Resiliencia, sororidad o empoderamiento femenino son algunos de los atributos que siempre vienen ligados a la importancia de la mujer en la sociedad y su reconocimiento también en el mundo de la empresa. Efemérides como la del Día Internacional de la Mujer, que celebramos cada 8 de marzo, sirven para conmemorar (y quizás no tanto celebrar) los logros alcanzados por las mujeres a lo largo de los años; y también para conocer más e involucrarse en las diferentes acciones que inspiran el liderazgo e independencia femeninos en todo el mundo.

Resulta imprescindible que, en la actualidad, las compañías potencien la diversidad en los equipos a cargo de la toma de decisiones, no solo porque la igualdad de género ayuda a las organizaciones a promover una cultura que permita mejores decisiones de negocio, sino porque las mujeres líderes establecen lazos cercanos que fortalecen el compromiso con los objetivos empresariales. Así, la evidencia indica que las empresas con gran presencia femenina en su fuerza laboral y cúpulas directivas son más productivas y retienen mejor el talento.

Por ello, no es de extrañar que la proporción de mujeres que ocupan cargos directivos esté creciendo considerablemente en el mundo, según datos de la Organización Internacional de Trabajadores (OIT). Además, en España, el 45% de la población emprendedora es mujer, lo que demuestra que la brecha de género tiende a reducirse cada vez más.

Sin embargo, hay sectores donde la desigualdad continúa muy patente, como son los campos de la ciencia y la tecnología, en los que aún no hay una representación equitativa de profesionales de ambos sexos. La falta de referentes, los estereotipos o los sesgos de género siguen propiciando una menor participación de las mujeres en el mundo de las disciplinas STEAM.

Ante nosotros, tenemos la oportunidad de potenciar este talento femenino para construir una sociedad mejor a través de la educación, la diversidad e integración; y contribuir de esta forma a desarrollar una economía basada en el conocimiento que produzca empleo de valor añadido y distribuya el bienestar de forma equitativa.

[71.700 millones de euros: ese es el impacto de la brecha de género en el PIB español]

La aplicación de programas de liderazgo ayuda a las mujeres a avanzar en las empresas. Y la conciliación y visibilización impulsan el talento femenino. Hoy en día, existen muchas compañías en las que no se promociona al talento femenino y se le mantiene en puestos de menor responsabilidad para que pueda conciliar con su vida personal.

Desde dentro de la organización, es necesario abordar este tipo de desigualdades y crear un entorno en el que las trabajadoras puedan sentir que disfrutar de ciertas ventajas no conlleva un perjuicio en sus perspectivas profesionales. 

En este sentido, la revolución del teletrabajo y la flexibilidad laboral, iniciada tras la crisis sanitaria en 2020, ha acelerado ciertos cambios en las organizaciones, conscientes de que son dos de los factores que más se tienen en cuenta a la hora de elegir empresa en la que trabajar.

Para muchas de ellas, establecer este nuevo método de trabajo suponía evolucionar su negocio y modelo operativo para conseguir adaptarse a la nueva realidad, a las necesidades de sus profesionales y clientes, y a las demandas de potenciales candidatos profesionales. 

Como resultado, el entorno laboral ya no es lo que ha sido tradicionalmente; la experiencia del empleado está ahora en primer plano y se ha convertido en prioridad para todos los empresarios. Así se desprende de la sexta edición de la revista trimestral Conversaciones para el futuro, elaborada por el Instituto de Investigación Capgemini y que está dedicada a los nuevos modelos de trabajo.

Además, se subraya la importancia del apoyo de los grandes líderes en esta transformación, y que, gracias a la evaluación de parámetros como la insatisfacción laboral, el ya mencionado trabajo en remoto, la tecnología como elemento potenciador para desempeñar funciones, la importancia del Upskilling o la automatización, han podido trazar una hoja de ruta a seguir.

Sin duda, desde su llegada forzosa hace tres años, el trabajo híbrido ha presentado grandes desafíos a las organizaciones. Ni el escenario de trabajo es el mismo, ni los trabajadores se sienten igual. Por consiguiente, la inevitable desconexión derivada del trabajo en remoto obliga a los gestores a dar el “do de pecho” y a exprimir sus capacidades de liderazgo para garantizar que todos los empleados se sientan satisfechos y comprometidos con la empresa.

No hay que olvidar que una parte importante de la vida de una persona transcurre en el trabajo y, por tanto, el bienestar físico y mental de los empleados no es baladí y conviene tenerlo en cuenta. Asimismo, es de buen líder desarrollar una inteligencia emocional fuerte, ser empático y tener la capacidad de identificar y gestionar situaciones de agotamiento, estrés o tensión entre los miembros de su plantilla.  

Inclusión, equidad, liderazgo, bienestar, cultura corporativa… Son muchos los retos para el futuro del trabajo. Sólo el tiempo dirá hacia dónde nos dirigimos. Lo que es seguro es que la revolución en las prácticas de gestión de las empresas ya ha comenzado. La transformación está en marcha y funciona.

***Arancha Torres, autora del artículo y vicepresidenta de RR.HH. de Europa Central y del Sur en Capgemini.