En un sector tan exigente y transformador como el aeroespacial, la innovación no solo se mide en avances tecnológicos, sino también en la capacidad de inspirar, impulsar y acompañar a las personas que lo hacen posible.
En los equipos donde las mujeres asumen roles de liderazgo y se apoyan mutuamente a través de la mentoría, se aprecia una diferencia. Las ideas fluyen con más libertad, la diversidad es una ventaja competitiva y las barreras tradicionales comienzan a tambalearse.
Durante décadas, abrirse paso en la aeronáutica y el espacio implicó para muchas mujeres nadar contracorriente, haciendo frente a estereotipos, barreras estructurales y falta de referentes visibles.
Sin embargo, cada paso que dieron las primeras pioneras dejó huellas que hoy seguimos, más firmes y con menos miedo.
Hoy el panorama está cambiando gracias al esfuerzo colectivo y al compromiso de muchas. Y uno de los factores que más está acelerando ese cambio es la mentoría, que no solo impulsa trayectorias, sino que también crea vínculos reales que inspiran y multiplican el talento.
Ser mentora en este sector no es solo compartir experiencias o consejos. Es un acto de responsabilidad y, sobre todo, de generosidad. Es acompañar en los momentos de mayor incertidumbre, empoderar cuando el entorno no lo hace y ofrecer dirección cuando las dudas hacen acto de presencia.
Es, en esencia, ayudar a otra mujer a ver su potencial incluso cuando ella aún no lo tiene claro. Por eso, el liderazgo femenino va mucho más allá de ocupar un cargo, es también la decisión consciente de guiar a otras y de compartir el camino recorrido para que no anden solas.
Cada mujer que lidera con autenticidad, que se atreve a alzar la voz en entornos tradicionalmente masculinos o que respalda a una compañera en la toma de decisiones, está generando un impacto que trasciende su propio rol.
Está rompiendo techos de cristal no solo para ella, sino para todas las que vendrán detrás.
Otro aspecto relevante es que la mentoría es empática y colaborativa. Hay conversaciones que no se ven en los informes, pero que transforman carreras: un mensaje de ánimo, una recomendación en el momento justo, una llamada antes de una entrevista clave.
Esas pequeñas acciones entre mujeres sostienen más de lo que se imagina.
En Ellas Vuelan Alto lo comprobamos cada día. Cuando una mujer encuentra una guía, una aliada, una mentora que cree en ella, sus alas crecen. Y cuando esa mujer se convierte a su vez en mentora de otras, el ciclo virtuoso del cambio se fortalece.
Por eso, desde Ellas Vuelan Alto, impulsamos nuestro programa de mentoring, liderado por Estefanía Matesanz, una iniciativa clave para construir una red sólida de mujeres líderes que, además de brillar, iluminen el camino para otras.
En esta II Edición del programa, hemos formado 17 parejas de mentoría. De los 17 mentores, cinco son hombres y doce mujeres, y todas las mentees son mujeres comprometidas con su crecimiento profesional en el sector aeroespacial.
El liderazgo femenino necesita seguir cultivándose con determinación y visión colectiva. Nos queda mucho por hacer, pero ya hay mujeres que están diseñando satélites, liderando misiones y formando a las próximas generaciones.
Si seguimos sumando voces y talento, el sector aeroespacial no solo será más innovador, será también más justo y representativo de quienes lo hacen posible.
***Isabel Maestre es presidenta de Ellas Vuelan Alto.