El cambio climático es uno de los desafíos más acuciantes de nuestra era, y la Unión Europea se ha puesto manos a la obra para alcanzar el objetivo de la neutralidad climática en 2050. La Ley Europea del Clima, aprobada en junio de 2021, ha establecido esta obligación jurídica. Su puesta en marcha requiere que todos los sectores reduzcan sus emisiones de carbono. Y es en este proceso donde las empresas juegan un papel protagonista.
En pos de lograr estos objetivos, la tecnología está emergiendo como un factor clave. De hecho, la digitalización, según el World Economic Forum, puede contribuir a descarbonizar el planeta, reduciendo las emisiones de dióxido de carbono hasta un 35% en la próxima década. En particular, tecnologías como la inteligencia artificial y el Big Data están adquiriendo una gran relevancia.
No solo contribuyen a optimizar la eficiencia empresarial, sino también a calcular, reducir y gestionar la huella de carbono. Pero ¿cómo pueden las empresas utilizar estas herramientas para cumplir con los objetivos de sostenibilidad de la UE? ¿Qué retos se presentan al implementar estas soluciones tecnológicas?
Antes de nada, en cualquier estrategia de sostenibilidad, el primer paso es comprender el impacto actual de cada compañía en el medio ambiente. Solo como referencia, se calcula que el uso mundial de internet consume 416,2 TWh anuales, un consumo eléctrico mayor que el de todo el Reino Unido, según un estudio de Website Carbon.
Aquí, el cálculo de la huella de carbono se vuelve indispensable. Las compañías pueden utilizar plataformas digitales que combinan inteligencia artificial con análisis de datos avanzados para monitorizar sus emisiones en tiempo real. Estas herramientas permiten mapear sus fuentes de carbono, desde el consumo de energía hasta las emisiones indirectas generadas en su cadena de suministro.
Detectar ineficiencias
Actualmente, el mercado ofrece una amplia gama de soluciones tecnológicas que permiten automatizar el cálculo de la huella de carbono de manera eficiente. Al implementar estas tecnologías, las empresas pueden detectar de forma más precisa las ineficiencias operativas en sus procesos, ya sea en el consumo de energía, el uso de recursos o la gestión de residuos, lo que facilita la identificación de áreas clave para reducir su impacto ambiental.
Además de optimizar sus operaciones, las compañías que utilizan estas plataformas tecnológicas generan informes detallados y personalizados sobre su huella de carbono. Estos reportes, alimentados por datos en tiempo real, permiten una mejor toma de decisiones estratégicas.
La capacidad de contar con información precisa y actualizada no solo ayuda a las organizaciones a cumplir con las normativas ambientales, sino que también les ofrece una visión más clara de su progreso hacia la sostenibilidad, maximiza su eficiencia energética y disminuye su impacto medioambiental.
Una vez calculada la huella, la integración de tecnologías avanzadas puede ayudar a las empresas a reducirla de un modo significativo. La IA, al combinarse con el análisis de los datos, puede optimizar procesos operativos, desde la gestión energética hasta la producción y distribución de bienes.
En el sector manufacturero, por ejemplo, los sistemas basados en IA pueden ajustar el uso de energía en función de la demanda, de manera que se reduce el desperdicio de recursos.
El 'big data' aliado
Asimismo, el big data permite que las empresas analicen grandes cantidades de información y encuentren patrones que de otra manera serían invisibles. Esto facilita la identificación de oportunidades para mejorar la eficiencia, como la minimización de los tiempos de inactividad de las máquinas o la optimización de las rutas logísticas para disminuir el gasto de combustible.
Más allá de las empresas individuales, el big data tiene un impacto crucial en la lucha contra el cambio climático a escala global. Gracias a la capacidad de procesar y analizar datos climáticos históricos y en tiempo real, esta tecnología permite prever fenómenos extremos como sequías, inundaciones o tormentas.
De hecho, gobiernos e instituciones internacionales pueden hacer uso de estas informaciones para desarrollar estrategias de adaptación y mitigación, lo que ayuda a reducir pérdidas económicas y sociales derivadas del cambio climático.
Mejor gestión energética
La digitalización y las tecnologías emergentes no solo ayudan a reducir emisiones, sino que también facilitan la alineación de las empresas con los ODS. Por ejemplo, al automatizar sus procesos, transformar digitalmente las operaciones y emplear herramientas basadas en la nube, las empresas pueden mejorar la gestión de sus recursos y disminuir los residuos.
No obstante, la adopción de estas tecnologías no está exenta de desafíos. Las compañías enfrentan barreras culturales, financieras y técnicas.
La resistencia al cambio, el coste inicial de implementación y la falta de personal capacitado son obstáculos comunes. Es crucial desarrollar una visión a largo plazo, en la que la inversión en tecnología se vea como una oportunidad de ahorro y mejora continua, y no solo como un gasto.
En última instancia, las empresas que confíen en la IA, el big data y otras tecnologías emergentes estarán mejor posicionadas para cumplir con los objetivos climáticos de la UE y, además, serán mucho más competitivas.
No debemos entender la sostenibilidad como un deber moral o legal, sino como una oportunidad de transformación empresarial para prosperar en un futuro cada vez más digital y responsable con el mundo que nos rodea.
*** Rafael Conde del Pozo es director de Business Development, Strategy & Innovation de Softtek EMEA.