La primavera ha entrado con una ola de calor en el centro de Europa. A pesar de haber tenido una Semana Santa especialmente lluviosa, el mes pasado fue el marzo más cálido desde que hay registro. La temperatura media global ha alcanzado los 14,4 °C, lo que significa que ha superado en 1,68 °C, lo que, desde la era preindustrial, ha marcado el termómetro. En Europa, ha sido la segunda entrada primaveral más cálida, sólo 2014 fue un ligero 0,2 °C más alto.

Samantha Burgess, directora del programa Copernicus, resalta la importancia de este último dato: “Continúa la secuencia de récords climáticos, tanto en la temperatura del aire como en la de la superficie del océano. Es el décimo mes consecutivo en que se baten récords.” Y añade que, a nivel global, “en los últimos 12 meses se situó 1,58 °C por encima de los niveles preindustriales. Para evitar que este calentamiento sea mayor, se requieren reducciones rápidas de las emisiones de gases de efecto invernadero”.

La temperatura de los océanos, principal sumidero de carbono, también toca récords: su temperatura media alcanzó los 21,07 °C, ligeramente superior a los 21,06 °C de febrero, muy por encima de los valores normales.

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Copernicus es el servicio europeo de monitorización del cambio climático que recoge datos de toda una red de infraestructuras satelitales e instalaciones in situ como las estaciones en tierra. Analizan datos meteorológicos como son la temperatura, el viento, la lluvia, con una perspectiva histórica para desarrollar modelos climáticos.

En el continente europeo, las temperaturas de marzo también se han situado por encima de la media. La primavera ha arrancado con una ola de calor que hace que Francia llegue a los 30 °C, Alemania a los 29 °C o Suiza a los 25 °C. Los expertos creen que El Niño ya está perdiendo intensidad, pero aún se sienten sus efectos y las consecuencias que tendrán en la agricultura.

Anomalía de temperaturas atmosférica mensual. Copernicus

El invierno más cálido

Además, la AEMET ya anunció que ha sido el invierno más cálido de la serie histórica en España. Este ha superado en 1,9 °C —igual que el invierno 2019-2020— la temperatura media que se le estima al periodo más frío. En Canarias fue extremadamente cálido, con una anomalía de 2,5 °C por encima de la media de las islas.

Se puede decir que las temperaturas de este invierno fueron casi veraniegas. Málaga rozó los 30 °C en enero y Vigo los 24 en febrero. La misma imagen se repitió en distintas partes del país. También se vieron episodios de noches excepcionalmente cálidas. 

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Por otro lado, fue especialmente seco en el Cantábrico y en la costa mediterránea, agudizando las condiciones de sequía que azota los campos. Aunque los embalses se recuperaron parcialmente, aún están por debajo de los valores normales. Por ejemplo, la cuenca del Guadalquivir suma más del 42% y aleja los fantasmas del verano, pero las reservas de Cataluña no están tan bien. La cuenca de Cataluña interna que abastece a Barcelona está al 16%. La media de los últimos diez años es del 73.34%.

Por otro lado, mirando al polo norte, tradicionalmente marzo es el mes de mayor extensión del hielo ártico, pero tampoco ha tenido un buen mes. El deshielo de los polos sigue adelante, lo que disminuye la cantidad de agua congelada, que ha sido menor que la media, especialmente en la zona de Groenlandia.

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Según cálculos satelitales, las medidas están por debajo de la media y esto es una tendencia que se observa desde el mes de octubre. Lo mismo pasa en el otro lado, en el polo sur. La extensión del mar helado de la Antártida es un 20% menor a la media, continua una serie de anomalías que se observan desde 2017. Y empieza el verano.