Daniel Paniagua y su compañero Víctor en Valderas (León) donde prestan servicio.

Daniel Paniagua y su compañero Víctor en Valderas (León) donde prestan servicio. Cedida

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Daniel Paniagua creó Gafasvan para acercar la óptica a quienes no pueden desplazarse: "Quería devolverles lo que me dieron"

A través de Gafasvan presta servicio de óptica a varios municipios de la comarca de Tierra de Campos, en Castilla y León.

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Verónica Fernández
Publicada

Daniel Paniagua, natural de Mayorga (Valladolid), pasó varios años viviendo en Lima (Perú) junto a la que hoy es su mujer, disfrutando de lo que él mismo describe como "una vida cómoda y tranquila".

Sin embargo, tras pasar cinco años allí, decidió dar un giro radical a esa vida y cambió el bullicio de una ciudad de once millones de habitantes por la calma de su pueblo natal, de apenas 1.600 vecinos.

Y fue, hace algo más de tres años, cuando puso en marcha su propio negocio: una iniciativa que combina vocación profesional, compromiso social y arraigo rural.

Formado en Optometría por la Universidad de Valladolid, Paniagua nunca había ejercido en este campo hasta su regreso a España. Tras colaborar en la óptica de un antiguo compañero de facultad, descubrió que aquel oficio no solo le gustaba, sino que se le daba bien.

Daniel Paniagua, responsable de Gafasvan.

Daniel Paniagua, responsable de Gafasvan. Cedida

La chispa definitiva llegó de la mano de su abuelo, de 90 años, aficionado a las cartas, que empezaba a perder más partidas de lo normal por no ver bien. 

Gracias a su familia, el abuelo de Paniagua pudo desplazarse a Valladolid para cambiar sus gafas, pero a su alrededor había muchas personas mayores en los pueblos cercanos que no tenían esa facilidad. Así que se preguntó ¿por qué no crear un proyecto que acerque el servicio de óptica a quienes no pueden desplazarse

Así nació Gafasvan, con el firme objetivo de eliminar barreras y acercar la atención visual a quienes más lo necesitan.

Además, es el proyecto de vida y de vuelta a los orígenes para Paniagua, "en mi pueblo, con mi familia y mis amigos de toda la vida. Creo que hay mucho futuro en el medio rural y quería devolver parte de lo que la gente de mi entorno me ha dado".

Pasos del proyecto

Cuando decidió poner en marcha su proyecto, lo primero que hizo este vallisoletano fue abrir su propia una óptica en Mayorga.

Posteriormente, comenzó a prestar servicio itinerante por los municipios de alrededor, hasta donde se desplazaba con su furgoneta cargada con los instrumentos necesarios para revisar la vista de quienes acudían a su óptica. 

"La idea era ir a lugares que tuvieran al menos 1.000 habitantes y que estuvieran a una distancia máxima de 30 kilómetros de Mayorga. Entonces ubiqué cuatro o cinco localizaciones donde los ayuntamientos me cedieron un espacio y esperaba que llegaran los vecinos. Y es que, a pesar de tener opción de reserva de cita, la gente mayor no reserva, simplemente va", explica.

A día de hoy ya trabaja en locales alquilados y, en todos, su servicio ha tenido muy buena acogida. "Quitando alguno cercano a Palencia, donde cerraron un par de fábricas y perdió población, sigo yendo a todos en los que empecé y alguno más que he incluido", menciona. 

A día de hoy, Gafasvan presta servicio en siete municipios de Castilla y León.

A día de hoy, Gafasvan presta servicio en siete municipios de Castilla y León. Cedida

Son siete en total: Villapando en Zamora, Balderas y Sahagún en León, Villalón y Mayorga en Valladolid, y en Palencia a Villada y en breve empezaremos también en Paredes de Nava con otro local.

En todos estos lugares, las semanas están muy organizadas. Cada día, él o una persona de su equipo, son tres en total, se desplazan a uno de los municipios donde presta servicio a sus vecinos tres días por semana. 

Un trabajo 100% legal

Paniagua reconoce que el negocio de óptica es "muy tradicional", que en muchas ocasiones pasa de padres a hijos.

Quizás es por eso que se ha encontrado con gente del sector que ha mostrado una "oposición frontal" a su modelo de negocio, con denuncias y comentarios en redes sociales que calificaban de ilegal lo que hacía y pedían su inhabilitación. 

Daniel Paniagua cargaba en su furgoneta los instrumentos necesarios para revisar la vista de los habitantes de Tierra de Campos.

Daniel Paniagua cargaba en su furgoneta los instrumentos necesarios para revisar la vista de los habitantes de Tierra de Campos. Cedida

Pero esa oposición de algunos "profesionales tradicionales" no ha frenado en ningún momento el empeño de Paniagua. Al contrario, ha reforzado su convicción de que está aportando un valor muy importante a la comunidad del medio rural.

Asegura que si hay que buscar una parte negativa "sería la cantidad de permisos necesarios que hay que obtener para poder hacer todo lo que hago de forma ordenada y legal".

Explica que "en cada pueblo al que voy cuento con una licencia que me ha otorgado la Consejería de Sanidad de Castilla y León". Y para obtenerla, "he tenido que presentar una gran cantidad de papeleo, con proyectos, memorias y licencias, pero que garantiza que todo esté en regla", puntualiza.

A pesar de todo el esfuerzo que se necesita para poner en marcha un proyecto como Gafasvan, su responsable reconoce que siente mucha satisfacción porque sabe que está ayudando a mejorar la calidad de vida de las personas y que estas confían en tu criterio. "Muchas veces, cuando toca elegir gafas, no preguntan ni el precio, simplemente me dicen: lo que tú creas que es lo mejor".

Gafas solidarias

Gafasvan también participa en un proyecto solidario. La asociación Acción Geoda, que realiza viajes a Perú y a Marruecos con varios profesionales sanitarios, le propuso participar en una de esas travesías.

"Nunca había ido un óptico y a pesar de que finalmente no pude ir, fue otro compañero a graduar a la gente. Yo me encargué de realizar una recogida de gafas, clasificarlas y empaquetarlas, con una base de datos con más de 1.000", explica. 

"Ahora el trabajo está en cruzar los datos de la base de datos para ver qué gafas de las que nos han donado en todos los pueblos son las más parecidas a las que se necesitan allí. Es otra parte gratificante de mi trabajo", reconoce.

La historia de Daniel Paniagua y de su proyecto demuestra que, con iniciativa y compromiso, es posible transformar una necesidad en una oportunidad y, al mismo tiempo, mejorar la vida de muchas personas.

Su proyecto no solo devuelve autonomía a quienes antes dependían de desplazarse a la ciudad, sino que, también, reivindica el valor de emprender en el medio rural.