Según el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, las pymes desempeñan un papel estratégico para una economía comprometida, próspera y conectada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En España, suponen el 99,8% del tejido empresarial español, crean el 66% del empleo empresarial y representan alrededor del 62% del PIB nacional.

Sin embargo, también se estima que su actividad está detrás del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Debemos, por lo tanto, proclamar su papel porque la sostenibilidad no es cosa únicamente de las grandes empresas. Una pyme sostenible es imprescindible en la búsqueda de un futuro verde, circular, eficiente e igualitario.

Los asesores, consultores y abogados somos el socio en el que las empresas y los empresarios españoles se apoyan, no sólo para velar por su cumplimiento normativo, sino también para impulsar su crecimiento y desarrollo.

Esta relación tan estrecha nos ha convertido en un profundo conocedor de sus necesidades en todos los ámbitos, desde la gestión de personas a la planificación financiera, pasando por la dirección operativa y estratégica. Tenemos, por tanto, una posición privilegiada para ayudarles a detectar los riesgos y las oportunidades que la sostenibilidad trae consigo.

Algunos estudios indican que casi el 40% de las pymes no tiene plan de sostenibilidad, ni está entre sus previsiones desarrollarlo. Parece un dato preocupante, pero si lo vemos desde una perspectiva optimista podríamos afirmar que el 60% de las pymes están ya trabajando la sostenibilidad o tienen planes para ello.

De hecho, el Pacto Mundial de la ONU España afirma que más del 68% de las empresas aliadas se han comprometido a trabajar para la consecución de los ODS, aunque sólo un 21% haya establecido objetivos y compromisos cuantificables y medibles. Este dato confirma que hay una preocupación de las empresas por transformarse e implantar medidas que encajen con los criterios ESG, sólo que no lo están comunicando o no realizan sus acciones de forma planificada.

Tenemos, por un lado, los avances en gobernanza e igualdad que la normativa ha ido incorporando en todo lo relacionado con la brecha salarial, las políticas de igualdad y no discriminación, así como políticas anticorrupción, entre otros. El último de ellos es la implantación del canal de denuncias, que refuerza la G del ESG: el buen gobierno de las empresas.

Es cierto es que, como suele suceder, la legislación es la que empuja a dar el primer paso. Pero estoy convencido de que los empresarios valoran e impulsan después los beneficios que todas estas acciones traen consigo una vez implementadas.

En muchos casos, las pymes están haciendo más de lo que parece. Por eso, creo importante que nosotros, los asesores, además de acompañar en ese cumplimiento normativo y, utilizando ese primer empujón que ofrece, las ayudemos a subir el siguiente escalón.

Para ello es imprescindible que tengamos muy presente cuáles son los principales factores que pueden llevar a las pymes a apostar por la sostenibilidad. El primero de ellos es el cliente interno y externo: los empleados, los consumidores y la sociedad en general muestran ya una mayor sensibilidad hacia el desempeño y la responsabilidad social de las empresas.

El segundo es la cadena de valor. Las grandes organizaciones, a partir de enero de 2024, van a estar obligadas a trabajar y reportar la sostenibilidad, y esos requerimientos ESG que van a establecer van a repercutir en la totalidad de su cadena de suministro.

Y, en tercer lugar, la financiación y las inversiones. Los negocios que integran vectores ESG resultan más atractivos para el mercado de inversión, y para el acceso a financiación por parte de una banca cada vez más enfocada a proyectos con la sostenibilidad en el centro del negocio. Este es un factor determinante en el crecimiento de nuestras empresas.

Como señalaba al inicio de este artículo, desde las asesorías y despachos profesionales debemos diseñar los servicios, como ya estamos haciéndolo en CE Consulting, con las inquietudes de las pymes en mente y conociendo y reconociendo todo su potencial.

Avancemos con ellos, según sus necesidades y su punto de partida. La mayoría de las empresas se encuentran en un entorno de descubrimiento, en el que perciben las señales de cambio, pero todavía no saben cuáles son sus fortalezas en materia ESG. Precisamente, a ellas debemos orientarlas en este diagnóstico y en la puesta en marcha de las primeras acciones. Impulsémoslas a alcanzar el objetivo: iniciar su desempeño ESG.

En este proceso de transformación, también nos encontramos con aquellas empresas que tienen clara la demanda del mercado y no quieren perder la oportunidad. Se sienten preparadas para asumir el gran reto de la ESG, por lo que necesitamos trabajar junto a ellas para poner a punto su organización y lograr una orientación estratégica hacia la sostenibilidad.

Por otro lado, hay empresas que ya están trabajando la sostenibilidad de forma planificada, estratégica y con metas específicas; haciéndola parte de su ADN. A ellas debemos acompañarlas para que sus resultados las impulsen al liderazgo y generen un impacto positivo en la sociedad.

Y, por supuesto, nosotros debemos ser los primeros en entrar al club de empresas transformadoras. Prediquemos con el ejemplo. Formémonos en sostenibilidad, incorporemos los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno en nuestra gestión diaria. Seamos parte de este cambio responsable y sumemos a él a nuestros clientes.

Estoy convencido de que caminando juntos los retos complejos se vuelven apasionantes. La sostenibilidad es uno de ellos, pero, sobre todo, es imprescindible para el futuro de todas nuestras empresas. Hagámoslo posible.

*** Luis Martín es CEO de CE Consulting.