La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. Esta frase de Nelson Mandela está hoy más vigente que nunca en el mundo empresarial, en un contexto marcado por grandes desafíos globales como la urgencia climática, la tecnología o la desinformación. Porque la educación es la única palanca que permite formar a líderes capaces de guiar una transformación profunda hacia la sostenibilidad, pero no solo dentro de sus organizaciones, sino en sus comunidades y en la sociedad en general. 

Los CEOs y directivos de las empresas no deben ser expertos en la gestión de recursos o en el análisis de mercados; necesitan comprender el impacto que tienen sus decisiones en el planeta y en las generaciones futuras. Un reciente estudio de Deloitte señala que el 61% de los líderes empresariales considera que la sostenibilidad es crucial para su estrategia, pero solo el 29% siente que está preparado para integrarla en las operaciones y estrategias de negocio de sus organizaciones, lo que refleja una brecha significativa que hemos de cerrar con una formación transversal y humanista.

Nos encontramos, además, en una era de transformaciones simultáneas y retos globales conectados entre sí. Desde la geoestrategia hasta la desinformación, pasando por la inteligencia artificial, la gestión de recursos naturales y las normativas internacionales, cada uno de estos retos afecta a los demás, creando un entramado de amenazas y oportunidades. 

En este marco, las empresas son agentes clave del cambio. Sin embargo, para que realmente puedan liderar esta transformación, es imprescindible que las personas que las conforman reciban las herramientas necesarias para comprender la complejidad del mundo actual, tomar decisiones estratégicas y responsables y anticiparse a los retos del futuro.

El 40% de las empresas españolas todavía no cuenta con un departamento de sostenibilidad, según datos del Observatorio de la Sostenibilidad. Además, dos tercios de la población prioriza el desarrollo económico frente a la sostenibilidad, lo que revela la necesidad de un cambio de mentalidad que solo puede lograrse a través de la formación y la concienciación.

Formación para inspirar el cambio

La educación no debe entenderse como la mera transmisión de conocimiento, sino como un proceso transformador que inspire a actuar y aporte a los líderes de las empresas las habilidades para responder a los cambios futuros y a liderar con propósito, como así lo ha puesto de relieve el Foro Económico Mundial, subrayando el liderazgo responsable como una de las competencias más críticas para abordar los desafíos del siglo XXI.

Formar a directivos con una visión integral de la sostenibilidad tiene un efecto multiplicador. Un directivo que implementa políticas inclusivas y reduce el impacto ambiental de su empresa o mejora las condiciones laborales de sus equipos no solo transforma su organización, sino que inspira a todo su entorno. Este efecto cascada es la clave para un cambio global.

Hay que destacar también que las empresas que aplican estándares ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) no solo mejoran su reputación, sino que reducen costes de capital, según un estudio de la Universidad de Salamanca. Además, el 84% de las pymes considera que la sostenibilidad les ofrece ventajas competitivas frente a sus competidores, lo que refuerza la idea de que hacer las cosas bien es también una decisión rentable.

Es evidente que no podemos viajar al futuro, pero sí podemos imaginar cómo sería nuestro futuro deseado y trabajar día a día, desde el presente, para hacerlo realidad. Y en este camino, la formación es esencial no solo para responder a las demandas que está marcando el mercado, a las organizaciones o las regulaciones en materia de sostenibilidad, sino para contribuir a un cambio más profundo en nuestra manera de entender el mundo, los negocios y la vida misma.

*** Arantxa Sasiambarrena es CEO de Noaway.