Mi primer contacto con el voluntariado ocurrió en los inicios de mi vida laboral. Aquel verano, entre un trabajo y otro, encontré la oportunidad de viajar a Guatemala. Por las mañanas colaboraba en el seguimiento de microcréditos a cabezas de familia con negocios —de costura, comercio o artesanía—, y por las tardes acudía a un hogar de acogida de niños.
Aunque en mi entorno no era habitual que los compañeros hicieran voluntariado, yo sí había tenido la suerte de vivirlo en mi familia. Trabajaba en finanzas, apenas conocía el Tercer Sector y la palabra voluntariado me resultaba tan atractiva como intimidante. La duda que me planteaba era ‘¿qué puedo aportar?’ Me ofrecía a ayudar en algo, pero la clave estaba, precisamente, en ese “algo”.
Ese algo es el bien. El voluntariado es una forma de comprometerse activamente con el bien común. Esa es su esencia. Eso es lo que sentí aquella primera vez que participé en la labor social de aquella organización.
Quién me diría entonces que, años más tarde, acabaría trabajando en el Tercer Sector acompañando a ONG desde Fundación Lealtad. Quizá por eso este recuerdo ha vuelto con fuerza al acercarse el 5 de diciembre, Día Internacional del Voluntariado. Una fecha que se esconde en el calendario, eclipsada por la inminente Navidad.
Este día nos recuerda que miles de organizaciones funcionan gracias a personas que generosamente regalan su tiempo. Personas que sostienen proyectos, acompañan vidas y permiten que el impacto social sea real.
El voluntariado es una expresión del compromiso ciudadano. No exige grandes discursos ni titulares; es la suma de pequeños actos que van tejiendo una red que sostiene a quienes más lo necesitan.
En España, contamos con más de 4,2 millones de personas realizando voluntariado, según el Barómetro del Voluntariado 2024. Es una cifra que habla de un país que combina solidaridad y responsabilidad, y que entiende que las ONG no son solo estructuras formales, sino que actúan como un canal que articula el compromiso y la solidaridad de las personas.
En las 307 ONG acreditadas por Fundación Lealtad con el Sello Dona con Confianza, el voluntariado representa el 57% de los recursos humanos. Nuestros datos reflejan que son más de 112.000 personas que acompañan a beneficiarios, apoyan actividades formativas, colaboran en eventos, realizan tareas administrativas o sostienen proyectos esenciales cuando faltan manos o recursos.
Pero el voluntariado también enfrenta retos. Uno de ellos es la desconfianza. El Barómetro del Voluntariado recuerda que una de las principales razones para no colaborar son la desconfianza y la falta de información sobre las ONG. Y aquí la transparencia es decisiva: sin confianza, no existe participación estable ni compromiso duradero.
Ana Benavides, directora de la Fundación Lealtad. Cedida
Por eso es tan importante que las organizaciones expliquen con claridad cómo trabajan, qué impacto generan y por qué sus proyectos transforman vidas. La ciudadanía necesita tomar decisiones informadas. La confianza no se impone ni se presupone: se construye con información, con hechos, con coherencia y con responsabilidad diaria.
Este 5 de diciembre quisiera animar a que jóvenes y mayores conozcan la satisfacción de contribuir como voluntarios. Además, conviene recordar que 2026 ha sido declarado Año Internacional de los Voluntarios para el Desarrollo Sostenible, una oportunidad para visibilizar aún más su impacto.
Los tiempos han cambiado y hoy muchas empresas fomentan diversas formas de voluntariado, facilitando que más personas puedan implicarse sin renunciar a sus responsabilidades. Pero hay cosas que no cambian: los valores siguen transmitiéndose a las siguientes generaciones y, de hecho, hoy veo cómo mis hijas también se involucran.
El voluntariado empieza así: con un paso sencillo que, sin darnos cuenta, nos conecta con otros y nos invita a formar parte de la solución. Mi invitación es simple: acerquémonos a las ONG, conozcamos sus proyectos y descubramos dónde podemos aportar. A veces basta una mañana. A veces basta una conversación. A veces, simplemente, basta querer.
*** Ana Benavides es directora general de Fundación Lealtad.