
Jean-Baptiste Fressoz, historiador galo experto en ciencia y clima. Arpa
El historiador del cambio climático Jean-Baptiste Fressoz: "La transición energética no es seria; es solo un eslogan"
El experto galo defiende que hay sectores "imposibles" de descarbonizar y que habría que repensar "la cantidad de cosas que consumimos".
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Sin transición (Arpa, 2025) es, como su propio autor explica, un libro "puramente de historia", que analiza la genealogía de la energía y la simbiosis que se ha dado a lo largo del tiempo.
La transición energética, explica a ENCLAVE ODS el historiador ambiental Jean-Baptiste Fressoz, es "una noción muy extraña" puesto que "la dinámica energética no obedece a una ley de transición".
Sin embargo, matiza el también investigador del Centro Nacional de Investigaciones Científicas galo (CNRS, por sus siglas en inglés), se convirtió en una narrativa omnipresente porque "proviene de la futurología nuclear".
Y lo explica: "Básicamente, la idea de la transición energética es hija de la era atómica. En cierto modo, surge del mismo entorno y período".
En su último libro, que lleva como subtítulo Una nueva historia de la energía, Fressoz explora esta idea y plantea, como asegura a EL ESPAÑOL por videollamada, que la transición ecológica no se trata de otra cosa que de una "ilusión tecnológica".
Porque, como reitera varias veces a lo largo de nuestra conversación, "no habremos descarbonizado nuestras economías en tres o cuatro décadas, ni siquiera en más tiempo".
La lógica detrás de esta afirmación es sencilla: "Hay todo tipo de sectores que dependen completamente de los combustibles fósiles". Lo que no quiere decir, claro está, que no haya otros que se puedan descarbonizar por completo.
Eso sí, como repite a lo largo de la entrevista, lo suyo no es un alegato en contra de las energías limpias, ni de la mitigación y la adaptación climática.
"El cambio climático es un hecho indiscutible", incide. Pero "lo estamos abordando mal".
Una lógica "errada"
El conflicto, matiza Fressoz, estaría en que "lo que hacemos con las energías renovables no es una transición energética, sino que reducimos la intensidad de carbono de la economía; es decir, usamos menos CO₂ para producir el mismo PIB".
Ese, dice, es el quid de la cuestión. "Reducir la intensidad de carbono de la economía te obliga a pensar en el tamaño de esta. Y la lógica te dice que si sueñas con una economía completamente descarbonizada para 2050, esta podrá crecer y resolver todos nuestros problemas de pobreza y desigualdad".
Sin embargo, recuerda el historiador galo, "esta lógica está profundamente errada; eso no va a suceder".
El problema, dice, estaría en que "la transición energética no es una idea seria; es solo un eslogan". Además, "ha puesto demasiado énfasis en la tecnología, la innovación, la inversión, el capital, las empresas emergentes…".
CO₂ útil o de lujo
El resultado de esta "obsesión" tecnológica acaba siendo que "los verdaderos desafíos relacionados con el cambio climático, como la redistribución y la reducción de ciertos sectores, han quedado marginados por culpa de la transición energética".
Por eso, Fressoz apuesta por "abordar el cambio climático de una manera tecnológicamente realista". Puesto que, recuerda, el desarrollo tecnológico necesario para implementar soluciones relacionadas con el hidrógeno verde o, entre otras, la captura y el almacenamiento de carbono, "necesita demasiada inversión".
Pregunta: Entonces, ¿propone menos transición energética y más económico social?
Respuesta: En el caso de la electricidad, necesitamos una transición en los países donde todavía hay carbón, pero para el resto de los sectores, sí, se trata de cuál es la utilidad de estas o aquellas emisiones de CO₂.
Este es un tema clave que no se aborda cuando hablamos de la transición energética, porque no nos preguntamos si la tonelada de CO₂ que estamos generando es útil o no. Ese es el verdadero debate político que deberíamos tener: si son emisiones de lujo o esenciales.
P.: ¿Por qué no se está debatiendo esto ni siquiera en las cumbres del clima?
R.: Porque no queremos tener discusiones difíciles sobre el nivel de consumo de ciertas personas y el cambio del poder en general se ha centrado en el capital y mucho menos en el debate laboral y político sobre lo que están haciendo las empresas, etc.
Para Fressoz, estaríamos "obsesionados con la tecnología y nos embriaga fácilmente la promesa de la innovación".
Y eso a pesar de que, dice, "uno de los mayores escándalos que tenemos ahora mismo está relacionado con las emisiones negativas y todas esas empresas y startups que dicen que podrán capturar CO₂ en millones de toneladas, pero aún no han alcanzado la neutralidad de carbono por sí mismas".
P.: ¿No cree que lo vayan a conseguir?
R.: Ese discurso es una basura. Tenemos que entender que la mayor parte del debate no es serio. Toda esta discusión sobre tecnologías, etc., no es seria. Porque no se trata de capturar CO₂, sino de captar subsidios públicos.
El historiador ambiental galo insiste en que "se destina mucho dinero a este tipo de sectores", como también sucede con el hidrógeno.
Y todo, dice, porque "entre las élites europeas existe la idea de que de alguna manera Europa inventará las tecnologías del futuro, que serán cero emisiones y, por lo tanto, la innovación es el motor del crecimiento económico".
P.: Usted dice que no lo es… ¿Nos olvidamos de la tecnología, entonces?
R.: No, puede resolver algunos problemas, pero el bajo crecimiento económico y las emisiones de CO₂ no se resolverán solo gracias a la tecnología verde. Honestamente, pensar así demuestra un nivel de comprensión muy bajo en cuanto a la dinámica material del mundo.
P.: De la revolución verde tecnológica nos olvidamos, ¿no?
R.: La idea de que Europa va a revolucionar la industria siderúrgica mundial gracias al acero hidrogenado es completamente absurda. Porque la mayor parte del acero se produce en el mundo pobre y no van a capturar, transportar y almacenar el dióxido de carbono generado durante la producción de cemento, ni van a utilizar hidrógeno para producir acero.
Más materias primas
Fressoz insiste en que, "como ciudadanía, es muy cómodo vivir igual que siempre, viajar en avión, comer carne, etc., sin pensar en las consecuencias". Pero se sabe que, sin cambios drásticos, "a finales del siglo XXI, el problema climático va a ser grave, especialmente para nuestros hijos y nietos".
E insiste: "Es muy cómodo seguir como antes y confiar en que hay un plan maestro o que algunas personas muy brillantes van a resolver todos estos problemas… Esto es muy infantilizante".
Y es que, recuerda el galo, "en el siglo XX ha habido una enorme cantidad de innovaciones, especialmente en química". Sin embargo, "el consumo de todas las materias primas ha aumentado".
La lógica de la transición energética diría que esto es una suerte de paradoja. Pues la innovación debería habernos llevado a lo contrario.
Pero "globalmente consumimos una gama más amplia de materias primas, y cada una se consume en mayor cantidad, a pesar de todas las innovaciones. Por lo tanto, las materias primas nunca se quedarán obsoletas", sentencia.
Y asegura que son escasos los ejemplos en los que se haya reducido su consumo. Estaría, dice, la lana de oveja, porque "hay una competencia con la fibra sintética y prohibiciones en ciertos países".
Precisamente por ello, reivindica: "Imaginar que mediante la innovación haremos que se queden obsoletos el gas, el petróleo y el carbón, que son absolutamente cruciales en la mayor parte de los sectores económicos, es absurdo, una fantasía".
Asimismo, Fressoz recuerda que "la historia de la energía se ha contado como una competencia entre ellas, como si el carbón compitiera con la madera o si el petróleo estuviera en competición con el carbón". Esto, sin embargo, zanja, es "falso".
"La historia de la energía es simbiótica. Lo mismo ocurre con las renovables, que necesitan combustibles fósiles", indica. Y explica: "El problema no son tanto las energías limpias en sí, sino los coches eléctricos y todo con lo que alimentamos con ellas".
Porque, insiste: "Se necesitarán combustibles fósiles para construir los automóviles, o una carretera, o edificios. Por tanto, que todo se encuadre en términos de transición es incorrecto".