
La refugiada sudanesa Nada Fadol, de 31 años y ganadora regional del Premio Nansen para los Refugiados de ACNUR 2024 para Oriente Medio y Norte de África, reside en Egipto desde 2015. UNHCR
Nada Fadol, la refugiada sudanesa que dirige en Alejandría un centro de atención a desplazados
"La situación de la Guerra de Sudán ha cambiado, pero el sentimiento de dolor, sufrimiento y la búsqueda de seguridad siguen siendo los mismos".
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Ningún ser humano puede llegar jamás a imaginarse el dolor que supone dejar atrás a tu familia, tu país, tu casa, tu familia... Todo lo que hacía que sintieras que, en algún lugar del mundo, tenías un hogar. Pero Nada Shaip Saeed Fadol no es que se lo imagine, es que lo sabe.
Nació en Sudán hace ya 32 años, pero tenía 22 cuando tomó la decisión de huir. La inestabilidad, los constantes conflictos y la violencia desenfrenada que se sucedían en el país africano, aún más cruenta si cabe para las mujeres, hicieron que Fadol escapara como refugiada hacia Egipto en 2015.
Llegó a la ciudad de Alejandría en el marco de sus estudios universitarios en Medicina, y solicitó el asilo de manera oficial en 2019, el mismo año en el que, harta de quedarse de brazos cruzados, empezó a maquinar la idea de abrir un centro que ayudara a las personas que acudían a Egipto en la misma situación en la que cuatro años antes había llegado ella.
Pero esa idea no se materializó hasta casi un lustro después. En 2023, con el estallido de la guerra, Fadol ya no pudo esperar más. Ya con una buena reputación en la comunidad, tras pasar todos esos años utilizando sus conocimientos para dar clase a niños y niñas de la zona, levantó, de la mano de la Iniciativa Rouh, el centro comunitario que ahora mismo dirige.
En él, ofrecen a las personas desplazadas servicios gratuitos de atención médica y formación profesional. Desde que abrió sus puertas hace ya dos años, este centro ha atendido a más de 5.000 personas. Es precisamente por esta encomiable labor por la que Fadol fue galardonada con el Premio Nansen 2024 –otorgado por ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados)– para Medio Oriente y el Norte de África.
Un año después, y con un segundo aniversario que acaba de ser marcado en nuestros calendarios, Nada Fadol habla con ENCLAVE ODS desde Alejandría para hacer su propio balance de una guerra que, cada día que pasa, necesita más "ayuda urgente".

Ceremonia de entrega del Premio Nansen para los Refugiados 2024 del ACNUR. ACNUR
¿Cuándo y cómo decidió fundar este centro de acogida para refugiados? ¿Qué diferencias observa entre la situación actual y la que vivió al llegar hace diez años?
La idea surgió en 2019, pero en realidad lo abrí después de que la situación en Sudán se deteriorara significativamente, inmediatamente después del estallido de la guerra. La situación se volvió completamente diferente en comparación a como era cuando yo llegué, pero el sentimiento de dolor, sufrimiento y la búsqueda de seguridad sigue siendo el mismo.
¿En qué condiciones llegan las personas al centro y qué servicios ofrecen? ¿Cuántas personas han sido atendidas hasta el momento?
Nuestra primera prioridad es reconstruir su autoconfianza mediante la capacitación y cursos que les permitan asegurar una fuente de ingresos para sus familias. Esto incluye formación específica para mujeres, como costura, artesanías, peluquería y habilidades de salón de belleza, además de brindar oportunidades laborales para jóvenes en fábricas y comercios.
Además, les ayudamos a acceder a servicios médicos, incluidos tratamientos y cirugías, y organizamos seminarios de concienciación, sesiones de apoyo psicológico y arte-terapia para ayudarles a enfrentar las presiones psicológicas y que se adapten mejor.
También realizamos actividades culturales con diferentes nacionalidades y con la comunidad de acogida para fomentar la integración y derribar barreras culturales. Hasta ahora, hemos podido asistir a aproximadamente 5.000 personas con diversos servicios de salud, económicos y culturales.
Aunque el conflicto alcanzó su punto álgido hace dos años, Sudán siempre ha sido una región afectada por la crisis. ¿Cómo ha cambiado la situación de las personas a las que se ha acogido a lo largo de los años?
La guerra ha tenido un impacto muy significativo en el pueblo sudanés, ya que su prolongada duración fue inesperada. Dada la historia de conflictos continuos en Sudán, el impacto fue aún mayor debido al prolongado periodo y a las crecientes pérdidas. Sin embargo, tras dos años, un porcentaje considerable de personas puede haberse adaptado a la situación y haber comenzado a superar la crisis relativamente.
Más allá del desplazamiento de refugiados, ¿cómo repercuten las consecuencias de la guerra en Egipto?
Existen impactos económicos, como el aumento de los precios, y sociales, como el incremento de la tensión social entre los refugiados y la población local debido al gran número de refugiados, así como un aumento significativo en los problemas de salud mental debido a las presiones que enfrenta la comunidad refugiada, lo que también afecta a la comunidad de acogida.

Un grupo de participantes, entre ellos los refugiados sudaneses Elham Mahmoud (derecha) y Hend Youssef (centro), asisten a una clase de crochet y costura como parte de un taller de capacitación para la subsistencia en el centro comunitario de la Iniciativa Rouh en Alejandría, Egipto. ACNUR
Ser mujer en un contexto de guerra implica desafíos adicionales. ¿Cómo llegan las niñas y mujeres al centro y en qué condiciones?
Las mujeres a menudo se ven obligadas a responsabilizarse del sustento de sus familias tras perder a sus esposos o proveedores masculinos. Ante la escasez de recursos y las limitadas oportunidades laborales, muchas sufren enfermedades psicológicas debido a los traumas que han soportado, derivados de la pérdida de seres queridos, el desplazamiento y las duras condiciones, además de la violencia sexual y la explotación que pueden enfrentar al buscar medios para sobrevivir.
Las niñas menores llegan en un estado deplorable de pérdida de la pasión y el deseo de vivir, junto con trauma psicológico. Algunas han sido sometidas a matrimonios tempranos y privadas de educación y de atención médica básica.
¿Cómo valora la respuesta de la comunidad internacional desde el inicio del conflicto?
La respuesta inicial tras el estallido de la guerra fue muy buena, y algunas organizaciones internacionales y las Naciones Unidas se movilizaron para proporcionar ayuda urgente inicial, especialmente en las áreas de alimentos, asistencia financiera y atención médica básica.
Sin embargo, posteriormente, la ayuda no alcanzó a cubrir las necesidades de la gran cantidad de personas que realmente requerían asistencia, a pesar de la presencia de muchas organizaciones internacionales trabajando en la provisión de diversas formas de ayuda. Además, los medios estuvieron completamente ausentes respecto a lo que estaba ocurriendo en Sudán.