Habitualmente, se suele decir que el entorno es esencial en los procesos de aprendizaje en la infancia. Es decir, que aquello que rodea a las personas en los primeros años de vida condiciona, hasta cierto punto, sus posibilidades de desarrollo y, por tanto, sus expectativas.

Uno de los factores condicionantes para el 50% de la infancia, para las niñas, es la igualdad de género. En nuestro país, hay igualdad entre mujeres y hombres, sobre el papel. Pero en la vida real, aún falta mucho para que tengamos no tanto las mismas oportunidades, sino las mismas expectativas. No en vano, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la ONU, concretamente el número cinco, marca como meta lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas.

El acceso a la educación es el instrumento más potente, y puede que incluso el único, para acabar con estas desigualdades. Los datos compartidos por la ONU revelan que afortunadamente cada vez contamos con más niñas escolarizadas en el mundo, pero aun así las niñas se encuentran con ciertos límites que son comunes a todos los países.

Y es que, aún hoy, se crece con un ruido de fondo, que condiciona y limita a niñas y adolescentes. En concreto, se enfrentan a tres brechas en comparación con sus iguales del sexo masculino: pérdida de autoconfianza, presión de las etiquetas y falta de acceso a mujeres role model.

Es importante que las niñas de hoy, las mujeres del futuro, crezcan, aprendan y vivan sin estos tres pesos que pueden lastrar el desarrollo de su pleno potencial. No nos olvidemos que son el 50% del talento del mañana y que, como sociedad, no podemos permitirnos desperdiciarlo.

El mercado laboral en esta sociedad 5.0 evoluciona a pasos agigantados. Sabemos que las futuras generaciones se van a dedicar a profesiones que a día de hoy ni existen. Los trabajos serán más automatizados y se experimentará un aumento del 25% en la demanda de puestos de trabajo que requieran una alta cualificación.

Desde la Fundación Inspiring Girls trabajamos para atraer a las niñas y adolescentes a esos sectores y profesiones que serán las más demandas en el futuro, pues observamos con preocupación que las niñas sienten cierto rechazo por las carreras llamadas STEM. Y en muchas ocasiones, el motivo no es meramente vocacional, sino que se enfrentan a los límites anteriormente expuestos. A veces es puro desconocimiento de que estas oportunidades profesionales también pueden ser para ellas.

Y, por eso, es esencial darles herramientas desde bien pequeñas para que sepan que tienen un amplio abanico de opciones profesionales y mostrarles referentes y modelos positivos de mujeres que con esfuerzo han triunfado en sus profesiones, demostrando que el hecho de ser mujer no supone ninguna limitación. Y en, muchos casos, hay niñas que necesitan un empujón que las haga ampliar sus horizontes y a elevar sus expectativas.

En paralelo conseguimos visibilizar todo el talento femenino, muchas veces escondido, poniendo en valor el trabajo y los logros obtenidos por los miles de voluntarias que colaboran con la Fundación, dándoles voz y la oportunidad de mostrar al mundo lo importante de su aportación, sea donde sea que desempeñen su trabajo.

Hoy, 11 de octubre, Día Internacional de la Niña, es importante que todos reflexionemos sobre cómo se sienten las niñas de nuestro entorno, tratemos de ponernos en su lugar y trasladarles todo el apoyo y fuerza posibles para que se conviertan en mujeres fuertes y seguras de sí mismas, hagan lo que hagan, se dediquen a lo que se dediquen.

Es el día de decirles: “Vamos a por ello, trabajad por vuestros sueños, arriesgaos, pedid ayuda cuando la necesitéis y fijaos en el ejemplo de todas las mujeres que lo han conseguido”.

***Marta Pérez Dorao es presidenta Fundación Inspiring Girls.