Cada año en España se desechan unas 990.000 toneladas de ropa usada, de la cual solo el 12% se recoge de manera separada. El resto va a parar al vertedero o es incinerada.

Afortunadamente, en Europa se ha aprobado la modificación de una directiva que obligará, entre otras cosas, a que las empresas que colocan prendas en el mercado europeo creen mecanismos para incrementar la cantidad de ropa recogida.

De hecho, en España ya se ha publicado el borrador del Real Decreto destinado a regular este tema, un documento ambicioso en el que se propone que para el 2030 se esté recogiendo el 50% de la ropa que se desecha y en 2035 el 70%.

La pregunta ahora es: ¿qué vamos a hacer con todas estas prendas? Lo ideal, obviamente, es que se reutilicen tal cual, como ropa de segunda mano, alargando así su vida útil. Actualmente, esto se da en alrededor de un 50% de los casos.

La cifra no está nada mal, y seguro que se incrementa por el interés creciente del mercado de ropa de segunda mano, pero, aun así, seguirá habiendo muchas toneladas de residuo textil que gestionar.

La opción más lógica después de la reutilización es transformar estas prendas en hilo reciclado que permita fabricar nueva ropa sin necesidad de materias primas vírgenes. El problema es que el reciclaje textil es bastante complejo y los tejidos contienen muchas mezclas de materiales (algodón, poliéster, elastano) que tecnológicamente todavía no se pueden separar a gran escala y sin generar un gran impacto ambiental.

También las cremalleras, lentejuelas y demás abalorios que decoran las prendas dificultan mucho este proceso. Lo cierto es que actualmente solo el 1% del residuo textil se convierte en nuevas fibras y, a menudo, el resultado son prendas con una durabilidad menor.

Por suerte, se está avanzando mucho en este sentido y grandes grupos como Inditex, H&M o Mango están invirtiendo en startups que trabajan para escalar el reciclado textil fibra a fibra. Ejemplos interesantes son la empresa estadounidense Circ, que trabaja en el reciclaje de mezclas de poliéster y algodón; la empresa sueca Circulose, dedicada al reciclaje de algodón, o la española The Post Fiber, orientada al reciclaje de fibras posconsumo, las más complicadas de gestionar.

Pero mientras todas estas investigaciones avanzan, una salida interesante es la de utilizar el residuo textil como materia prima para otras industrias. En realidad, ya hace muchos años que los asientos de los coches y aviones, entre otros, se rellenan con la ropa que desechamos y que es imposible reutilizar.

También muchos aislantes térmicos de viviendas están realizados con este material. De hecho, el sector de la construcción es uno de los más interesantes para revalorizar esta materia prima secundaria.

Hace unos meses saltaba a los medios la propuesta de Fab-Brick, una empresa francesa que se dedica a triturar residuo textil para crear paneles decorativos para marcas como Levi’s o Salomon, que han decorado sus tiendas con esta solución.

En España, hace unas pocas semanas también veía la luz MDTex, un material realizado con residuo textil posconsumo pensado para reemplazar el MDF y contrachapado, tan utilizados en el mobiliario para el retail y que surge de un laboratorio de innovación formado por Mango y Elisava, la facultad de diseño e ingeniería de la Universidad de Vic.

También entre las paredes de una universidad, en este caso la Politécnica de Cataluña, se ha desarrollado un fibrocemento que incorpora residuo textil. Se trata de un material muy resistente, más flexible que otros materiales de construcción, ignífugo y con el que ya se ha conseguido fabricar paneles de fachadas, tejas y baldosas.

Pero quizás la solución más curiosa para reciclar la ropa es la de la empresa portuguesa Renova, que está anunciando en los autobuses de media España un nuevo papel higiénico realizado con residuo textil y que asegura ofrecer una experiencia única al usuario por su suavidad y resistencia.

Así que ya sabes, si te quieres deshacer de una prenda, asegúrate de depositarla en el contenedor de la ropa. Quién sabe, quizás la próxima vez que visites una tienda, te sientes en un avión o vayas al baño, te reencuentras con ella.

*** Sònia Flotats es directora de Move! Moda en Movimiento.