La 'solastalgia' es el dolor, malestar o enfermedad que surge cuando el entorno de una persona cambia de manera negativa.

La 'solastalgia' es el dolor, malestar o enfermedad que surge cuando el entorno de una persona cambia de manera negativa. Istock

Historias

'Solastalgia', el sentimiento que explica los efectos del cambio climático en la salud mental: se relaciona con la depresión

El concepto, acuñado en 2003, gana relevancia como herramienta para comprender cómo la degradación ambiental afecta al bienestar psicológico.

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Mariana Goya
Publicada

La solastalgia podría desempeñar un papel fundamental para comprender cómo el cambio climático impacta en la salud mental.

O, por lo menos, esta es la conclusión a la que ha llegado un nuevo análisis científico a partir de este concepto relativamente reciente en el ámbito de la psicología ambiental.

Según una revisión publicada en la revista BMJ Mental Health, este fenómeno está estrechamente vinculado con síntomas de depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático (TEPT). Además de otros problemas psicológicos relacionados con la angustia ambiental.

El término fue acuñado en 2003 a partir de la combinación de las palabras inglesas solace (consuelo) y nostalgia.

Su creador, el filósofo australiano Glenn Albrecht, lo definió como la sensación de dolor, malestar o enfermedad. Pero no en cualquier ocasión, sino cuando el entorno inmediato de una persona cambia de manera negativa, privándola del consuelo que solía proporcionarle.

A diferencia de la nostalgia tradicional, que implica añorar un lugar del pasado, la solastalgia se refiere al sufrimiento experimentado en el presente, en el propio hogar o entorno vital.

Desde su aparición en la literatura científica, varios equipos han desarrollado escalas de medición para evaluar este fenómeno.

Sin embargo, aún no estaba claro hasta qué punto este término podía explicar el deterioro de la salud mental vinculado al cambio climático. La revisión publicada ahora busca aportar evidencias más sólidas en este sentido.

La investigación

Para llevar a cabo el análisis, los investigadores revisaron bases de datos científicas en busca de estudios publicados entre 2003 y 2024.

De un total inicial de 80, seleccionaron 19 que cumplían los criterios de inclusión: cinco de carácter cuantitativo y 14 cualitativos.

En conjunto, estos trabajos involucraban a más de 5.000 participantes y se desarrollaron en países como Australia, Alemania, Perú y Estados Unidos.

Los estudios cuantitativos revelaron una asociación clara entre la solastalgia y distintos problemas de salud mental. Entre ellos, la depresión, la ansiedad, el TEPT y la somatización. Es decir, la manifestación de síntomas físicos derivados del malestar psicológico.

Los estudios cualitativos, por su parte, respaldaron estos hallazgos. Mostraron que constituye una herramienta conceptual útil para comprender las respuestas emocionales al deterioro ambiental. Tales como el pesimismo o la pérdida de resiliencia frente a la adversidad.

Una ecoemoción

La revisión sitúa la solastalgia en el contexto de otras llamadas ecoemociones. Aquellas que engloban las distintas reacciones psicológicas frente a la crisis ecológica.

Entre ellas destacan la ecoansiedad, asociada al temor constante por el futuro del planeta, o el ecoduelo, relacionado con la pérdida de entornos naturales valiosos. Además de la ecovergüenza o ecoculpa, derivada de la percepción de responsabilidad individual en el deterioro ambiental.

La contaminación de la ciudad de Madrid.

La contaminación de la ciudad de Madrid. MiguelUrbelz Istock

En todos estos casos, los investigadores subrayan que no se trata de patologías en sí mismas. Son respuestas emocionales comprensibles ante cambios reales en el medioambiente.

No obstante, cuando estos sentimientos se prolongan o intensifican, pueden contribuir al desarrollo de trastornos clínicos.

El impacto de la destrucción

Uno de los hallazgos más relevantes de la revisión es la fuerza de la asociación entre solastalgia y deterioro psicológico.

Y es que resulta mayor en situaciones de destrucción ambiental progresiva —como la deforestación, la desertificación o la contaminación prolongada— que en desastres naturales puntuales, como huracanes o incendios.

Los autores explican que esto se alinea con la literatura existente en torno al trauma. Al igual que los traumas interpersonales suelen tener mayor probabilidad de desencadenar TEPT que los accidentes fortuitos, los procesos de degradación ambiental sostenida generan una sensación persistente de amenaza y pérdida.

En estos casos, la solastalgia se hace más intensa porque el entorno afectado constituye el hogar cotidiano y no un escenario externo o pasajero.

Los investigadores apuntan a la teoría de la indefensión aprendida como una vía para entender por qué este término se relaciona con síntomas depresivos.

Según esta hipótesis, las personas desarrollan depresión cuando perciben que han perdido el control sobre su entorno y que nada de lo que hagan puede cambiar la situación.

En el caso del cambio ambiental, los individuos suelen sentirse impotentes frente a transformaciones que escapan a su capacidad de acción. Esto puede desembocar en resignación, tristeza y ansiedad.

Perspectivas de futuro

Los autores de la revisión reconocen varias limitaciones. En primer lugar, el número de estudios disponibles sobre solastalgia aún es reducido, lo que impide extraer conclusiones definitivas.

Además, todos los trabajos incluidos eran observacionales. Por ello, no es posible establecer una relación de causalidad directa entre este término y trastornos de salud mental.

A pesar de estas limitaciones, la revisión concluye que la solastalgia debe considerarse un concepto valioso para evaluar los riesgos psicológicos en poblaciones expuestas a cambios ambientales.

"Si bien es una respuesta racional al cambio ambiental, parece correlacionarse con un deterioro de la salud mental", señalan los investigadores.

En este sentido, reclaman más investigación que permita precisar los mecanismos de esta relación y cuantificar su impacto. Porque, concluyen, "esto es crucial para garantizar que el mundo esté adecuadamente preparado para abordar las consecuencias de la crisis climática".