Sabemos que las abejas desempeñan un papel imprescindible en la protección y equilibrio de los ecosistemas y la supervivencia de la biodiversidad. Las abejas son el principal grupo dentro de los insectos que actúan como polinizadores, convirtiéndose así en un eslabón clave dentro de la cadena interactiva de los ecosistemas y en los ciclos de vida de multitud de especies, incluyendo la humana.

Según datos de la ONU para la Alimentación y la Agricultura, el 75% de los cultivos alimentarios mundiales que producen frutos o semillas para alimento humano dependen, al menos en parte, de los polinizadores. Sin embargo, la destrucción de su hábitat y la falta de fuentes de alimento, causas provocadas por las desfavorables condiciones climáticas de los últimos años y consecuencia de la crisis medioambiental que vivimos, han puesto en el punto de mira a los polinizadores. El 40%, especialmente abejas y mariposas, están en peligro de extinción.

El punto de partida de nuestra organización, presente en más de 150 países, es tener conciencia de esta realidad y enfrentarnos al cambio climático como un reto de compañía, estableciendo objetivos ambiciosos que ayuden a mantener y mejorar nuestro compromiso con el medio ambiente en toda nuestra cadena de valor.

En ese sentido, en Mondelez International contamos a nivel global con una visión de futuro que incluye objetivos medioambientales para reducir las emisiones de carbono y nuestro liderazgo en el abastecimiento de ingredientes de forma más responsable. Todo ello se traduce finalmente en nuestro compromiso hacia los consumidores por el cuidado del planeta.

El siguiente nivel, más allá de la intención, es trasladar estos compromisos a la realidad, empezando por el cuidado del campo, que en nuestro caso lo hacemos en estrecha colaboración con sus mayores expertos: agricultores e instituciones especializadas en biodiversidad.

El plan de acción de interferir de manera positiva en la supervivencia de las abejas y mariposas puede parecer poco efectivo, pero la clave es pensar a lo grande y entender que estos pequeños insectos, parcela a parcela, hectárea a hectárea, pueden ayudar a estabilizar toda la cadena alimenticia.

El fomentar una cadena de suministro integrada y con prácticas destinadas a la conservación de la biodiversidad podrá garantizar la supervivencia de los insectos polinizadores. Proporcionar fuentes de alimento a través de la plantación de flores melíferas junto a los campos en los que crece el trigo es un sencillo ejemplo de cómo poner en práctica el compromiso medioambiental de las compañías y la industria.

Este es el caso de las históricas galletas Fontaneda, cuyo trigo, cultivado en las proximidades de su fábrica en Viana y a partir de las pautas de agrícolas definidas desde 2011 en su programa de agricultura sostenible, Harmony, incorporaron este tipo de acciones, pioneras en ese momento.

Queda trabajo por hacer y metas por alcanzar, pero estamos adoptando un enfoque integral, desde el campo hasta los consumidores, para trabajar hacia nuestro objetivo a largo plazo de cero emisiones netas de carbono.

De esta manera, el desarrollo sostenible como un pilar clave en la estrategia de las organizaciones abre un nuevo capítulo diseñado para acelerar su progreso, pero hay que plasmarlo en una hoja de ruta, ambiciosa pero realista, para mitigar el cambio climático y revertir la pérdida de biodiversidad, apoyar a los agricultores en la transición hacia prácticas regenerativas e invertir en investigación e innovación para demostrar que un trigo más sostenible es sinónimo de un trigo de mejor calidad y de un mejor futuro para nuestro planeta.

Es curioso cómo, cada día, estos pequeños insectos de apenas cien miligramos de peso nos dan lecciones de la fragilidad de nuestro ecosistema. Lecciones que debemos trasladar a todos los ámbitos, más allá de las empresas, hasta llegar a sensibilizar a la ciudadanía.

La distancia que como consumidores podemos estar tomando con respecto al mundo agrario no debe de ser una excusa para mirar a otro lado. Lo que podemos decir o idear para mejorar la biodiversidad ya no es suficiente y será con hechos, por muy pequeños que sean, como podremos sumar cambios que nos conduzcan hacia un planeta con futuro.

***Esther Patino Ruiz es manager de Comunicación y Asuntos Corporativos de Mondelez International.