Presentación de la app 'Lenguas' en una escuela de Cuzco.

Presentación de la app 'Lenguas' en una escuela de Cuzco. OEI

Historias

Lenguas que rompen el silencio: este es el grito de las voces indígenas de Iberoamérica

Desde Perú hasta México, la OEI impulsa proyectos para que las lenguas originarias sobrevivan al olvido y se escuchen en la red.

Más información: Perder una lengua es perder un mundo entero: el mensaje de la directora general de la UNESCO

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La inteligencia artificial va y viene por la red. Millones de mensajes se cruzan cada segundo en las lenguas principales del mundo. Pero hay voces calladas en ese universo digital unificador de culturas. Son las de los pueblos originarios iberoamericanos, guardianas de sabiduría milenaria que no merecen desaparecer.

La OEI trabaja desde hace años para cambiar esa realidad. Con proyectos educativos, tecnológicos y culturales, alienta una estrategia común para enseñar, preservar y digitalizar esos idiomas. Tradición y modernidad, memoria y futuro, pero sobre todo patrimonio humano lo merecen.

"Las culturas indígenas no son folclore, son una visión del mundo", afirma Ana Paula Laborinho, directora general de Multilingüismo de la OEI y directora de la Organización en Portugal. Su frase resume una idea clave: preservar las lenguas indígenas no es un gesto de nostalgia; más bien al contrario, significa justicia cultural con visión de futuro.

Y continúa: "Estamos en el Decenio de las Lenguas Indígenas, y el reto es mantenerlas vivas en un contexto donde la digitalización avanza cada día. Cada lengua es una forma de mirar el mundo, y si desaparece, empobrece nuestra mirada colectiva".

Desde las diferentes oficinas de la OEI se desarrollan aplicaciones móviles, se fomentan proyectos educativos bilingües, donde lengua indígena y español conviven, crea materiales audiovisuales, apoya redes de comunicación comunitarias y potencia la investigación académica.

Continente de palabras diversas

Más de 550 lenguas indígenas se hablan desde México hasta el Cono Sur. Sin embargo, según el Instituto Iberoamericano de Lenguas Indígenas (IIALI), creado por la OEI junto a SEGIB y FILAC en 2022, entre el 38% y el 40% de ellas está en riesgo de desaparición. No son solo cifras. Detrás de ellas viven las historias de las personas.

"Si se silencia la lengua, se silencia la cultura", advierte Luis Enrique López, coordinador del IIALI. Y deja claro que no es un problema solo local, sino universal. "Cada idioma es un receptáculo de conocimiento: sobre la medicina, la naturaleza, la historia. Cuando desaparece una lengua, el mundo pierde una parte de su sabiduría".

López, que lleva décadas trabajando con comunidades indígenas, describe un panorama urgente. Y lo hace con ejemplos concretos de sociedades que mueren porque lo hace su idioma.

"El taushiro, por ejemplo, es una lengua amazónica de Perú. Queda un solo hablante, de más de setenta años. Su familia ya no vive allí. La situación es irreversible y nos enseña lo que está en juego: no hablamos solo de palabras, sino de vidas, de entornos, de modos de entender el mundo".

Presentación de la 2ª edición del premio Bartomeu Melià de la OEI, que premia escuelas que fomenten la educación multilingüe.

Presentación de la 2ª edición del premio Bartomeu Melià de la OEI, que premia escuelas que fomenten la educación multilingüe. OEI

Según los atlas lingüísticos del IIALI, en Bolivia, 18 de 23 lenguas amazónicas están en serio peligro de desaparición; en México, 20 de 68; en Costa Rica, ninguna de sus 7 lenguas indígenas se está transmitiendo a los jóvenes.

Frente a ese drama, hay felicidad en Colombia o Chile, donde los movimientos comunitarios han comenzado a revertir la tendencia. "En Colombia, el muisca, que estaba considerado extinto, está renaciendo gracias a los jóvenes que recuperan nombres de plantas, de lugares, extrayéndolos de antiguos textos", explica López.

"En Chile, la lengua kunza está siendo revivida por sus descendientes bajo el nombre de licanantai. Hay un renacer indígena que pasa por el arte, la música y la tecnología. En general, es una tendencia de los seres humanos, que tendemos a valorar lo que está en riesgo de perderse", añade.

La llegada a la nube

En Perú, toda esta teoría ha sido llevada a la práctica, con tecnología del siglo XXI. En las regiones de Cusco y Puno, más de 5.000 niños de escuelas interculturales bilingües aprenden quechua con la aplicación "Lenguas", desarrollada por la OEI con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

"La app se hizo con la variante collao, pero puede usarse para aprender las demás", explica entusiasmado Juan Carlos Ruiz Rodríguez, director de la OEI en Perú.

La trascendencia es también profesional y familiar. "Trabajamos —sigue Ruiz Rodríguez— con 201 docentes, de los cuales 140 son hablantes registrados en lenguas originarias. Los niños reciben dos horas semanales de enseñanza bilingüe, y la tecnología ayuda a que la lengua regrese al hogar".

En la aplicación conviven las ilustraciones de personajes locales con audios, lecturas y juegos interactivos que facilitan la comprensión lectora. Curiosamente "Lenguas" nació como proyecto offline —las escuelas no tenían conexión a internet—, pero pronto se convertirá en una herramienta abierta disponible en tiendas digitales.

"Hace cuarenta años, una maestra me pegaba si hablaba en quechua", recuerda Juan Carlos Ruiz Rodríguez. "Hoy los padres se sienten orgullosos de que sus hijos aprendan su lengua. Es un cambio cultural enorme".

La arquitectura del programa está diseñada para poder replicarse en otros países y para otros idiomas. "Queremos que, cuando en 2032 culmine el Decenio de las Lenguas, haya al menos diez revitalizadas y presentes en entornos digitales. No puede ser un objetivo solo de los gobiernos; la empresa privada también debe implicarse. La lengua no es solo comunicación, es economía, innovación y orgullo", concluye López

La digitalización como altavoz

Para la OEI, la digitalización lingüística significa amplificar la voz. Por eso, además de su trabajo dentro de las aulas y a través de las aplicaciones, la Organización se ha asociado con Global Voices, una red que conecta comunidades que ya usan internet para expresarse en sus propias lenguas.

"Cuando estas comunidades se comunican digitalmente, mantienen viva su lengua y sus variantes", señala Ana Paula Laborinho. "Es una forma de resistencia, pero también de innovación".

Las universidades iberoamericanas y europeas se están sumando a este esfuerzo. Por ejemplo, en Brasil, algunas instituciones experimentan con inteligencia artificial adaptada a lenguas indígenas, aunque los modelos lingüísticos base provengan aún de idiomas dominantes.

Es fundamental la inversión: "Y necesitamos que sea transversal", insiste Laborinho. "Preservar las lenguas no es solo cultura, es también ciudadanía. Tienen consecuencias políticas: determinan cómo los pueblos se sienten representados y cómo participan en la vida democrática".

Un puente entre continentes

Más allá de estas pragmáticas iniciativas, hay momentos y lugares en los que queda patente un pensamiento que solo valdrá si es convertido en acción. Ese será el caso de la IV Conferencia Internacional de las Lenguas Portuguesa y Española (CILPE).

Esta gran cita que se celebrará los días próximos días 11 y 12 de noviembre será una demostración más del compromiso de la OEI con la diversidad lingüística. Por primera vez se celebrará en África, en Praia (Cabo Verde), organizado junto al Gobierno y la Universidad de Cabo Verde por el Instituto Cervantes, el Instituto Camões y el Instituto Guimarães Rosa.

Allí, expertos, instituciones y gobiernos se reunirán bajo el lema "Multilingüismo, interculturalidad, ciudadanía".

Lanzamiento CILPE 2025 en Cabo Verde, septiembre de 2025.

Lanzamiento CILPE 2025 en Cabo Verde, septiembre de 2025. OEI

"El fortalecimiento de nuestras lenguas significa más capacidad para que sus hablantes se hagan oír y expresen sus sueños en un contexto global", afirma Mariano Jabonero, secretario general de la OEI. "Las CILPE son espacios de encuentro y conexión".

Este año, la conferencia reflexionará sobre el papel de las lenguas en la Agenda 2030, la educación, la innovación y la cultura digital. Pero, sobre todo, pondrá en el centro la idea de que el futuro será multilingüe o no será.

Palabras para la memoria

Proteger las lenguas indígenas es tarea que trasciende las aulas o las herramientas tecnológicas. Pasa por la literatura, la traducción y la radio comunitaria. Y hay ejemplos que lo evidencian. Como el libro Cuentos y leyendas de pueblos indígenas, publicado por la OEI en México.

La obra celebra la diversidad cultural del país con 28 narraciones en tres versiones: español, portugués y la lengua originaria de cada comunidad. "Traducir es formar e interesar", explica Ana Paula Laborinho. "Cada traducción despierta la curiosidad por conocer al otro".

El libro, acompañado de audiolibros narrados por los propios miembros de las comunidades, recupera la tradición oral y la convierte en archivo digital.

Presentación de libro cuentos y leyendas de México en la Feria Internacional del Libro del Estado de México.

Presentación de libro cuentos y leyendas de México en la Feria Internacional del Libro del Estado de México. OEI

Participaron el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, la Estrategia Nacional de Lectura y el programa Alas y Raíces. "Es una forma de escuchar las voces reales de quienes hablan esas lenguas, de conectar emoción y conocimiento", resume Laborinho.

La OEI ha impulsado también la traducción del Estatuto del Niño y del Adolescente al ticuna, una de las lenguas más habladas de la Amazonía. "Cuando una persona puede leer las leyes en su lengua, deja de ser un receptor pasivo y se convierte en protagonista de su historia", añade.

Otra de sus publicaciones, Ramoneras, está realizada en zapoteco y portugués; la lengua indígena no distingue entre géneros gramaticales y esa, aparente, curiosidad lingüística conduce a una reflexión más profunda sobre la identidad híbrida y abierta: "La lengua también enseña inclusión", concluye la directora de la OEI en Portugal.

Conocimiento desde la raíz

Siguiendo con la profundidad de la lengua, la labor del IIALI demuestra que la pérdida de lenguas está íntimamente ligada a cambios ambientales y sociales. "Cuando se deforestan los bosques y sus comunidades migran, por esa u otra razón, también cambian de lengua", explica Luis López. "La desaparición no es solo lingüística, es humana. Si no existe el hábitat, la gente se muda…, y también se muda de idioma".

Por eso, el instituto promueve proyectos que vinculan la revitalización cultural y ecológica. En la red de caminos incas, antiguos caminos que unen Argentina, Chile, Bolivia, Perú y Colombia —más de 6.000 kilómetros—, hay jóvenes artistas que están desarrollando iniciativas de reaprendizaje de las lenguas a través del arte, la música y la tecnología.

"Hemos tenido unas quince experiencias de este tipo, que demuestran que el renacimiento lingüístico brota del orgullo y la creatividad", comenta López. También menciona el programa "Mujeres Maya", que incentiva a las madres a criar a sus hijos en su lengua materna: "Cuanto mejor se maneja el propio idioma, mejor se aprenden los demás".

El desafío, señala, es que los Estados traduzcan estas experiencias en políticas públicas sostenibles. "Queremos que los gobiernos tomen decisiones informadas. No basta con estudios: hacen falta presupuestos estables y voluntad política. La lengua es un derecho y una herramienta de cohesión social".

La palabra como puente

Desde su creación en 1949, la OEI ha entendido la lengua como eje de desarrollo y cooperación. Setenta y cinco años después, su apuesta se renueva frente a un desafío global: asegurar que la revolución digital no deje fuera a las voces más antiguas del continente.

"La diversidad lingüística es también innovación", dice Laborinho. "No hay futuro sostenible si no se escucha la pluralidad de las culturas que lo habitan".

En Paraguay, donde el español y el guaraní coexisten en la administración pública, la OEI ha encontrado un ejemplo de éxito. "El guaraní es una lengua viva, moderna y compartida", recuerda Laborinho. "Eso demuestra que el bilingüismo no es una barrera, sino una riqueza".

Esa idea resume el espíritu de los proyectos de la organización: la lengua como patrimonio y puente integrador, con la diversidad como herramienta frente a la homogeneización universal subyacente.

Del aula rural de Cusco a los micrófonos de una radio zapoteca, de los archivos digitales del IIALI a los debates de CILPE en Praia, las palabras resisten. Y, en su urdimbre, tejen comunidad.

Hablamos de dignidad colectiva, porque cada palabra recuperada, cada audio grabado, cada niño que aprende a escribir en su idioma ancestral representa una victoria frente al silencio.

"Digitalizar no es sustituir la voz, es ampliarla", concluye Luis López. "Cada lengua que llega a internet, cada palabra que se enseña o se escucha en su idioma original, es una victoria contra el olvido".

La OEI no solo apuesta por la conservación, sino por la renovación. Las lenguas ancestrales no han de ser reliquias, sino motores de creatividad, innovación y orgullo. En la construcción de sus frases laten la historia y el porvenir. Porque el futuro, en Iberoamérica, se escribe —y se escucha— en muchas lenguas.