Bosque Irati en Navarra, España.

Bosque Irati en Navarra, España. Jose Manuel Gonzalez Delgado Istock

Historias

La adaptación de los bosques se queda "rezagada" ante el avance del cambio climático: acumula entre uno y dos siglos de retraso

Un estudio revela que los ecosistemas forestales evolucionan a un ritmo insuficiente frente al calentamiento global actual.

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Mariana Goya
Publicada

Un nuevo estudio publicado en la revista Science advierte de que los bosques del hemisferio norte podrían no ser capaces de adaptarse al ritmo actual del cambio climático.

Según los investigadores, la respuesta natural de los ecosistemas forestales a las variaciones de temperatura puede tardar entre uno y dos siglos. Esto genera una brecha preocupante frente a la rapidez del calentamiento global.

Históricamente, los bosques se han adaptado a fluctuaciones climáticas significativas. De hecho, durante los inicios de las Edades de Hielo, muchas poblaciones de árboles migraron hacia el sur.  Buscaban climas más cálidos, ayudadas por la dispersión de semillas a través del viento y de los animales.

Con el posterior aumento de las temperaturas, los mismos bosques expandieron su distribución hacia el norte. Estos procesos, sin embargo, se desarrollaban a lo largo de miles de años, permitiendo que las especies se ajustaran gradualmente a los cambios en su entorno.

En la actualidad, el escenario es algo distinto. El cambio climático avanza a un ritmo sin precedentes en la historia reciente, lo que plantea serias dificultades para los ecosistemas forestales.

Los árboles, debido a su longevidad y a la lenta dinámica de sus poblaciones, no logran desplazarse o renovarse a la velocidad requerida para mantenerse saludables y productivos.

La naturaleza de los montes de Cantabria, España.

La naturaleza de los montes de Cantabria, España. Sima_ha Istock

"Sabíamos que estos desfases temporales existían. Pero nadie podía determinarlos con precisión", explica David Fastovich, investigador posdoctoral en la Universidad de Siracusa y autor principal del estudio.

"Podemos intuir la vida de un árbol, contar sus anillos y hacer estimaciones. Pero ahora sabemos que después de uno o dos siglos —muy cerca de la vida promedio de un árbol—, ecosistemas forestales enteros comienzan a renovarse a medida que los árboles mueren y son reemplazados en respuesta al clima".

Uno o dos siglos

El equipo de investigación, dirigido desde el Laboratorio de Dinámica Paleoclimática de la profesora Tripti Bhattacharya, analizó datos de polen extraídos de núcleos de sedimentos de lagos.

Estos registros abarcan hasta 600.000 años atrás, lo que permitió estudiar con detalle la respuesta de las poblaciones arbóreas a distintos episodios de variabilidad climática.

Para procesar esta información, los científicos aplicaron un método de análisis espectral, una técnica estadística común en campos como la física y la ingeniería.

Así, a través de este enfoque, fue posible comparar la relación entre las poblaciones de árboles y las condiciones climáticas en escalas que van desde décadas hasta milenios.

Los resultados confirman que los bosques suelen mostrar cambios lentos en lapsos de años o décadas. Sin embargo, en el horizonte de varios siglos —especialmente después de unos ochocientos años— se producen transformaciones más profundas, asociadas a la variabilidad climática natural.

Esta dinámica contrasta con la aceleración actual del calentamiento global, que no deja tiempo suficiente para que los ecosistemas se ajusten de forma orgánica.

"Con esta nueva técnica podemos analizar los procesos ecológicos en cualquier escala temporal y su conexión", señala Fastovich. "Podemos comprender cómo interactúan la dispersión y los cambios poblacionales y cómo provocan modificaciones en un bosque desde décadas hasta milenios. Esto no se había logrado antes".

Un lenguaje común

Más allá de los resultados específicos, el estudio aporta una herramienta conceptual para los especialistas.

Según los investigadores, el análisis espectral permite unificar el lenguaje entre disciplinas como la ecología, la paleoecología y la paleobiología. Se facilita así la comparación de datos y la interpretación conjunta de procesos que ocurren en distintos horizontes temporales.

Migración asistida

Los hallazgos también tienen implicaciones para la gestión forestal en el presente. El desfase temporal entre la adaptación natural de los bosques y la velocidad del cambio climático sugiere que la intervención humana será necesaria para preservar estos ecosistemas.

Una de las propuestas es la migración asistida, que consiste en plantar especies de climas más cálidos en zonas tradicionalmente más frías. Con ello se busca anticipar los cambios futuros en las condiciones ambientales y facilitar que los bosques puedan seguir siendo funcionales y productivos.

"Existe una discrepancia entre las escalas temporales en las que los bosques cambian naturalmente y lo que ocurre hoy con el cambio climático", advierte Fastovich.

Y concluye: "Los cambios a nivel de población no serán lo suficientemente rápidos como para preservar los bosques que nos importan. La migración asistida es una de las muchas herramientas para prolongar la vida de los ecosistemas forestales".