Un hombre durante una manifestación en la COP30 de Brasil.

Un hombre durante una manifestación en la COP30 de Brasil. Adriano Machado Reuters Belém

Historias COP30

La COP30 contra las 'fake news': el llamamiento de la cumbre del clima para que los Gobiernos (y las redes) frenen los bulos

Brasil, Naciones Unidas y la UNESCO se unen para potenciar la investigación y las medidas que se destinan a hacer frente a las campañas de desinformación climática.

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Agencias
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Las fake news están de moda. Especialmente en lo que a clima y energías renovables se refiere. Desde los "el cambio climático es un timo" de Donald Trump a los mensajes que inundan WhatsApp atribuyendo los apagones en España y Chile del último año a los sistemas que producen electricidad limpia.

Estos serían ejemplos de esas "fuerzas extremistas" que "fabrican noticias falsas sobre el clima por beneficio propio" a las que hizo referencia el presidente Lula da Silva durante la cumbre de líderes previa a las negociaciones climáticas de Brasil (COP30).

Y precisamente por el temor a que las noticias falsas socaven los esfuerzos de la comunidad científica y los Estados, nace la Declaración sobre la Integridad de la Información sobre el Cambio Climático, un acuerdo que, como indica Lula, "reunirá a países, organizaciones internacionales y redes de investigadores que apoyarán esfuerzos conjuntos para combatir la desinformación".

Con ella, se establecen compromisos comunes para hacer frente a las fake news climáticas y promover información precisa y respaldada por la ciencia. Hasta el momento, esta declaración cuenta con el respaldo de 11 países: Brasil, España, Canadá, Chile, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Suecia, Uruguay y Bélgica.

Esta es, según afirman desde la propia organización de la cumbre del clima, la primera vez que los Estados se "comprometen formalmente" a garantizar la veracidad de las noticias relacionadas con el clima.

En lucha contra los bulos

La declaración no deja de ser un llamamiento a la acción, en el que se insta a los gobiernos firmantes y al resto, al igual que al sector privado, a la sociedad civil, al mundo académico y a los financiadores a tomar "medidas concretas y urgentes para contrarrestar el impacto cada vez mayor del negacionismo climático".

La bandera de Brasil en la COP30.

La bandera de Brasil en la COP30. Anderson Coelho Reuters Belém

Asimismo, pretende frenar los ataques deliberados contra periodistas, científicos e investigadores medioambientales que, dice el propio documento, "está socavando fundamentalmente la acción climática y amenazando la estabilidad social".

El propósito de esta suerte de compromiso de la COP30 radica en exigirle al sector privado —especialmente a las grandes empresas tecnológicas, dueñas de las redes sociales—

Este anuncio en plena cumbre del clima es toda una declaración de intenciones: las plataformas tecnológicas, los medios de comunicación y el sector de la publicación tienen que garantizar que sus contenidos son veraces. Se pone en el foco, así, a cadenas como la estadounidense Fox News, famosa por ser altavoz de conspiraciones y fakes —incluidos aquellos que lanzan los miembros de la Administración Trump—.

¿La COP de la verdad?

Esta declaración ha llegado después de que más de 375 organizaciones, académicos y líderes mundiales —incluida la antigua secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Christiana Figueres— publicaran una carta abierta en la que se insta a los gobiernos nacionales a luchar contra la desinformación climática.

Esta COP30 se ha centrado, desde el primer momento, en intentar combatir todos los bulos que van surgiendo a su alrededor. Pero para luchar contra ellos, la clave es entenderlos y saber cómo se crean.

En una rueda de prensa durante las negociaciones en Brasil, Timmons Roberts, profesor de la Universidad de Brown y director ejecutivo de la Red de Ciencias Sociales del Clima, señala que actúan a partir de estructuras "sofisticadas" y "corrosivas" que buscan mantener el statu quo en la industria de los combustibles fósiles.

En esa red de mentiras y medias verdades, sostiene, participan "muchos actores", no solo lobbies, sino también "relaciones públicas, bufetes de abogados, empresas de tecnología, medios de comunicación y hasta algunas universidades y gobiernos". Sin embargo, insiste, hay "soluciones".

La clave está, indica, en que el público sea capaz de detectar "cualquier halo de sospecha". Porque, según un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), las noticias falsas se diseminan seis veces más rápido en X que las verdaderas.

Pierre Cannet, que lidera el equipo mundial de Asuntos Públicos y Políticas de ClientEarth, una organización medioambiental que tiene como principal arma el derecho, defiende en EFE la regulación de las redes sociales para evitar estas situaciones.

Y denuncia que estas "no están abordando los riesgos sistémicos relacionados con el cambio climático al permitir la difusión de desinformación y contenido erróneo o, peor aún, al utilizar la desinformación como su modelo de negocio".