Exactamente, han dicho este lunes 9 de enero, será en 2066 cuando la capa de ozono se haya recuperado totalmente. Según un informe publicado por la Organización Meteorológica Mundial, en ese año la ozonosfera que cubre la Antártida recuperará los niveles que tenía en 1980.

En el Ártico, la fecha clave será 2045. En el resto del mundo, 2040. Eso sí, alertan los científicos, solo siempre y cuando se mantengan las políticas de protección de la capa de ozono y de restricciones de químicos que actualmente están en vigor.

Y es que, según el informe, el 99 % de las sustancias prohibidas por el Protocolo de Montreal han dejado de ser utilizadas. Esto es precisamente lo que, según los expertos, está permitiendo la recuperación de la ozonosfera.

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En declaraciones de Meg Seki, secretaria ejecutiva del Secretariado del Ozono del Programa del Medio Ambiente de la ONU, para la Agencia Efe, las conclusiones de los científicos es "una noticia fantástica". Seki recalca el impacto del Protocolo de Montreal en la mitigación del cambio climático. Algo que, remarca, "no puede ser ignorado", porque durante las últimas décadas, "el Protocolo ha sido un verdadero defensor del medio ambiente".

Por su parte,Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, explica en The Guardian, cómo "la acción sobre la capa de ozono marca un precedente en la lucha climática".

El diario británico recoge declaraciones suyas en las que reconoce que"nuestro éxito en la eliminación de químicos 'come-ozono' nos muestra lo que podemos y debemos hacer respecto a la descarbonización y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero". Taalas asegura de que este hito sienta precedentes también para "limitar el aumento de temperaturas".

El Protocolo de Montreal se presenta así como una respuesta unificada global que limita los químicos perniciosos. Algo que, según explica David Fahey, uno de los científicos principales del informe, a The Guardian, se tendría que considerar como "el tratado medioambiental más exitoso de la historia". Y es que, dice el experto, arroja luz al final del túnel: "Demuestra que los países del mundo pueden ponerse de acuerdo, actuar y llegar a soluciones comunes". 

Altibajos en la capa de ozono

A pesar de la buena nueva, el estado de la ozonosfera no siempre ha sido tan alentador como en la actualidad. En 2018, la comunidad científica alertaba de un aumento en el uso de clorofluorocarburos (CFC), especialmente perniciosos, en China.

Por suerte, se intervino inmediatamente y se restringió su uso. Sin embargo, como explica Fahey al diario británico, sus consecuencias siguen estando latentes: "Es como esperar a que la pintura seque, tenemos que dejar que la naturaleza siga su curso y expulse del todo estos químicos". 

Lo mismo ocurrió con el uso de hidrofluorocarburos (HFC). Estas sustancias sintéticas compuestas principalmente por átomos de hidrógeno y flúor fueron creadas para sustituir a aquellos químicos que, como denunció Rachel Carson allá en los 60, estaban destruyendo lentamente la capa de ozono. Sin embargo, en 2016 se aprobaba una enmienda al Protocolo de Montreal que exigía su eliminación paulatina. 

Y es que la comunidad científica alerta de que favorecen considerablemente el calentamiento global. Según el panel científico del protocolo, la eliminación competa de los HFC reduciría el aumento de temperaturas en el mundo entre 0,3 y 0,5 grados centígrados de aquí al 2100.

En los últimos años, además, ha habido varias situaciones preocupantes para la capa de ozono de la que ya se alertó en EL ESPAÑOL.

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El peligro de la Inyección Estratosférica de Aerosoles 

En su informe, el grupo de científicos de Naciones Unidas también ha alertado sobre los posibles efectos negativos de la inyección en la estratosfera de productos para reducir el cambio climático. Y es que la conocida como Inyección Estratosférica de Aerosoles (IEA) se ha venido proponiendo como método para limitar la cantidad de luz solar que llega a la superficie de la Tierra. De este modo, hasta ahora se creía que podría reducirse así el cambio climático.

Pero en su informe, los científicos advierten de que, a pesar de lo que se creía, la IEA podría afectar las temperaturas de la estratosfera, la circulación y producción de ozono, así como las tasas de destrucción y transporte del gas. El problema está en que la ozonosfera es una zona de la estratosfera que protege el planeta de los rayos ultravioleta emitidos por el sol, ya que absorbe entre el 97 y 99 % de la radiación ultravioleta.

Sin la protección del ozono, un gas compuesto por tres átomos de oxígeno, la radiación ultravioleta del sol dañaría de forma irreversible la vida sobre el planeta. De ahí la importancia de recuperar la capa de ozono dañada por la actividad humana.