Una tormenta tropical a su paso por Vietnam el pasado 22 de julio.

Una tormenta tropical a su paso por Vietnam el pasado 22 de julio. Thinh Nguyen Reuters

Historias

Adiós a las lluvias tropicales: los cambios en las corrientes atlánticas podrían provocar una "sequía sin precedentes"

Un estudio de la Universidad de Colorado alerta de que incluso la modificación más modesta del AMOC dejaría los trópicos con la mitad de precipitaciones. 

Más información: Un nuevo estudio retrasa el colapso de la AMOC: la gran corriente del Atlántico resiste al calentamiento global

Raquel Nogueira
Publicada

Las corrientes oceánicas del Atlántico son, en cierto modo, reguladoras del frágil equilibrio terrestre. Pero el cambio climático amenaza con modificarlas. 

Ahora, un estudio de la Universidad de Colorado, publicado el pasado 30 de julio en la revista Nature, asegura que algunas de las zonas con más precipitaciones de la Tierra podrían ver sus lluvias reducidas a la mitad si la crisis climática continúa alterando la manera en que el agua del océano se desplaza.

Porque, concluyen los investigadores, "incluso la ralentización más modesta de la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico (o AMOC) podría secar las selvas, amenazar los ecosistemas más vulnerables y poner en jaque los medios de vida de las personas que viven en los trópicos". 

Pedro DiNezio, profesor asociado de la Universidad de Colorado y uno de los autores del estudio, asegura que la selva amazónica, por ejemplo, podría llegar a reducir sus precipitaciones anuales en más de un 40%. 

Esto implicaría, a largo plazo, la desertificación del pulmón del planeta y uno de los principales sumideros de carbono naturales que existen. 

¿Qué es el AMOC?

Pero ¿cómo podría darse, exactamente, esta situación? Los investigadores recuerdan que el AMOC se trata de un sistema de corrientes oceánicas gigantes que transportan el agua de un lado a otro del Atlántico. 

De esta manera, desplazan el agua salada templada de los trópicos al norte de este océano. Esta acción aparentemente sencilla provoca que se redistribuya y regule el calor marino, que se mueve del hemisferio sur al norte. 

Asimismo, el AMOC se asegura de que el cinturón de lluvia tropical mantenga las precipitaciones intensas en su lugar: al norte del ecuador. 

El problema está en que el calentamiento global, con su consecuente deshielo y aumento de precipitaciones extremas, diluye las aguas de la superficie del océano. Como consecuencia, se tornan menos densas y se ralentiza la circulación de las corrientes. 

Un futuro incierto

Hace apenas dos décadas que se empezaron a estudiar los cambios en el AMOC y, por tanto, aún no se ha llegado a determinar con contundencia si las corrientes han empezado a ralentizarse ya o no. 

Por eso, el equipo de DiNezio se propuso analizar como ese futuro colapso podría afectar a los patrones de precipitación globales. 

Algo que, explica el científico, "es muy difícil de predecir, porque hay muchos factores a tener en cuenta".

Para poder sentar las bases de su investigación, el equipo recurrió a registros climáticos de hace 17.000 años, cuando se sabe que el AMOC se ralentizó de manera sustancial de manera natural. La formación de cuevas y los sedimentos de lagos y océanos muestran la respuesta que tuvieron las precipitaciones entonces.

Y esos son los datos que, a través de modelos computacionales, DiNezio utilizó para predecir posibles cambios futuros. 

"Malas noticias"

Según el investigador, sus predicciones traen "malas noticias", pues sus modelos estiman que, poco a poco, el AMOC irá debilitándose y haciendo que el norte del Atlántico se enfríe. Esta caída de temperaturas se extenderá hasta llegar a la parte tropical del océano y al Caribe. 

Esto no solo provocará un aumento de las temperaturas mundiales. También se traducirá en una "reducción significativa" de las precipitaciones en Centroamérica, la Amazonía y África Occidental.

Sin embargo, recuerda DiNezio, "solo la selva amazónica contiene al menos dos años de emisiones globales de carbono acumuladas en su vegetación". Por eso, insiste, "una sequía en esta región podría devolver a la atmósfera enormes cantidades de CO₂".

Imagen de archivo del Amazonas, uno de los principales sumideros de carbono del planeta.

Imagen de archivo del Amazonas, uno de los principales sumideros de carbono del planeta. iStock

Se crearía, así, "un círculo vicioso que no haría más que empeorar el cambio climático". 

La buena noticia es que su modelo no prevé un "frenazo" del AMOC. Pero "tan solo una mínima ralentización ya transformará por completo la región tropical". 

Eso sí, zanja, "aún estamos a tiempo; podemos descarbonizar las economías con rapidez para evitar que el agujero se haga más grande".