con un axón muy grande que permiten ver cómo se transmite el impulso nervioso", explica.

Y aunque parezca "increíble", esta investigadora gallega insiste en que "una parte de lo que sabemos ahora sobre el sistema nervioso humano es gracias a que hubo unos investigadores que decidieron estudiar el calamar".

Ejemplos de esto, admite, "los hay a cientos". Ocurre lo mismo con los erizos de mar, que permitieron entender el ciclo celular, o las estrellas de mar y cómo nuestro sistema inmune se defiende de otros patógenos.

En su caso, explica que los berberechos, almejas, mejillones y otros moluscos desarrollan un cáncer que es contagioso. Y matiza: "Esta enfermedad, de por sí, no suele serlo, no se transmite, no es como la Covid ni la gripe… Sin embargo, en estos animales sí que lo es".

Este proceso sería "análogo a la metástasis en humanos, cuando un cáncer dentro de tu propio cuerpo se expande, viaja por ejemplo de la mama al cerebro o a otros órganos". Así que para entender este proceso, Bruzos y su equipo estudian los moluscos que "tienen un cáncer contagioso que es capaz de ir de un animal a otro".

El concepto le resultó tan "fascinante" que ha acabado construyendo su carrera alrededor de esta línea de investigación.

Apostar por la educación

Pero confiesa que nada de lo que ha hecho, ninguna de sus investigaciones, hubiese sido posible sin la educación pública. Por eso, apunta a la financiación y a la reducción de ratios en las escuelas para apostar, a su vez, por la ciencia de calidad.

Y apunta que "la educación pública es el mejor ascensor social que puede haber; hay que protegerla". De la misma manera que hay que conseguir que un 2% del PIB se destine a la ciencia.

Bruzos durante una charla.

Bruzos durante una charla. Cedida

Porque "es un motor de progreso. Si no queremos quedarnos atrás, tenemos que invertir en ella". Aunque, eso sí, esta no puede desarrollarse si no hay una masa de estudiantes deseosa de aprender y cuestionarse todo lo que le rodea.

"Yo no sería científica si no hubiese sido por un profe que nos llevaba a la playa a tocar algas, que nos sacaba fuera del aula", dice, y lamenta que cada vez sea más complicado enseñar así por "la falta de recursos".

Y es que, confiesa, todo le lleva a lo mismo: la escuela y la educación pública. "Invertir en ella es hacerlo en las investigadoras del futuro".