Los avances tecnológicos se han convertido en un pilar fundamental de la producción avícola y, en concreto, de la avicultura de precisión. Su objetivo es hacerla más sostenible, rentable y mejorar aspectos relacionados con el medio ambiente, el bienestar animal, la inocuidad o la seguridad alimentaria.

La utilización de sistemas inteligentes de gestión avícola permite aumentar la producción y amortizar los costes y el uso de recursos. Estos incluyen tecnologías de precisión, como sensores inteligentes, cámaras, automatización de procesos agrícolas y plataformas de toma de decisiones basadas en datos, que permiten mejoras en el bienestar de las aves, alimentación de precisión y detección rápida de enfermedades infecciosas.

No obstante, para llevar a cabo lo anterior, se necesitan personas expertas que sepan interpretar los datos y manejar a los animales. Estos trabajadores, mediante el uso de tecnologías, pueden ejercer un control exhaustivo sobre el ambiente de las granjas, la alimentación y los bebederos, el levante de gallinaza de forma diaria, o la recolección de huevos mediante el uso de cintas transportadoras.

Así, uno de los beneficios más importantes que tiene para el granjero cada uno de los avances tecnológicos es la posibilidad de acceso a su granja en remoto. Esto le facilita el control de la misma y le brinda las ventajas de mejora en la productividad, reducción de mano de obra y mejor calidad de la producción.

En el futuro, la producción avícola se digitalizará completamente, utilizando cámaras, sensores inteligentes, inteligencia artificial, y sistemas informáticos integrados para el procesamiento de big data, generando condiciones de producción óptimas.

En cuanto a las mejoras medioambientales, con la utilización de tecnologías inteligentes se obtienen beneficios relacionados con la reducción en la generación de residuos, permitiendo una disminución en la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Igualmente, permite mejoras en la conservación de los recursos hídricos, por la merma de la contaminación por nitratos y antibióticos en el agua.

Este aspecto es clave, ya que en la actualidad los ecosistemas de agua dulce se encuentran entre los más afectados del mundo, y esta es un insumo crucial para la vida, la prestación de servicios básicos y la realización de actividades económicas.

En relación con el suelo, también genera beneficios por el menor aporte de fósforo y metales pesados, lo cual es relevante para no afectar la biodiversidad de este. Hay que destacar en este punto que el 95% de los alimentos proviene de la tierra, por lo cual mantener la salud de los suelos es vital para la seguridad alimentaria.

Si consideramos que un tercio del suelo del mundo se encuentra degradado por la erosión, la salinización, la compactación, la acidificación y la contaminación química, la avicultura de precisión se convierte en una herramienta a destacar. Por otro lado, mediante la nutrición y el uso de tecnologías inteligentes, esta práctica tiene un impacto positivo en el bienestar animal.

Contribuye a mejorar la inocuidad alimentaria, que se refiere a todos los riesgos asociados a los alimentos que pueden repercutir en la salud de las personas, como puede ser la contaminación por incidencia de patógenos.

Por último, no debemos olvidar que las exigencias de los consumidores de hoy en día se fijan en el origen de sus alimentos, en cómo se produjeron, en quién lo hizo y en qué condiciones. Para ello, la trazabilidad, la cadena de bloques, la inteligencia artificial, y el internet de las cosas, pueden crear una cadena de suministro integrada desde la granja a la mesa que tenga mayor transparencia, eficiencia e inocuidad.

*** Luis Eduardo Casas Cirión es doctor en Ciencias Veterinarias en la Universidad de la República de Montevideo y miembro del Consejo Asesor del Instituto de Estudios del Huevo.

*** Andrea Macarena Carvalho es doctora en Ciencias Veterinarias.