Profesora impartiendo una clase.

Profesora impartiendo una clase. gorodenkoff Istock

Historias

De la automatización al aula: cómo la IA transforma la Formación Profesional y desafía el papel del profesorado

El uso de algoritmos abre la puerta a una enseñanza más personalizada, pero los expertos advierten de que pueden reforzar las desigualdades.

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Mariana Goya
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La irrupción de la inteligencia artificial en la educación ha abierto un debate de gran magnitud sobre su potencial para transformar la enseñanza y, al mismo tiempo, sobre los riesgos asociados a su uso.

En el caso de la Formación Profesional (FP), donde la orientación académica y laboral desempeña un papel decisivo, el impacto de esta tecnología puede ser particularmente relevante.

Así lo recoge el informe La inteligencia artificial en la Formación Profesional. Oportunidades y riesgos, elaborado por Núria Vallès Peris y Víctor Bermejo, investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), junto a la organización Ayuda en Acción. 

El documento, fruto de una investigación amplia en cuatro fases, traza un panorama en el que la IA se perfila como una herramienta capaz de optimizar la enseñanza y la gestión educativa, pero también como un factor de riesgo si no se aplican criterios éticos y sociales claros.

Para llegar a esta conclusión se realizaron encuestas a 355 docentes y entrevistas tanto a profesorado como a alumnado. Todo ello complementado con un análisis de 121 publicaciones académicas sobre IA y educación.

Los autores del informe advierten de que la inteligencia artificial no debe concebirse como una herramienta neutral, sino como un producto social y político.

Vista trasera de un profesor impartiendo una clase.

Vista trasera de un profesor impartiendo una clase. Drazen Zigic Istock

Tal y como se señala, la IA "está conformada y coproducida por la sociedad, y sus objetivos e implicaciones no pueden contemplarse solamente desde el ámbito tecnológico, sino que tienen que ver con la política, la economía y las relaciones de poder".

En este sentido, la UNESCO y la OCDE insisten en que la aplicación educativa de la IA debe centrarse en el ser humano, garantizando la protección de datos, la equidad y el acceso universal. Porque, de lo contrario, existe el riesgo de que la brecha digital y las desigualdades ya existentes se intensifiquen.

Oportunidades en el aula

Entre las aplicaciones más destacadas en FP figuran las herramientas para evaluar el rendimiento del alumnado, detectar problemas y optimizar la gestión de recursos.

También se subraya el papel de la IA en plataformas de aprendizaje digital, simulaciones virtuales y sistemas de recomendación personalizados, que pueden enriquecer la experiencia formativa.

Asimismo, la inteligencia artificial se percibe como una aliada para agilizar procesos administrativos, desde la gestión de matrículas hasta la planificación de horarios, liberando al profesorado de tareas burocráticas para que pueda concentrarse en la docencia.

En el ámbito de la orientación profesional, se exploran sistemas de recomendación laboral y simuladores virtuales que ayudan a los estudiantes a explorar opciones de futuro.

Sin embargo, los expertos alertan de que estas herramientas deben usarse con prudencia y siempre bajo supervisión humana.

Los riesgos

Las entrevistas realizadas a expertos y docentes revelan que la principal preocupación gira en torno a la reproducción de sesgos. El entrenamiento de modelos de IA con datos parciales o sesgados puede estigmatizar a estudiantes en función de su género, origen étnico o situación socioeconómica.

A ello se suma la desigual preparación digital de alumnado, familias y profesorado. Como señala el informe, "aquellas familias con más capital y recursos podrán acompañar mejor a sus hijos en el uso de herramientas tecnológicas, y a la inversa", lo que puede agravar la brecha educativa.

Otro punto crítico es la motivación estudiantil. Muchos docentes perciben que el uso indiscriminado de IA generativa para resolver tareas fomenta la desmotivación y dificulta el aprendizaje profundo.

Vista trasera de un grupo de estudiantes en un aula.

Vista trasera de un grupo de estudiantes en un aula. skynesher Istock

La facilidad para obtener textos completos con herramientas como ChatGPT cuestiona además la pertinencia de los sistemas de evaluación tradicionales.

En cuanto a la orientación educativa, el consenso es que la IA no debe sustituir al acompañamiento humano. "La labor de tutoría personalizada es un requisito fundamental para evitar el abandono y garantizar el correcto desarrollo educativo", advierte el estudio.

Delegar estas funciones a sistemas automáticos podría llevar a una estandarización de la atención, en lugar de a la prometida personalización.

Escenario global

El informe sitúa el debate en un marco más amplio. La Unión Europea, en su Ley de Inteligencia Artificial (2023), clasifica los sistemas aplicados a la educación y FP como de "alto riesgo", dada su capacidad para influir en derechos fundamentales como la igualdad de oportunidades.

En España, la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (2020) contempla la FP como un pilar clave para el desarrollo de competencias digitales, apostando por introducir la IA en los programas formativos de manera transversal.

China, por su parte, se presenta como un caso paradigmático. Allí, la IA en educación ha avanzado de la mano de fuertes inversiones estatales y privadas, pero también ha suscitado críticas por la vigilancia constante sobre los estudiantes y la acumulación masiva de datos.

La opinión del profesorado

El sondeo entre docentes muestra que la mayoría reconoce el uso creciente de IA entre el alumnado, especialmente en tareas académicas.

Sin embargo, existe una falta generalizada de formación específica para entender cómo funcionan estas herramientas y cómo integrarlas de manera pedagógica.

Los profesores señalan la necesidad de recibir capacitación en IA, tanto para aprovechar sus ventajas como para identificar sus riesgos.

Al mismo tiempo, se muestran cautos. No consideran adecuado prohibir completamente estas tecnologías, pero sí reclaman criterios claros y una regulación educativa que marque los límites.

La opinión del alumnado

En el caso de los estudiantes, la mayoría declara haber usado herramientas de IA generativa para preparar trabajos o resolver ejercicios.

El atractivo principal es la rapidez y facilidad de acceso a información organizada, aunque también reconocen dudas sobre la fiabilidad de los resultados.

El informe constata que muchos jóvenes tienden a aceptar las respuestas de la IA de forma acrítica, lo que puede afectar al desarrollo de habilidades de pensamiento crítico.

Pese a ello, la valoración general sobre la IA en educación es positiva, ya que se percibe como un recurso útil y, en muchos casos, inevitable.

Un equilibrio por definir

El informe concluye con un conjunto de propuestas para orientar el uso de la IA en FP. Proponen una transformación del profesorado y alumnado en competencias digitales críticas, además de incentivar la transparencia en los datos y los algoritmos empleados en entornos educativos.

Asimismo, abogan por diseñar evaluaciones adaptadas al nuevo contexto tecnológico, aprovechar la IA en tareas administrativas bajo control humano y garantizar la equidad en el acceso a recursos digitales, reduciendo la brecha socioeconómica.

El estudio del CSIC, además, pone de manifiesto que la IA en la Formación Profesional es tanto una promesa como un desafío.

Por un lado, puede abrir la puerta a una enseñanza más personalizada, eficiente y conectada con el mercado laboral. Por otro, plantea dilemas éticos y sociales de gran calado que obligan a repensar el papel de docentes, estudiantes y administraciones.

La clave, según el informe, pasa por incorporarla de manera crítica, transparente y equitativa, sin perder de vista que el factor humano sigue siendo insustituible en la educación.