Como trabajador de una entidad bancaria, sé que las personas no miden la utilidad de un banco en balances o cuentas de resultados, sino en las oportunidades que hacemos posibles para su vida.

Si tuviera que elegir una palanca con mayor retorno social por euro invertido, escogería la educación financiera. No para convertir a los ciudadanos en especialistas, sino para darles criterios que los acompañen toda la vida.

Esa es, en el fondo, la esencia del ODS 4: Educación de calidad, y en concreto de su meta 4.4, que llama a aumentar de aquí a 2030 las competencias técnicas y profesionales necesarias para el empleo, el trabajo decente y el emprendimiento.

España progresa, pero aún tiene margen. La Encuesta de Competencias Financieras del Banco de España (ECF 2021) revela que, ante las tres preguntas básicas —inflación, interés compuesto y diversificación—, la población acierta de media el 53%.

Casi la mitad declara percibirse con conocimientos "muy bajos" o "bajos" en estos aspectos que, al final, condicionan la economía mundial. Traducido al día a día, esto significa fragilidad frente a imprevistos, peor toma de decisiones y menor aprovechamiento de productos que podrían mejorar la resiliencia de los hogares.

En nuestra entidad nos esforzamos por llevar la formación financiera y la educación a las facultades de farmacia. ¿Por qué? Porque la farmacia comunitaria no es solo el punto de acceso sanitario más cercano para millones de personas, también se asemeja a una pequeña empresa que opera con obligaciones y riesgos específicos.

En España hay más de 22.000 farmacias y 81.000 farmacéuticos colegiados. Casi dos tercios de esas farmacias se ubican fuera de capitales de provincia, y unas 672 reciben el Índice Corrector de Márgenes —el 97% en medio rural— para garantizar su sostenibilidad.

Dicho de otro modo: pacientes de todo el país tienen acceso a sus medicamentos gracias a que un titular —que no solo es experto en medicamentos, sino que debe tener una educación financiera sólida— está al frente de su tesorería, su endeudamiento y debe proteger de los riesgos a su negocio.

En mi experiencia, lo que marca la diferencia no es tanto "hablar de finanzas" como trabajarlas en un contexto real. Aportar soluciones para un problema específico. Y las preocupaciones de un farmacéutico en cuanto a sus finanzas son muy concretas.

Abuela enseña a su nieta cómo ahorrar.

Abuela enseña a su nieta cómo ahorrar. Istock

Nuestro trabajo estará cumplido cuando los estudiantes de hoy lleguen a sus farmacias mañana y puedan ejercer sin ahogos; sepan planificarse y comparar entre financiaciones; tengan un criterio razonado sobre qué hacer con los ahorros o con el patrimonio obtenido al traspasar su negocio; y cuando lleguen a la jubilación con un patrimonio digno porque han gestionado e invertido con cabeza.

Como puede verse, es un trabajo en el que podemos y debemos acompañar de principio a fin. Para eso sirve la educación financiera: para transformar momentos críticos de vida profesional en decisiones formadas y conscientes.

La banca responsable debe aportar método, datos y acompañamiento, en todos los lugares y a lo largo del tiempo. Tenemos una visión transversal del riesgo, información sectorial y capilaridad para llegar donde otros no llegan. Poner ese conocimiento al servicio de colectivos como los farmacéuticos —y, por extensión, de estudiantes y otros profesionales sanitarios— es gestión responsable.

Si logramos que más jóvenes abran su farmacia con un plan de caja realista, que un titular en una zona rural resista un bache sin bajar la persiana, o que una adjunta entienda el momento óptimo para asumir una titularidad, habremos contribuido a algo más que a la "cultura financiera", habremos reforzado la salud y el empleo de todo un territorio.

La educación financiera no es un fin, es una herramienta para que todos tengamos las mismas posibilidades de prosperar. Y cuando se enseña con casos, se mide con rigor y se comparte con generosidad, deja de ser un eslogan para convertirse en una ventaja profesional y una decisión responsable.

*** Manuel Pozo es director de Relaciones Institucionales de CBNK Banco.