Hoy celebramos el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha que nos invita a reflexionar sobre las barreras de género existentes y a trabajar por el acceso equitativo y la plena participación de mujeres y niñas en este sector, con el objetivo de alcanzar una verdadera igualdad de género en la ciencia.

A pesar de los avances realizados, la brecha entre hombres y mujeres en este campo sigue siendo considerable, reflejando desigualdades históricas y estructurales que han limitado las oportunidades para las mujeres. No obstante, si proyectamos hacia el futuro, es posible que dentro de 15 años miremos atrás y consideremos estas diferencias casi abismales, lo que subraya la importancia de acelerar los esfuerzos para cerrar esta brecha.

Esta fecha no solo nos sirve para romper estas barreras, sino también para visibilizar el trabajo de las mujeres que se dedican a las áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, en inglés), creando referentes femeninos para las más pequeñas y contribuyendo en sus decisiones a la hora de elegir su carrera profesional.

Un claro ejemplo de referente en el sector es Sara García Alonso, la primera española en formar parte del cuerpo de reserva de astronautas de la Agencia Espacial Europea (ESA). Su trayectoria profesional la convierte en un modelo a seguir para niñas y jóvenes interesadas en la ciencia, demostrando que alcanzar metas de alto nivel en este campo es posible y necesario para seguir reduciendo la brecha de género en sectores como el aeroespacial.

Este día debe servir para inspirar a las personas, especialmente a las mujeres, a impulsar iniciativas de cambio a través de asociaciones como Ellas Vuelan Alto, blogs como Mujeres con Ciencia y campañas como #NoMoreMatildas, enfocadas en visibilizar las aportaciones de las mujeres y combatir la discriminación en el ámbito científico.

Otros de los problemas que está perjudicando la presencia de mujeres en el sector es la escasez de talento femenino. Según un informe de la UNESCO, solo el 35% de las estudiantes matriculadas en carreras STEM son mujeres. Este mismo estudio comparte que la cifra desciende hasta solo un 3% de matriculadas en carreras TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación).

El futuro del sector tiene una perspectiva optimista, porque cada desafío trae consigo una solución. Para ello, es clave hacerlo más atractivo para las jóvenes. En este sentido, el papel de las mujeres que ya forman parte de esta industria es doblemente relevante: no solo deben desempeñar su trabajo con excelencia, sino también allanar el camino para las nuevas generaciones. Cuantas más barreras de desigualdad se derriben hoy, más accesible será el camino para las que vengan después, generando un cambio que se refuerza con cada avance.

En definitiva, el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia nos recuerda la urgencia de cerrar la brecha de género en el ámbito científico, donde aún persisten desigualdades. Visibilizar a referentes es clave para inspirar a las nuevas generaciones y aumentar su presencia en las áreas STEM. Las niñas y jóvenes sólo accederán a profesiones en las que se vean reflejadas, de manera que la necesidad de referentes en campos esencialmente masculinos es indispensable para que ellas puedan ver y sentir que la ciencia es una salida profesional en la que sentirse plenamente desarrolladas. Solo con un compromiso colectivo lograremos transformar el panorama científico y empoderar a quienes seguirán abriendo camino.

*** Cristina Cuerno Rejado es catedrática de Ingeniería Aeroespacial de la ETSIAE (UPM) y directora de Proyectos en Ellas Vuelan Alto