
Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe, más conocido como el Padre Mugica.
Los zapatos del Padre Mugica pisan Madrid en forma de documental: una vida dedicada a la ayuda humanitaria
Fundó el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM) y centró su labor pastoral en Villa 31, uno de los barrios más pobres de Buenos Aires.
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El viernes 20 de junio, la Casa Cultural Frateli Tutti, situada en el corazón de Madrid, se convirtió en un espacio de reflexión colectiva sobre la justicia social y la fe gracias a la proyección del documental "Padre Mugica. A la hora de la luz".
La obra, dirigida por Walter Peña y Nicolás Cuiñas, recorre la vida y obra del sacerdote argentino Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe, fundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM) y símbolo de lucha por los derechos de los más pobres.
La expresión 'ponte en mis zapatos', en esta ocasión, se ha materializado. En el centro del escenario, unos mocasines que el propio párroco utilizó, como viva representación de su trayectoria de ayuda humanitaria.
"Estos zapatos tienen sangre, tierra y compromiso. Nos interpelan: '¿Cómo caminamos nosotros la vida?'", afirma el Padre Ignacio Bagattini, párroco sucesor de Mugica.
El filme, que ya ha recorrido multitud de salas en Argentina, es una biografía del Padre Carlos realizada a través de material de archivo, entrevistas y fragmentos de sus escritos, interpretados por el actor Víctor Laplace.
En una de esas conversaciones, el argentino sentenciaba: "El más grande de todos los idealistas ha sido Jesucristo, que soñó que un día todos los hombres íbamos a dejar de ser pecadores. Creo que el que no es idealista es un cadáver viviente".
El proyecto, organizado por CAF banco de desarrollo de América Latina y el Caribe junto a la Pastoral Villera y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), reunió desde testimonios de amigos del párroco argentino a los de personalidades como Adolfo Pérez Esquivel, activista que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1980.
"Mugica no muere, se multiplica en un montón de personas y barrios porque su idea y su lucha por la dignidad del otro, el que está caído, está presente cada día en todos los barrios de Buenos Aires", afirma Walter Peña, codirector y director de la Pastoral Villera.
No es fortuita la participación de esta formación eclesiástica ya que al Padre Mugica se le conocía con el apodo de "el cura villero". La razón reside en que centró su labor pastoral en Villa 31, uno de los barrios más humildes de Buenos Aires.

Parroquia Cristo Obrero, fundada por el Padre Mugica.
Allí, no solo ayudó a los más necesitados sino que fundó la parroquia Cristo Obrero, donde además de compartir la palabra de Dios, se realizan tareas de prevención y tratamiento de personas con adicción a las drogas.
Vida y obra
Nació el 7 de octubre de 1930 en Buenos Aires, lugar donde fue asesinado 44 años después. Estudió Derecho en su ciudad natal, pero abandonó la carrera para dedicarse a la vida religiosa.
En 1959 fue nombrado sacerdote y ocho años después, junto a otros sacerdotes, fundó el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, el cual se erigió como una corriente renovadora de la Iglesia Católica argentina.
Bajo esa corriente se defendía el compromiso de la Iglesia con los pobres y promovía la búsqueda de un socialismo para el Tercer Mundo distanciado tanto del capitalismo como del comunismo soviético.
Mugica y otros sacerdotes del MSTM se identificaron con el peronismo y, en algunos casos, con sectores de la izquierda revolucionaria, aunque también cuestionó públicamente la lucha armada durante el gobierno democrático de Perón.
Recibió multitud de amenazas y sufrió varios atentados debido a su compromiso con los pobres y su crítica al poder establecido. Finalmente, el 11 de mayo de 1974, fue asesinado por la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), una organización paraestatal de ultraderecha.
Su legado, símbolo de lucha por la justicia social y la defensa de los derechos de los más desfavorecidos, hoy en día sigue siendo recordado. Con motivo del 50 aniversario de su muerte, el año pasado se realizó una peregrinación y misa conmemorativa.

El Papa Francisco durante su visita a Villa 31, el pueblo de Carlos Mugica.
A este evento, el cual discurrió desde la Catedral de Buenos Aires hasta el estadio Luna Park, acudieron multitud de personas. Entre ellas, mediante carta, destacó la presencia del anterior sumo pontífice, Francisco.
"El Padre Carlos alienta aún hoy a que en cada barrio se fortalezca una comunidad que se organiza para acompañar la vida de nuestro pueblo y nos interpela a luchar ante todo tipo de injusticia, a tener un diálogo inteligente con el Estado y con la sociedad", remarcó el Papa.
Villa 31
Aunque es conocido actualmente como Barrio Mugica, existe desde 1932, cuando inmigrantes y obreros comenzaron a poblar la zona aprovechando la cercanía con el puerto de Buenos Aires.
El nombre proviene de un censo de villas de emergencia realizado en la ciudad en 1950, donde se asignaron números a diferentes asentamientos informales.

Una de las calles de Villa 31.
Durante décadas su población fue creciendo y aumentando de manera exponencial debido a la llegada de inmigrantes del interior del país y de países limítrofes. Sin embargo, las condiciones deplorables de vida no difieren mucho de las existentes en su formación.
El Padre Ignacio Bagattini relata que "está creciendo mucho la gente en la calle y el avance del narcotráfico". Esto se debe a un aumento de precios, tanto de alimentos como de suministros, que no se ha visto repercutido en un incremento de salarios.
Desde el 2018, el peso ha sufrido una devaluación frente al dólar lo que provocó una inflación 'por las nubes'. Asimismo, se han retirado ayudas que abarataban servicios esenciales como el gas, energía eléctrica o transporte.
Según explica el párroco: "Antiguamente, a los comedores sociales solo acudía gente sin trabajo y ahora, también van personas que, aun con un salario, no llegan a fin de mes".